Cada día los hospitales de Castilla y León precisan de 400 bolsas de sangre para atender la demanda de transfusiones que genera la actividad asistencial. Es, por tanto, primordial que cada día 400 personas donen este tejido vivo para que todos los pacientes que lo necesitan tengan garantizado el tratamiento adecuado.

El desafío no es baladí. La sangre no se puede fabricar y solo el acto altruista de la donación permite disponer de este fluido fundamental para mantenernos vivos. Cirugías invasivas, actos de violencia, traumatismos, hemorragias o tratamientos cancerígenos requieren cada día de transfusiones sanguíneas para la supervivencia de los pacientes.

Un equipo en busca de sangre J. L. F.

Pero tan importante como el donante lo son los profesionales sanitarios que se encargan de garantizar las reservas de sangre para ponerla a disposición de las peticiones de centros hospitalarios.

En Zamora un equipo formado por la médico Nuria Ramos y las enfermeras Olga Mezquita, Lucía Fulgencio y Mar Nogal realiza las extracciones, tanto desde el centro fijo en el Colegio del Tránsito de la capital como a través de los puntos móviles repartidos por todas las comarcas de la provincia. Fermoselle, Bermillo de Sayago, Toro, Puebla, Villalpando, Benavente, Santa Cristina de la Polvorosa, Morales de Toro, Fuentesaúco, Alcañices…. De norte a sur y de este a oeste las profesionales se desplazan periódicamente en una furgoneta del Centro de Hemoterapia y Hemodonación de Castilla y León donde transportan el material necesario para efectuar las extracciones. “Vamos con todo el equipo a cuestas, en cada municipio nos ceden el lugar y nosotros montamos toda la infraestructura” cuenta la doctora Ramos.

Un equipo en busca de sangre J. L. F.

Este diario ha acompañado al equipo en una de sus salidas por la provincia. Bermillo de Sayago. Veinte minutos antes de las cuatro de la tarde aparca el vehículo, conducido esta vez por Gregorio, con la doctora Ramos y las enfermeras Olga Mezquita y Lucía Fulgencio a bordo. Sin tiempo que perder los cuatro bajan todo el material de la furgoneta para instalar el “hospitalillo” en una de las salas del Centro de Salud; en otros pueblos puede ser el propio Ayuntamiento, un pabellón deportivo o el salón social. Un trabajo sincronizado y rápido. Camillas, tubos, bolsas para la donación, fichas, el aparato de tensión, agua, zumos o algún bocadillo. La unidad móvil se equipa como si estuviera en su sede fija. “Nos organizamos muy bien” cuentan las enfermeras enfundadas en las batas y, en tiempo de pandemia, acentuando todas las medidas de seguridad.

Cada día los hospitales de la Castilla y León necesitan 400 bolsas de sangre

El COVID obliga a extremar las precauciones. “Antes dejabas las tablillas y las fichas en los bancos y los donantes las cogían, ya sabían lo que tenían que hacer; no tenías que estar encima. Ahora les pedimos que procuren traer su propio bolígrafo, se les va recibiendo uno a uno a la entrada con toallitas o el gel hidroalcohólico y, por ejemplo, para tomar la tensión en el manguito ponemos una sabanita y así evitamos tocar la piel” explica Nuria Ramos.

Un equipo en busca de sangre J. L. F.

Además de los efectos sanitarios, la pandemia tiene un impacto social perceptible en el pasillo del Centro de Salud, más solitario y silencioso que de costumbre. “Antes acompañaban al donante una o dos personas, mamás y papás venían con los niños, era un acto social donde se entablaban conversaciones, que a veces son muy necesarias en el medio rural; pero ahora tienen que venir solos”.

La propia Isabel Carrera, que colabora voluntariamente con la causa en la comarca de Sayago, tuvo que dejar a sus dos hijos con una amiga para ayudar al equipo durante las cinco horas que han permanecido en Bermillo.

Esta tarde han acudido 26 personas, de las cuales 6 no han podido donar al no cumplir alguno de los requisitos necesarios para realizar la extracción de sangre. Son menos donantes de lo habitual. Bermillo registra una media de 35-40 donaciones cada vez que se desplaza el equipo, pero “es época de resfriados, puede haber catarros, el día es muy desapacible y tampoco invita a desplazarse” argumenta la doctora Ramos. ¿Efecto COVID, miedo al contagio?, “puede que retraiga algo, aunque se trabaja con todas las garantías de seguridad”.

Un equipo en busca de sangre J. L. F.

Este momento de pandemia no parece ser un obstáculo para las personas que acuden al Centro de Salud de Bermillo. La primera de la tarde, Natividad Tamame, que llega desde Badilla donde vive ahora aunque siempre ha estado en Madrid y allí es donde ha donado desde “hace bastantes años”. ¿Por qué es donante de sangre?, “las donaciones son necesarias, siempre que me avisan acudo y cuando supe que se podía hacer en Bermillo no me lo pensé. Tenemos que poner de nuestra parte porque esto salva vidas”.

Allí le recibe Isabel Cabrera, todo un activo para el equipo en Sayago. Esta joven madre, residente en Torrefrades, es la que difunde la llegada de la unidad móvil de hemodonación por las redes y a través de un grupo de Whatsapp o cuelga los carteles y cada vez que viene el equipo se pone manos a la obra ayudando con la entrega de las fichas, la botella de agua o aclarando dudas. Gracias al empeño de Isabel el equipo de hemodonación volvió a Bermillo después de unos años sin desplazarse. Todo un activo muy valorado por el equipo sanitario y tan implicada que no falla en sus tres donaciones anuales; ahora también ha donado plasma para el tratamiento de convalecientes de coronavirus.

“Llevo siendo donante desde los 18 años, además mi hija tiene un problemilla, necesita sangre y me he implicado mucho más. Pero esa no ha sido la causa, en mi familia somos todos donantes”. Isabel destaca la necesidad de la sangre porque “tú mismo no sabes cuándo te va a hacer falta, igual que el plasma o cualquier órgano”.

Un equipo en busca de sangre J. L. F.

Tanto cree en la causa que no duda en insistir con sus mensajes por las redes sociales, en recordar horas antes de la llegada del equipo que los posibles donantes beban mucho agua o no coman dos horas antes. “Yo lo hago para que no se les olvide que tienen que venir y si conseguimos que se anime alguno más pues mejor” cuenta Isabel. “No todo el mundo colabora como ella, Bermillo es el único sitio donde ella se encarga de recibir al donante, darle las toallitas y las hojas” certifica la doctora Ramos. “Donar sangre es una cosa muy sencilla y a la vez ayuda tanto… Muchas veces si no te toca un problema de cerca o algún motivo especial parece que no lo valoramos, hay gente que dice, ya iré. En cambio yo me lo tomo como una obligación” certifica Isabel Cabrera.

"Yo le digo a la gente que noduela, no pasa nada, es rápido y a cambio se ayuda mucho"

“Yo le digo a la gente, no duele, no pasa nada, es rápido y a cambio se ayuda mucho, pero no he convencido a nadie” lamenta Natividad Tamame. Junto a ella, Marisa Pablo, viene desde Villardiegua de la Ribera y también es una veterana de esta causa. Comenzó cuando, hace años, le hicieron un análisis y descubrió que tenía muy altos los glóbulos rojos; “la médica me recomendó que en vez de tomar nada me hiciera donante”. Durante mucho tiempo lo ha hecho en Zamora, ocasionalmente en Moralina de Sayago cuando el equipo aprovecha las fiestas de los pueblos para tener las reservas, y desde que se normalizó el punto de Bermillo viene al Centro de Salud. ¿Tiene algún recelo debido al COVID?. “Ni me lo planteo, confío totalmente en que se cumplen todas las medidas de seguridad y además igual ahora se necesita más sangre” argumenta Marisa Pablo.

Zamora es una provincia generosa”, defiende la doctora Ramos, con casos muy singulares como el de Morales de Toro, el que más sangre aporta en proporción a la población. “Hay mucha gente joven y desde hace años están muy mentalizados; es el pueblo más solidario”. También se nota el efecto de la despoblación, especialmente en el oeste provincia. “En pueblos como Fermoselle lo hemos notado bastante, hace años donaba mucha gente joven que se ha ido haciendo mayores y no hay relevo”.

Pero aseguran las reservas voluntarios como Nazario Vega, ganadero de Gáname, que ha hecho un alto en las tareas para desplazarse a donar como viene haciendo desde hace muchos años. Igual que Carlos Pascual, de Gamones, otro activo que no suelte fallar con su “obligación” cada vez que le llega el mensaje por el móvil. Así hasta 26 personas, 26 bolsas de sangre que son oro para los hospitales.