El inspector de la Unidad de Extranjería y Documentación de Quintanilla (Alcañices), Pedro Iglesias, concretó ayer en la frontera de Rihonor de Castilla las condiciones de circulación por este paso que calificó de “complicadísimo”. La apertura planteaba ayer muchas dudas, ya que no solo estará habilitado para los vecinos de los pueblos español y luso, y para labores agroganaderas, sino que habrá condiciones reguladas de paso, como señalaban los agentes de la Guardia Civil de Puebla, los primeros en llegar, antes de las 10 a la frontera. Estudiantes, trabajadores, familiares, personas con residencia legal en España o incluso si hay un motivo justificado como ir al dentista.
Curiosamente el alguacil del Ayuntamiento de Pedralba de la Pradería, llave en mano, abría a las once de la mañana, las 10 en Portugal, los candados y la cadena colocadas por las autoridades portuguesas. La apertura y control quedó en ese momento bajo supervisión de la Policía Nacional para el control de personas y la Guardia Civil responsable en el control de fronteras. Por parte de Portugal el control de pasajeros y vehículos corresponde a la Policía del Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF) y de la Guardia Nacional Republicana (GNR).
Pasos habilitados
En la provincia de Zamora está habilitado como paso de 24 horas la frontera de Quintanilla, y como paso limitado de horario, Miranda do Douro, de 8 a 10 y de 19 a 21 horas. A estos dos pasos en Zamora se suma una tercera entrada, “se establece paso en Rihonor, los miércoles de 11 a 13 y los sábados con el mismo horario”. La Policía Nacional velará por el cumplimiento de los requisitos para entrar en España. La frontera española estará en esta situación hasta el 10 de febrero y hasta el 14 en Portugal, dentro de las restricciones previstas. Ante esto la vía “es colaborar para adaptarnos unos a otros”.
Por este paso podrán entrar en esos días “los españoles residentes en España, personas que van a cruzar hacia otros países de la Unión Europea, de mercancías y por circunstancias excepcionales y algún estado de necesidad” de acuerdo a la orden Ministerial.
El hecho de que se habilite el camino vecinal entre los dos pueblos y no la carretera “es un tema de organización porque Rihonor es complicadísimo porque la frontera pasa por el medio del pueblo y hay personas que tienen la casa en España y el garaje en Portugal. Es muy complicado y no hay posibilidad de hacer una normativa especial para este pueblo pero este pueblo es especial. Dejarlo reflejado por escrito es complicado”. Tan complicado como el ejemplo que ponía el responsable policial “el ganado lo tengo en España y vivo en Portugal y al revés”.
El movimiento de maquinaria agrícola “necesita de un paso de vehículos, si esto estuviera abierto permanente sería como Miranda o Quintanilla”. Los lazos familiares entre vecinos de ambos países, canés de una u otra nacionalidad son exponentes de esa dificultad para garantizar a los vecinos una vida los más normal posible y que por su parte “traten de organizarse” si residen en un lado y tienen su vehículo en otro.
La doble nacionalidad, poco frecuente
Curiosamente “no se estila la doble nacionalidad” entre los residentes de Rihonor y Rio de Onor “porque hemos vivido muchos años cerrados con la Raya y no se estila la doble nacionalidad. Hay muchísima gente que es portuguesa y trabaja en España y hay gente española que trabaja en Portugal pero la doble nacionalidad no se da mucho. La normativa dice que con unos años de residencia legal en España se puede pedir la nacionalidad, pero no se da mucho. Tampoco lo ven como una cosa que es imprescindible”.
Casi 30 minutos hubo que esperar para que atravesara el camino el primer ciudadano, una vez mostrada la documentación a los agentes portugueses y posteriormente a los españoles. Paulo viajó desde la ciudad portuguesa de Braganza, en su furgoneta de reparto de ropa de lavandería, que da servicio a los establecimientos sanabreses. En estos momentos los dos días de apertura son suficientes “porque hay muy poco trabajo. Voy trabajo pero es para “ser visto””. El contacto con los clientes es un “Hola” y recoger o dejar la ropa. Un “dejarse ver” entre los clientes.
En el año 2019 tenía que ir hasta Sanabria todos los días “mucho más trabajo y muchos más clientes trabajando”. En 2020 con la pandemia de Covid “venía dos veces por semana y ahora vengo una vez por semana o una vez cada quince días”. La situación “es triste en Portugal y el todos los lados”. Joao, con su bisabuela de Rio de Onor, recordaba de pequeño la frontera y ahora que “estamos en Europa no había fronteras, es extraño”.
