La entrada de la borrasca Filomena por el sur ha afectado de lleno a la comarca de La Guareña donde, cuatro días después de la gran nevada del fin de semana, los pueblos presentan una estampa invernal desconocida para las generaciones más jóvenes. Enormes montoneras de nieve se acumulan en plazas y calles, en muchos casos ya con las calzadas despejadas, excepto donde no da el sol y la umbría las mantiene como una pista de hielo. Pero es de reconocer el incansable trabajo de operarios municipales, y de agricultores y ganaderos con sus tractores, una vez más, sacando de apuros a unos pueblos sin medios suficientes para hacer frente a una borrasca de semejantes dimensiones.

Estos mismos ganaderos han sido los grandes damnificados de un temporal que en muchos casos ha dejado las naves prácticamente aisladas sin poder acceder por caminos que llegaron a acumular densidades de más de medio metro de nieve. “Hemos tenido que abrir nosotros los caminos con los tractores porque aquí no llega ninguna máquina y si no hubiéramos actuado desde el primer momento hubiera sido imposible con la cantidad de nieve y después la helada” explica Emilio Riesco, con una explotación extensiva de vaca alistana en Guarrate, el pueblo más ganadero de la comarca.

Las heladas complican la situación al provocar reventones y congelar las tuberías de las naves donde están los animales

Cuatro días después de la gran nevada aún es muy complicado transitar por esos caminos de tierra y el trabajo que los ganaderos podrían realizar en un par de horas llega a costar el doble. Primero porque la nieve impide a la maquinaria transitar con normalidad, y además las bajísimas temperaturas han helado charcas y bebederos, cuando no las tuberías de las naves, complicando la tarea de saciar la sed del ganado.

“Me toca descongelar un grifo, echar el agua con una manguera en luna bañera para que beban las ovejas” explica Eduardo Aparicio, ganadero y alcalde de El Pego. Para garantizar el agua en otra nave donde también tiene ganado, hay que llenar una cuba y trasladarla en el tractor. “Esto del hielo nos hace polvo, hoy se ha reventado el contador, suele pasar cuando vienen las heladas gordas del invierno”.

Emilio Riesco resquebraja todos los días la charca congelada para hacer un hueco y que las vacas puedan beber. “Los animales son listos y a veces ellos mismos pegan con las patas en la orilla hasta que rompen el hielo” cuenta el ganadero tras llegar a la finca con no pocas dificultades debido a la nieve aún acumulada en los caminos.

No se encuentra en un camino, pero la entrada en la explotación de porcino de cebo situada al lado de la carretera que une Guarrate con El Pego fue toda una odisea en medio de la espesa precipitación. “Estaba totalmente cortado, hubo que venir con dos tractores e ir quitando la nieve por delante con una pala. Salimos a las 7 de la mañana de casa y no pudimos entrar hasta las diez. Con un metro de nieve a la puerta no lo haces ni con un tractor de 140 caballos. Y ahora encima se ha congelado todo” explica Juan Tomás Losada.

Un todoterreno rescatado por un tractor en un camino agrícola de Guarrate.

Carretera que une El Pego con Guarrate que todavía presenta gran cantidad de nieve acumulada en la cunetas.

El ganadero guarrateño Juan Tomás Losada en el exterior de la granja de porcino de cebo rodeada de nieve.

El ganadero guarrateño Juan Tomás Losada en el exterior de la granja de porcino de cebo rodeada de nieve.

Estado de una calle en El Pego con montones de nieve acumulada.

Eduardo Aparicio habla con el lechero a la puerta de la nave.

Los animales no esperan. “Una explotación de 750 madres de cría de cerdo ibérico hay que atenderla todos los días, dar de comer y beber a los animales, atender los partos... Esto no para” cuenta el ganadero en un receso del trabajo en una granja intensiva donde trabajan cinco personas de forma permanente. “En una provincia eminentemente agrícola y ganadera como es la nuestra se echan de menos prestaciones, como tener los accesos a las explotaciones en condiciones y que se garanticen buenos servicios porque el campo es el motor y esta actividad asienta población en el medio rural”.

Una explotación ganadera genera a diario un estimable movimiento de vehículos que han pasado más que apuros en los días críticos de la nevada. Desde el camión de la recogida de la leche, pasando por el que surte el pienso, el que recoge cadáveres o transporta animales, todos han necesitado ayuda para acceder a las explotaciones. “Y todavía en algunas está muy complicado el acceso” apunta un lechero que acaba de hacer la recogida en la explotación de ganado ovino de Eduardo Aparicio en El Pego.

“Ha sido necesario que meter los camiones de leche en las naves tirando con los tractores, no había otra posibilidad. Y lo mismo con los camiones de pienso o para sacar los lechones. Y así llevamos toda la semana” puntualiza Juan Tomás Losada.

Más allá del trabajo en las naves, los tractores han tirado de coches y camiones que se han quedado atrapados en la cunetas o cruzados en las vías. Ayer sin ir más lejos Emilio Riesco hubo de rescatar con el suyo al alcalde de Guarrate cuando acudió en busca del fotógrafo y la periodista de este diario.

Los ayuntamientos reconocen el trabajo de los tractoristas colaborando en la limpieza de las calles, aún con mucha nieve

Y por supuesto se han echado a las calles para retirar nieve con las palas. “La gente nos criticará por muchas cosas, pero ahí estamos cuando nos llaman” defiende el ganadero de Guarrate.

“Los tractores y las palas nos dan la vida en estos casos. Incluso el quitanieves de la Diputación no podía pasar y les pedimos ayuda a los ganaderos para que fuera a abrir” reconoce el alcalde guarrateño. “Si no fuera por ellos lo hubiéramos pasado mucho peor” corroboran los alcaldes de Guarrate y El Pego, Rafael Sánchez y Eduardo Aparicio que han vivido en primera persona la magnitud del temporal en dos pueblos vecinos y con muchas cosas en común. Por ejemplo el servicio del comedor social que, además de atender a los usuarios de Guarrate, se presta el servicio a cinco vecinos de El Pego, quienes el fin de semana pasada recibieron sus menús tras superar no pocas dificultades. Sánchez, con su propio todoterreno y el apoyo de dos tractores, pudo solventar la odisea de atravesar el sábado los 5 kilómetros que separan ambos pueblos.

Y si hay un problema que vuelve a traer de cabeza al Ayuntamiento de Guarrate es el consumo de agua que se ha disparado un 25% desde que las temperaturas se desplomaron tras la nevada. Eso se traduce en un exceso de 50.000 litros diarios respecto a las últimas semanas. “Sospechamos que en cuanto se levante la nieve y empiece a hacer mejor vamos a tener un problema muy serio de fugas, tanto en los domicilios como en la vía pública. El problema es que se han reventado algunas tuberías, por eso recomendamos que se revisen las instalaciones y se preste atención en la vía pública por si se escucha correr el agua por las alcantarillas o manar de algún sitio, y que avisen inmediatamente al Ayuntamiento” apela Rafael Sánchez.

En El Pego ya se cuentan “tres o cuatro contadores reventados por el hielo” cuenta el alcalde. Por lo demás este pueblo empieza a recomponerse tras el sorprendente temporal. “El mayor problema eran las carreteras y creo que se ha actuado con rapidez y en el pueblo el domingo recogimos la nieve gracias a una máquina mixta y con los tractores, y hemos conseguido que esté bastante transitable” explica Eduardo Aparicio.

Como Guarrate y El Pego toda la comarca de La Guareña y los cercanos pueblos de la Tierra del Vino se sobreponen después de un temporal que, por el lado positivo, conserva aún una estampa invernal digna de un cuadro.

La nieve además es buena para el campo, garantiza fértiles pastos para el ganado, recarga los acuíferos y asegura reservas para la primavera. “Dice el refrán que año de nieves, año de bienes. Con todo lo que está pasando a ver si se cumple de verdad y empiezan a llegar cosas buenas” expresa Emilio Riesco mientras esparce por el campo el alimento para el ganado.