Riofrío vivió ayer una fiesta de los Carochos excepcional. El ruido de los cencerros y los chasquidos de las tenazas de los dos diablos de la mascarada sorprendieron por la tarde durante una hora a los vecinos de Riofrío.

En esta excepcional ocasión, motivada por la situación de la pandemia, cuatro de los once personajes de la mascarada saltaron antes de las cuatro de esta tarde, por sorpresa, a las calles de la localidad, pese a haber anunciado que no celebrarían el rito para evitar contagios de la enfermedad del coronavirus. Con la emoción a flor de piel, El Diablo Grande (David Casas), el Diablo Chiquito (Benjamín Chimeno), El Gitano (Adrián Chimeno) y La Filandorra (Jorge Blanco) recorrieron todas las calles del pueblo para recordar a los habitantes que esta fiesta sigue siendo una tradición irrenunciable tanto para los jóvenes que la ejecutan como para los vecinos que también participan directamente en su desarrollo y que tantas veces han disfrutado de la tradición el primer día del calendario.

Ante la admiración de pequeños y mayores, los cuatro componentes de la obisparra de los once que forman el grupo total pasearon por todas las arterias de la localidad alistana deseando Feliz Año a todos los vecinos que se asomaban a su paso para saludar, en la distancia, a los intérpretes de este primitivo rito pagano de solsticio de invierno, declarado de Interés Turístico Regional desde 2002.

El día 1 de enero de 2022 se cumplirán los 50 años desde la recuperación de Los Carochos un ya lejano día 1 de enero de 1972.

En octubre de 2020 la Corporación de Riofrío de Aliste institucionalizó como Plaza de los Carochos. Uno de los grandes proyectos del Ayuntamiento de Riofrío de Aliste para 2021 será la solicitud de la declaración de Los Carochos como Fiesta de Interés Turístico Nacional de España. Una denominación creada en 1979 otorgada a aquellos acontecimientos o festejos españoles que ofrecen un interés real desde el punto de vista turístico.

La activa asociación cultural “Amanecer de Aliste” se ha convertido por su parte en los últimos años en el alma mater para el mantenimiento y la preservación a corto, medio y largo plazo de la ancestral tradición del solsticio de invierno allá a la vera del río Frío y de la mítica y mística Sierra de la Culebra.

Los Carochos recorren por sorpresa calles de Riofrío en un año excepcional

Amanecer de Aliste ha propuesto como una “demanda razonable” la de “levantar en los dos próximos años un monumento a Los Carochos de cara a los cincuenta años de su refundación”. Así mismo se propone al Ayuntamiento “Invertir en actividades para el mundo infantil teniendo en cuenta que los rapaces serán, seguro, los principales testigos en mantener y promocionar esta arraigada tradición en el futuro” para que puedan conocerla y disfrutarla las generaciones venideras en todo su esplendor.

José Miguelo Canas Morán es el actual presidente de la entidad que fue fundada allá por 1984, por lo tanto, hace ya 36 años.

En 2020 uno de los personajes de “Los Carochos”, la peculiar y atractiva “Madama”, que va ataviada con la colorida e histórica indumentaria alistana de manteos y gabachas, ha sido conocida en diferentes partes del mundo gracias a la labor de la fotógrafa alemana Iwajla Klinke (Greifswald 1976), directora de cine, –cuyo primer largometraje fue “Las abuelas activistas contra la ocupación”,– y freelance, que se desplazó hasta tierras alistanas para inmortalizar con su cámara y mágicas estampas al único personaje mujer dentro de los once que integran la mascarada, pero representada por siempre por un mozo, en este caso por el joven Antonio Antón Rodríguez.

La Madama además del manteo y la gabacha luce “Pañuelo Merino”, “Camisa de Cabezón”, “Mantilla (esclavina de paño fino), “Mandil de Picote” y bajo él la “Vantal”, pendientes de calabaza, collares y “Zapatos de Oreja”.

El trabajo forma parte de una obra artística que incluye a variados personajes relacionados con los rituales de todo el mundo y gracias a Iwajla Klinke, –que desde 2000 ha trabajado para los canales de televisión de lugares como Tel Aviv, Gaza, Jordania, Italia y Polonia–, ya se ha expuesto en diferentes y grandes ciudades de Europa y América como es el caso de Berlín, Mónaco, París, Sao Paulo, Jerusalén, Dusseldorf y Barcelona.

Según vecinos de Riofrío antiguamente sólo aquellos mozos que “Sacado el Pan Bendito” podían elegir personaje optando obviamente por Diablo Grande o Diablo Chiquito. La tradición del “Pan Bendito”, una costumbre ancestral en todos los pueblos, en Riofrío desapareció al quemarse la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol el día 15 de agosto de 1969. Por norma dos mozos trasladaban la cesta con el Pan Bendito desde el Altar Mayor hasta el atrio de la iglesia donde se repartía entre los feligreses que cumplían con el rito de hacer la Señal de la Cruz antes de comérselo.

Aunque “Los Carochos” tienen lugar en Año Nuevo había una serie de preliminares relacionados con la Obisparra. Coincidiendo con el día de Navidad (25 de diciembre), convocados por el alcalde del pueblo, los once mozos que iban dar vida a la mascarada, acudían al paraje de “La Mayada” donde existe una “poza” junto a su fuente “A la que en otros tiempos acudían las parturientas para lavar las ropas del ajuar doméstico por ser el agua más templada que la del río Frío”. Al parecer esa agua se “Usaba con frecuencia para amasar la harina con que se elaboraba el pan casero, pues según la tradición del pueblo con esa agua se venía antes la masa, acortando el tiempo de faena”.

Allí en el pago “La Mayada” era, donde una vez terminada la jera, de limpiar la poza, los mozos elaboraban la carocha del Diablo Grande. A cambio el alcalde les convidaba con un cántaro de vino (16 litros). Así mismo era tradición que el último día del año, tras el “Toque de Ánimas”, los dos carochos recorrían las calles haciendo sonar sus tenazas mientras acudían a la casa de los pastores a pedirles las cencerras de las ovejas.

Las denominadas “Tenazas de Escalera”, portadas por el Diablo Grande, son, sin lugar a dudas, tras la “Carocha”, el elemento más importante de los Carochos de Riofrío produciendo al abrirse y cerrarse un estremecedor ruido que busca dar miedo además de ser utilizadas para atenazar.

Están todas compuestas de madera y antaño se utilizada la de negrillo, pues, es mucho más pesada, pero a la vez más dura y resistente, con lo cual su aguante está asegurado. Son de color rojo y están coronadas por dos cuernos de caprino que convergen hacia su interior al abrirse las tenazas ya que su objetivo es atenazar a las personas.

Juan Francisco Blanco González de Riofrío de Aliste nos adentra en su peculiar mundo: “Los listones de negrillo van unidos entre sí, en sus extremos, por “bilos” de madera de jara, al igual que en el centro de los vástagos. La componen entre ocho y diez palos cruzados de los cuales los dos primeros del extremo inferior del instrumento son de una longitud superior al resto para evitar que golpeen las manos del diablo al cerrarse”.