Nadie recuerda cuándo fue la última vez que la fiesta de las águedas no pudo celebrarse y rompió una tradición ininterrumpida durante las últimas décadas en buena parte de los pueblos zamoranos. Ni siquiera las mujeres de mayor edad son capaces de traer a su memoria las fechas en las que esta cita anual se haya suspendido por completo como ha ocurrido este año como consecuencia de la pandemia del coronavirus. Todos los actos previstos en las localidades de la provincia en las que se celebra esta fiesta con mayor fervor han sido suprimidos y, en su lugar, solo se han realizado pequeños homenajes simbólicos en honor a Santa Águeda, la patrona que permite a las mujeres tomar el bastón de mando y llenar de ambiente festivo el medio rural.

Vecinas de Andavías, en la misa de difuntas y junto a su patrona.

Vecinas de Andavías, en la misa de difuntas y junto a su patrona.

“Nunca nos había pasado esto, desde que tengo uso de razón es una fiesta que se ha celebrado todos los años”, asegura María Cleofé Bragado Delgado que, a sus 81 años es una de las águedas de mayor edad de Corrales, al que pertenece uno de los grupos más numerosos de la provincia, compuesto por más de un centenar de mujeres. “Cada una ha hecho su vida en un sitio diferente, pero siempre venían para celebrar las águedas, ese día no se perdonaba ningún año”, sostiene esta veterana águeda. De hecho, asegura que el mal tiempo no hubiera sido ningún problema “porque otros años ha llovido y se ha celebrado igual en algún sitio cerrado, si no hubiera sido por el COVID nos hubiéramos vestido igual”. En esta localidad, el único acto que se ha celebrado en honor a Santa Águeda ha sido una ofrenda floral durante la misa del domingo.

Las águedas de Fuentespreadas, junto a la campana expuesta en la iglesia.

Una cita teñida de luto

En Andavías, otra de las localidades con mayor arraigo de esta fiesta, las águedas tampoco han salido a las calles. A las restricciones impuestas por la pandemia se ha sumado el reciente fallecimiento de dos de las águedas más longevas en la última semana, “por lo que no hemos estado para muchas fiestas”, reconoce Rocío Fraile, una de las águedas de este municipio, donde el ancestral rito del salto del Piorno se remonta a 1713, según los primeros documentos conservados. Según asegura esta vecina de Andavías de 50 años, “llevo 23 años siendo águeda y desde que nací siempre se han celebrado las águedas, no recuerdo ningún año que se haya suspendido todo como en esta ocasión”. Algunas vecinas del pueblo sí acudieron el pasado sábado a la misa por las difuntas ataviadas con sus mantones bordados y el medallón de la hermandad.

Corona floral ofrecida por las águedas de Corrales.

Una de las pocas localidades en las que las águedas sí se han vestido este año con sus trajes tradicionales ha sido Fuentespreadas, donde incluso un tamborilero las acompañó en un breve recorrido que concluyó en el interior de la iglesia para honrar a Santa Águeda y pedirle que el año que viene se pueda volver a celebrar esta fiesta a lo grande.