Fue un 1 de enero atípico, totalmente excepcional, sin la presencia del Zangarrón recorriendo las calles. Por eso un grupo de jóvenes, todas chicas, de la localidad decidieron dar un poco de vida al que debería de ser uno de los días emblemáticos e hicieron sonar los cencerros por las calles del pueblo. De esta forma Montamarta amanecía con el sonido de los cencerros de fondo gracias a la iniciativa de este grupo de amigas que bailaron y corrieron durante buena parte de la mañana para “que no se quedara el año en blanco” contaba una de ellas.
La pandemia ha impedido la salida del Zangarrón y las jóvenes han simbolizado la presencia de la mascarada con un recorrido por las calles de Montamarta respetando las medidas y provistas de las mascarillas. José Ramón Pérez, encargado de vestir al Zangarrón, se hizo una foto con todo el grupo.
