Los buitres vuelven soliviantar los ánimos de los ganaderos del arribanzo. Dos ataques en tres días han reducido a huesos a dos ovejas recién paridas que dejan cuatro corderos huérfanos. Ha ocurrido en Fornillos de Fermoselle, donde Manuel Bárbulo no ha podido hacer nada por salvar la vida de las parturientas.

“Están vigilantes sobrevolando y cuando la oveja se acuesta para parir se lanzan como fieras” describe el ganadero sayagués en lo que considera una muestra más del cambio de hábitos de las grandes necrófagas como implacables aves de presa. Después de perder a dos ovejas en apenas tres días, Bárbulo redobló la guardia.

“Sobre las dos y media de la tarde estaba echando los tacos de comida en la parcela, vi que una oveja acababa de parir y me retiré como a unos 200 metros para seguir echando comida mientras el animal se reponía con las crías cuando, no acabo de darme la vuelta, y los buitres se tiraron. Suelto los sacos, me voy corriendo a espantarlos y todavía se quedaron dos posando al lado de la oveja mientras otros merodeaban por arriba. Así estuve hasta las cuatro de la tarde, sin comer, hasta que logré que se marcharan y desfilaran hacia el arribanzo. Esta vez lo conseguí, pero los ganaderos no podemos estar en permanente vigilancia y todo el día al lado de las ovejas porque hay que hacer otras cosas” describe el ganadero de Fornillos.

Tras la pérdida de dos ovejas devoradas por las aves, Manuel Bárbulo está más que vigilante porque sabe que “cuando el buitre no tiene alimento se tira en picado y las ovejas recién paridas son muy vulnerables. Que no nos vengan con que estas aves no van a lo vivo porque los ganaderos llevamos tiempo demostrando que no es así”. Tradicionalmente la especie se ha alimentado en muladares donde se depositaban cadáveres de animales o de los animales muertos que se quedaban por el monte, pero la prohibición de esta práctica ha dejado sin alimento a los buitres modificando sus hábitos, como vienen denunciando los ganaderos.

VÍDEO | Un ganadero sorprende a una bandada de buitres devorando en Fornillos de Fermoselle a una oveja recién parida

VÍDEO | Un ganadero sorprende a una bandada de buitres devorando en Fornillos de Fermoselle a una oveja recién parida I. G.

Esta situación es todo un problema en comarcas de ganadería extensiva como Sayago, donde el buitre ha pasado de ser una especie apreciada porque limpiaba el monte de cadáveres a convertirse en un enemigo más del ganado.

“Aquí no se adoptan medidas porque hay quien se está lucrando como los seguros, que estamos pagando una fortuna” denuncia Manuel Bárbulo. Este ganadero de Fornillos de Fermoselle demanda a las administraciones “que cuenten con nosotros para tomar medidas; nos dejan al margen de todo y estas son las consecuencias, decisiones descabelladas que son una puntilla más para el sector. Qué problema puede haber en que se dejen cadáveres por el monte como se ha hecho toda la vida y que la fauna salvaje tenga comida. Pero no, nos toca a los ganaderos matar la hambruna y darles de comer a costa de nuestro trabajo y nuestro sustento”.

Este productor sayagués echa de menos el respaldo de los ecologistas; “deberían apoyarnos y presionar a las administraciones para que se pueda dejar comida en el monte porque eso iría en beneficio de una especie a la que tanto defienden”, en referencia a los leonados. “Antes quedaban placentas y corderos muertos tras la parición, los buitres estaban alimentados, pero ahora están muertos de hambre. Es una gestión pésima y todo porque no cuentan con los que vivimos en los pueblos y ciamos el ganado”.

Se da el caso de ganaderos que solicitan permiso para abandonar cadáveres en el campo y se les deniega por estar fuera de plazo. “No tiene ninguna lógica” se quejan. “Nos toca sacar la hambruna de los buitres, es una verguenza”. Más allá de la pérdida de los animales devorados por los buitres laten otras consecuencias en el rebaño. En este caso cuatro crías huérfanas a las que Bárbulo deberá sacar adelante dándolas de mamar manualmente con la leche de otras ovejas. “Es un esfuerzo más, pero hay que sacar adelante a los corderos”.

COAG EXIGE A LA JUNTA QUE COMPENSE LOS DAÑOS PROVOCADOS POR LAS RAPACES

COAG Castilla y León exige a Medio Ambiente que compense los ataques de buitres al ganado como ya hacen cuatro autonomías. Argumenta que el Procurador del Común también ha pedido a la Consejería que se concedan ayudas. La organización agraria avala su demanda con el caso de un ganadero de Almeida de Sayago, José Ramón T., que en marzo de 2019 sufrió la pérdida de una vaca que estaba pariendo, así como el ternero. Superado el trance psicológico, el ganadero se centró en el económico y solicitará amparo a la Administración, porque ésta “tiene que responder de las consecuencias de sus decisiones, tanto normales como anormales. Sus decisiones, en este caso, son velar por la gestión de los cadáveres de las reses que han de ser retirados del campo como medida de prevención de la EEB (vacas locas)”. Basa su reclamación en el artículo 106 de la Constitución española.

COAG denuncia que la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta no concede ayudas a los ganaderos afectados por los ataques de buitres porque considera que no hay relación entre su actividad y el daño sufrido por el campesino. “Pero sí la hay. Lo dice el Procurador del Común de Castilla y León, Tomás Quintana, quien se dirigió a la consejería aludida para solicitarle que se concedan ayudas para compensar los daños producidos a los ganaderos por estas carroñeras. Petición nada descabellada en tanto que ya se conceden en cuatro comunidades autónomas: Madrid, La Rioja, Castilla-La Mancha y Euskadi”. Argumenta la organización agraria que en Castilla-La Mancha, por ejemplo, Agricultura aboga por conciliar la existencia de buitres y ganado por lo que estipula apoyos por los ataques de 1.500€ para reses caprinas y ovinas y 2.000 para vacunas. En este contexto, COAG exige a Medio Ambiente que contemple reparaciones para los ganaderos que sufran estos ataques, porque el caso no es aislado. Sin ir más lejos acaba de producirse el caso de Fornillos de Fermoselle.