Históricamente Aliste y Tras Os Montes tienen marcadas dos fechas en el calendario: el 19 de marzo (San José) y l4 de septiembre (Santa Cruz). ¿Por qué?: Principio y Fin. El Cristo de Marzo (invierno) es el que abre el rosario romero anual transfronterizo que, tras acoger multitud de romerías toda la primavera, lo cierra el Cristo de Septiembre (verano).

Días de rezos, rogativas, ofrendas, noviazgos, tratos y reencuentros: “Este maldito andancio nos está cambiando vida y costumbres”. La cofradía del Santísimo Cristo del Campo, lo sabemos gracias a Libros de Fábrica y de Visitas, fue agregada a la de la Santa Vera Cruz en el año 1691 mediante bula del papa Inocencio XII, “para mayor veneración de tan milagrosos señor, cumplir obras de misericordia y ganar las indulgencias y jubileos”. Esa fecha –se cumplen 330 años–, es la más antigua referencia documental de la hermandad dado que no se conservan de ella libros anteriores a 1820, probablemente destruidos en alguna de las y guerras portuguesas que llegaron hasta Carbajales.

El jubileo se podía ganar hasta en cinco días diferentes, siendo las preferidas las de San José (14 de marzo) y la Exaltación de la Cruz (14 de septiembre), con misa cantada, regocijos, alegrías, procesión y sermón; y además el 21 de enero (San Ildefonso), el 3 de mayo (Santa Cruz) y en los Dolores de Nuestra Señora. Luego las gracias e indulgencias del pontífice Clemente XIII llegaron el día 13 de enero de 1768 y se hacían copias manuscritas para que los devotos se llevaran a sus casas.

Un año más, 2021, la ermita del Bendito Cristo del Campo de San Vitero, como ya sucedía en 2020, no acogerá la romería, ni religiosa, ni comercial a causa de la pandemia. Sólo habrá mañana una misa, oficiada por Teo Nieto Vicente, que se traslada a la iglesia. Hablar del Santuario de la Virgen de la Salud de Alcañices son palabras mayores: tras él la ermita más importante del Arciprestazgo es la del Bendito Cristo de Campo. Manuel Cid y Monroy, en la visita del Arzobispado de Compostela de 1791, señalaba sobre las ermitas de San Vitero: “La de los santos Mártires Fabián y Sebastián necesita repararse; la de san Andrés se halla arruinada y parece que el concejo piensa reedificarla. La del Santo Cristo, que comúnmente se denomina del Campo, es la mejor que hay en la jurisdicción en un soto llano y apacible”. Era cura Antonio Elías, de Soto de Cameros (Obispado de Calahorra) y el pueblo tenía 72 vecinos y 215 personas de comunión.

La opinión de los alistanos

Con motivo de San José y Exaltación de la Cruz acudían al Bendito Cristo del Campo multitud de devotos en busca de remedio para sus males por lo cual había que llamar hasta 10 curas para confesar y otro para dar el sermón. Compostela creyó entonces que se gastaba demasiado dinero por la cofradía : “por lo que ha sido preciso señalar una cantidad fija para ellos y es de 400 reales por haberse considerado suficiente, sin incluir la limosna de los sermones, por los que se pasará en cuenta a los mayordomos 60 reales, más 30 por cada uno”.

Tenía el Cristo ya hace siglos su cantar: “Bendito Cristo del Campo, / santo, humilde y milagrosos, / sednos, por vuestro amor, / consuelo guía y reposo. / Esto, Señor, os suplican, / humildes, los pecadores, / fiadaos en vuestro amor, / bondad y en vuestros dolores”.

En el Libro de Cuentas de la Cofradía del Santísimo Cristo del Campo (1820 a 1963) se detallan los cofrades y cuadrillas entre otros pueblos de Matellanes, Ufones, El Poyo, Vega, Villarino Cebal, Grisuela y Rabanales.

La ermita del Cristo del Campo acogía también a la cofradía de la Santa Vera Cruz (ambas cofradías fueron agregadas hace 325 años) que de hecho allí celebraba sus principales funciones pagándole al cura por las procesiones de Jueves Santo y Viernes Santo 20 reales al año. Cada 3 de mayo se bajaba al Cristo desde la iglesia de San Víctor hasta la ermita donde tenía lugar la misa, por lo cual al cura se le daba un azumbre de vino, dos libras de pan de centeno y dos dobladas. Allí solían elegirse los cargos de la Santa Vera Cruz en Jueves Santo, hasta 1725, en que las autoridades eclesiásticas ordenaron hacerlo el 3 de mayo. El motivo fue que se daba vino a los penitentes y cuando llegaba la hora de votar estaban muy acalorados y había “muchos inconvenientes”.

Las ordenanzas, estructuradas en 25 capítulos, fueron redactadas y aprobadas por los cofrades de los diferentes pueblos el 4 de abril de 1716. Hombre o mujer para entrar habían de dar una limosna a voluntad propia. El problema estaba para salir (fenecer) pues habían de dejar en testamento un falifo o alhaja. El miedo al más allá llevó a más de uno a dejar la casa con el problema que eso suponía para mujer, marido o hijos, pues los herederos estaban obligados a entregar lo que el difunto había testamentado.

En 1919, en la gripe española, los pueblos acudieron en rogativa

Dentro del capítulo 22 de las ordenanzas de la cofradía estaba incluida la posibilidad de procesionar desde otros pueblos alistanos (como sucedió en 1919 con la gripe española) determinándose que “si por cualquier circunstancia, algún pueblo quisiera venir en procesión, por voto o devoción a la ermita, pues no muchos momentos ocurrimos ansiosos y nos valemos para el remedio de algunas imágenes de devoción. Siendo tan grande la que los fieles tienen con el Santísimo Cristo del Campo, pidan licencia al cura de San Vitero y al abad de la cofradía, y ese día salgan, con vara e insignias de la cofradía, los oficiales de ella, a recibir a la procesión antes de llegar a la ermita y en su despedida, la acompañen de igual manera hasta el mismo paraje en que salieron a recibirla”.

Vicente Martín Merchán , natural de Figueruela de Arriba se emociona al hablar de la romería de San Vitero: “Es un día muy especial para los alistanos por la fe y el comercio. De pequeños cada 19 de marzo todos los rapaces salíamos a la Cruz de San Fabián a esperar a padres y abuelos que nos traían almendras garrapiñadas. De mozo iba a comer el pulpo a la gallega. Después de la mili fui al Cristo y le compre un regalo a mi novia, llevamos 52 años casados y cada año voy a comprarle un presente. Este año no podrá ser”.

Trini García Fernández (La Churrera) regenta “Los Perales” de la localidad de San Vitero junto a su marido Alejandro Pérez: “Días antes de San José y el Cristo hacemos gran acopio de pulpo, mollejas y callos, para que sobre, pero nunca sobra nada. A las 7 de la mañana ya hay gente desayunando churros con cholote y hasta las 7 de la tarde no terminamos de recoger el comedor. Cada año tengo que contratar cinco personas. Este año no habrá romería, será un día triste, solo nos queda pedir que vuelva la normalidad y podamos volverá a juntarnos”.

Pedro Vicente Santiago, comerciante de Moveros señala: “Las romerías de la Virgen de la Luz en Moveros y Constantim, la Virgen de la Salud en Alcañices y San José y el Cristo de San Vitero son los días y romerías más señaladas para los alistanos tanto a nivel de devoción como de mercado y encuentro entre gentes de los pueblos. Voy al Cristo y a San José desde 19687 como devoto y comerciante. Una gran romería y una gran feria”. Vivencias de tantos alistanos y trasmontanos que, en circunstancias normales, hoy hubieran vivido un gran día de fiesta y devoción, roto por la crisis sanitaria global.