La batalla continúa. Javier, víctima reconocida de abusos sexuales por parte del sacerdote José Manuel Ramos Gordón (ex párroco de Tábara y varios pueblos de la comarca), dio ayer un nuevo paso en su larga lucha por la reparación y acceso a la investigación canónica de su caso. Tras solicitar una reunión, ayer era recibido por la representante de la Delegación de Protección de Menores y Acompañamiento a las Víctimas de Abusos del Obispado. La delegada, María José Díez, acudió junto a la abogada que también forma parte de este órgano diocesano. Javier iba acompañado de una hermana y por vía telefónica se sumó a la reunión su abogada, Leticia de la Hoz, también asesora legal de la Asociación Infancia Robada.

El encuentro apenas se resolvió en cinco minutos toda vez que las representantes de la Delegación se negaron a recibir la documentación aportada por la víctima. Tanto la referente al ofrecimiento de una reparación por los daños sufridos “como en otras partes del mundo”, que se planteó durante el proceso canónico llevado a cabo por el Obispado de Astorga a instancias del Vaticano. Como los nuevos datos que le han llegado de personas de la Iglesia vinculadas al proceso animándole a no cejar en su empeño por conseguir “justicia” y apuntando también a sacerdotes que habrían conocido los abusos sexuales sufridos por Javier y su hermano gemelo (ya fallecido) en los años 89-90 cuando tenían 13 años en el internado del Seminario Menor de La Bañeza.

Revictimización

La negativa de las dos representantes del Obispado a recibir la documentación provocó que Javier y su hermana dieran por terminada la reunión. Acto seguido Javier (F. L como se identificó al inicio del proceso para preservar su anonimato) remitió un burofax con la información y una carta de su puño y letra al obispo de Astorga donde denuncia que “he asistido, una vez más, a una nueva revictimización” por parte de la presidenta y la abogada de la delegación “que ni tan siquiera están dispuestas a sellar la documentación que les presento, por lo cual mi viaje de 700 kilómetros ha sido en vano, una vez más”.

El ex seminarista Javier expresa en esa carta que “de nuevo se constata el desinterés de escuchar a las víctimas y de responsabilizarse de sus crímenes. Me han hecho sentir rabia, impotencia, desesperación y la sensación de que, otra vez su intención no es escuchar sino escurrir el bulto”.

La letrada Leticia de la Hoz afirma que estamos ante un “caso sangrante donde no se discute la verdad de los hechos porque ha sido reconocida por el abusador. Esta víctima pide que se le escuche y, si de forma oral se siente intimidado y nervioso ante unos hechos que cuesta mucho verbalizar, qué problema hay en que lo haga por escrito y con documentos”. De la Hoz apela además a la carta apostólica del Papa en forma de “motu proprio”, donde pide “expresamente la protección a las víctimas y que se las asista; todo lo contrario de lo que hemos visto en esta reunión”.

La víctima reconocida del caso Ramos Gordón ha enviado también un escrito al Obispado con una serie de puntos donde reclama información sobre su proceso. “Haciendo balance de lo sucedido desde que recibí la insultante sentencia (primero de un año apartado de las parroquias y más tarde rectificada con la expulsión a un monasterio fuera de la Diócesis) hasta el día de hoy, han tenido que pasar 6 años para que alguien me reciba, aunque realmente, los que se tienen que responsabilizar deleguen en otras personas y vuelvan a moverse entre las sombras sin dar la cara” ha expresado Javier en una carta manuscrita.

A continuación expone una serie de preguntas concretas: “¿En qué se basaron para decidir ese tipo de sentencia (con homenajes incluidos), después de saber que un cura abusador (pederasta) abusara reiteradamente de mi hermano y de mi y en qué lugar pusieron a las víctimas?”. “¿Para qué han guardado silencio y cuál es el motivo por el que nunca se ha respondido a mis peticiones?”. “¿Cuál es la razón de que mi proceso esté lleno de irregularidades y no se haya llegado hasta el final?”.

“Todos los medios necesarios para que esto no vuelva a suceder jamás”

En esta nueva acción emprendida, la víctima de Ramos Gordón apunta que “una parte de la reparación conlleva necesariamente conocer la verdad, por ello, mi insistencia en saber el contenido de mi expediente”, algo que siempre se le ha negado. Ni siquiera la reforma aprobada por el Papa Francisco derogando el Secreto Pontificio pudo con el empeño del exseminarista de Astorga por conocer el contenido de su expediente, ya que “la reciente reforma legislativa no tiene carácter retroactivo, por lo que su petición no puede ser acogida” se le contestó expresamente desde el Obispado. En la nueva carta remitida al prelado de Astorga pregunta sobre “el motivo de que no se me reconozca la reparación económica a la que tengo derecho”. Así como las investigaciones se han llevado a cabo en la Diócesis de Astorga y “qué medidas están tomando para que estos hechos no se repitan”. Javier se duele de que “se me ha sometido todo este tiempo a una revictimización secundaria constante e intolerable”. E insiste en que “no sólo el abusador (pederasta) hizo el daño. La revictimización y el silencio constante hace tanto daño o más que el propio abuso. “Cómo se hace cargo la Diócesis de todo ese daño?”. Javier, víctima como su hermano gemelo de los abusos de quien fuera su profesor y cuidador en el Seminario de La Bañeza, insta a la iglesia a “pedir perdón públicamente por todo el daño y la revictimización a la que he sido sometido. Que se responsabilicen y públicamente pidan perdón todos aquellos que aún sabiendo lo que estaba ocurriendo optaron o prefirieron mirar para otro lado”. Exige además un “propósito activo, sincero y honesto de poner todos los medios necesarios para que esto no vuelva a suceder jamás”.

TODO SOBRE EL CASO RAMOS GORDÓN DE ABUSOS EN LA IGLESIA