El colofón tenía que haber sido una “cumbre” en el Teatro Municipal de Fuentesaúco. Una jornada de debate y puesta en común sobre igualdad, salud, educación o emigración, temas que han centrado el proyecto “MunODS en La Guareña” llevado a cabo por el IES Fuentesaúco. Pero la pandemia del COVID 19 obligó a reinventarse y adaptar el proyecto a las restricciones de movilidad y distancia.

Los actos presenciales y de puesta en común o exposiciones de proyectos se han sustituido por conexiones online y trabajando a través de comisiones formadas por pequeños grupos. Nada de actos “multitudinarios” ni de cara al exterior o colaborando con el colegio, como se ha venido haciendo en otras ocasiones.

Aún así, este centro rural cerraba el año con la clausura de un proyecto que da continuidad a otros anteriores sobre Educación para el Desarrollo por los que ha venido apostando el IES Fuentesaúco. En el curso 2017-18 llevaron a cabo el proyecto “Mi mundo, mi hogar”, premiado y subvencionado por la Junta de Castilla y León, y reconocido también con el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer 2018.

En 2019 el centro consiguió una dotación presupuestaria de 3.599 euros para “MunODS en la Guareña”, incluido dentro de los Proyectos de Educación para el Desarrollo en centros educativos de la comunidad de Castilla y León.

Además de seguir trabajando en los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), esta vez el objetivo era conocer el funcionamiento de las relaciones internacionales y cómo trabajan instituciones como la ONU. Fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar , educación de calidad e igualdad de género han sido los ejes de las actividades llevadas a cabo por los alumnos en un proyecto coordinado por la profesora Susana Arroyo, responsable de Formación e Innovación.

“La idea era llevar a cabo un proyecto integrador, que englobara el Plan de Acción Tutorial (PAT) y el Plan de lectura, pero que además implicara a todos los alumnos y a la mayor parte del profesorado desde un planteamiento de integración curricular de carácter multidisciplinar. Para conseguir un proyecto original y dinámico se utiliza la técnica educativa del aprendizaje basado en el juego de rol o simulación, de tal forma que nuestros alumnos se ponen en la piel de los representantes o embajadores de los diferentes países de la ONU en debates y conferencias” explica la docente.

Sin embargo, debido a la situación excepcional de cierre de los centros por la COVID-19, el curso pasado no se pudo finalizar el proyecto tal y como estaba diseñado. Por ello se solicitó una prórroga para realizarlo durante el primer trimestre de este curso 2020-21.

“Hemos trabajado como se ha podido, con mucho esfuerzo por parte de los alumnos y los profesores” reconoce Susana Arroyo. Ambiciosos proyectos, como “Migraciones , caminos cruzados” que recopilaba testimonios y datos de familiares que fueron emigrantes y que tenían una proyección a largo plazo con un estudio de la emigración en la comarca, se ha quedado prácticamente en el arranque.

Sí fue posible, en colaboración con Médicos del Mundo, participar en el programa “Gender ABC” para la prevención de la violencia contra la mujer. Se pudo hacer un taller online que permitió visionar el vídeo ”No solo duelen los golpes” sobre un monólogo de la actriz Pamela Palenciano. Las actividades previstas se han adaptado a las medidas educativas y sanitarias del momento actual. Principalmente se han modificado las de las jornadas de clausura, prevista para el pasado mes de mayo, de gran proyección hacia fuera, el entorno y otros centros, como el colegio. Se pensaba hacer actividades de centro con todos los alumnos, en el Teatro de Fuentesaúco y al aire libre, en el contexto de las actividades de la Feria del Libro, que en abril de 2020 tampoco se pudo celebrar en su escenario ya tradicional de la Plaza Mayor de Fuentesaúco. Pero la pandemia trastocó todo, también el normal funcionamiento de los centros educativos. “Las actividades quedan muy poco lucidas, cuesta engancharse con la pantalla, la desinfección, la distancia... en estas circunstancias es más difícil la motivación” explica la profesora Susana Arroyo. Era “adaptarse o morir y al final estamos contentos porque no esperábamos hacer casi nada y al final hemos podido acabar el proyecto”.