“Casi no puedo caminar, pero lo peor es el daño psíquico. Fue un momento de auténtico terror”. Así habla una persona vecina de Moraleja del Vino sobre su experiencia tras haber sido atacada por dos perros en pleno casco urbano del municipio.

El ataque duró “unos cinco minutos, quizás algo más” en los que la víctima llegó a temer por su vida, pues nadie respondía a sus gritos de socorro y ella no se veía capaz de zafarse sola de los animales, un macho y una hembra de pitbull terrier que estaban sueltos, sin bozal y sin vigilancia en plena calle.

Herida causada por los perros en la muñeca de la víctima. | Cedida

El resultado es una pierna vendada de arriba a abajo, con cuatro mordeduras, dos en el gemelo y dos en el muslo, y una quinta herida en la muñeca izquierda. “También intentaron morderme en el abdomen, pero llevaba varias capas de ropa térmica y no lograron engancharme ahí”, cuenta la persona atacada, que camina con dificultad como consecuencia de los daños sufridos y ha tenido que pedir la baja laboral.

La Guardia Civil investiga este ataque, que ocurrió el miércoles 3 de febrero pasadas las siete y media de la tarde a pocos metros de casa de la víctima. Esta regresaba a su domicilio tras haber dado un paseo por Moraleja, y al pasar frente a la casa en la que viven estos perros, los animales le cortaron el paso. “La hembra ladraba y el macho me mordía, aunque al final la hembra también se animó a morder”, relata la persona damnificada. Los dueños de los perros no salieron de la casa a pesar de los gritos de auxilio y los ladridos de los animales.

La víctima trataba de avanzar hasta su casa, pero aún quedaban más de 100 metros, por lo que miraba a su alrededor buscando alguna puerta abierta donde refugiarse, sin suerte. Era una tarde de invierno fría, después del ocaso, y todas las viviendas a su alrededor estaban cerradas.

Heridas por mordedura en la s piernas de la víctima. | Cedida

Finalmente, una pareja salió de uno de los chalets e intimidó a los perros, que se alejaron de la víctima del ataque. Sin embargo, la pareja “no se dignó ni a preguntar qué tal estaba, yo estaba sangrando y ellos me dieron la espalda y se metieron en su casa”, relata esta persona.

Minutos después, de camino a urgencias, la víctima fue consciente de que tenía cinco mordeduras bastante grandes, y del dolor que le producían. “Cuando tenía a los perros encima no podía ni sentir dolor, mi cabeza solo pensaba en cómo salir de ahí. Supongo que es el instinto de supervivencia. Esto no es ninguna broma, si en lugar de pillarme esos perros dan con un niño o una persona más pequeña, se la comen”, asevera.

La persona atacada alerta del peligro de dejar perros sueltos en pleno casco urbano: “No es la primera vez que estos dos perros tratan de atacar a alguien, me he enterado que unas horas antes de morderme a mí casi enganchan a un señor que se tuvo que subir a un coche. Al final tendremos que lamentar una desgracia”.