El campo de Zamora ha perdido una quinta parte de sus profesionales a lo largo de la última década. Al terminar diciembre de 2009 había en la provincia 6.016 profesionales del sector primario, frente a los 4.828 de hoy, según los datos recabados por la organización agraria COAG. Esta desaparición de 1.188 afiliados del régimen especial de agricultura significa que Zamora ha perdido una media de dos agricultores y ganaderos cada semana que ha pasado a lo largo de los últimos once años.

La pérdida de profesionales del campo es generalizada en toda Castilla y León, pero Zamora es la segunda provincia en la que esta sangría ha sido más acuciante, solo por detrás de León. La provincia leonesa ha perdido al 23,6% de sus profesionales del sector agrario desde 2009, y la de Zamora el 19,7%, seguida de Palencia (15,9%), Salamanca (12,6%), Burgos (12,4%), Ávila (11,5%), Valladolid (9%), Segovia (7%) y, en último lugar, Soria (5,9%).

En total, Castilla y León ha perdido 6.674 agricultores y ganaderos desde diciembre de 2009. Solo en el último año han echado el cierre 600 explotaciones en la Comunidad, casi dos diarias. La incorporación de un millar de jóvenes al sector agrario en la última convocatoria no ha sido suficiente para compensar la pérdida de explotaciones.

Ante estos datos, COAG alerta de la “uberización” del campo, es decir la paulatina destrucción de las pequeñas explotaciones agrarias y la concentración de la producción en un grupo reducido de corporaciones. Un estudio elaborado por esta organización agraria sobre la base de los últimos datos oficiales concluye que menos del 7% de las grandes empresas agrarias obtienen ya el 42% del valor de toda la producción que se genera en el campo español. Como exponente de este nuevo modelo ponen la “megavaquería” prevista en Noviercas, en la provincia de Soria, con 20.000 vacas de leche.

Un ganadero de Andavías trabaja durante el confinamiento. | J. L. Fernández

Por este motivo, COAG ha exigido que se limite por normativa la dimensión de las explotaciones, y señalan el ejemplo de Francia, donde no puede haber más de 500 vacas de leche en una misma granja.

En los últimos días de 2020, la organización profesional agraria mayoritaria en la provincia de Zamora hace repaso de la anualidad agraria en el año del COVID, en el que cuando casi todos los estamentos colapsaban, el abastecimiento alimentario seguía funcionando. “Nunca los agricultores habían cobrado la dimensión social que este año ha cobrado, tapados siempre por la desconsideración administrativa hacia la profesión y el medio rural, y asfixiados por el abuso de la transformación y distribución alimentarias”.

Antes de la pandemia, 2020 comenzó con “tractoradas” en todas las ciudades de España, también en Zamora, donde 2.000 agricultores tomaron el parque de La Marina y la calle de Santa Clara para hacer visibles los problemas del campo. “La sociedad reconoció la ingente labor de los campesinos a la hora de alimentarla, caían los precios de los productos, subían los de la producción, se desregularizaban los mercados. Y por primera vez en la historia, se generó un sentimiento de solidaridad hacia esos problemas”, valoran desde COAG.

Pero tras esa toma de conciencia y el reconocimiento de la labor del sector primario durante el confinamiento, el reconocimiento “se quedó en las declaraciones pero no traspasó el muro de la avaricia, de los intermediarios, de las industrias y la distribución”, lamenta la organización agraria.

El 7% de las empresas acaparan ya el 42% de la producción agraria en España

A pesar de ello, la renta agraria ha subido un 3,6% este año en términos reales, principalmente debido al incremento del valor de la producción, por aumento del volumen que absorbió el incremento de los consumos intermedios, pero también debido a la pérdida de activos. No obstante, este incremento es una excepción, ya que la renta de los agricultores y ganaderos suele caer, y hoy es un 12,2% más baja que en el año 2003.

La meteorología favorable permitió cosechar 8,5 millones de toneladas de herbáceos en Castilla y León, un 45% más que la media de los últimos cinco años, y la segunda mayor producción en los últimos 35 años. Una buena noticia empañada por los bajos precios registrados durante la recolección, que COAG achaca a “la feroz especulación de los intermediarios”, y señalan que curiosamente han sido los precios del mercado internacional los que han tirado de los cereales al alza a partir de mediados de septiembre, si bien aún están por debajo de los precios que tenían en febrero.

El cultivo de maíz ha tenido un lugar destacado este año, llegándose a alcanzar los mejores rendimientos por hectárea de los últimos 30 años, con unos 12.700 kilos de media. Los 8.706 cultivadores de la Comunidad esperan con optimismo una tendencia al alza del precio, que en noviembre rondaba los 188 euros por tonelada ante la previsión de una mala cosecha en el conjunto de la Unión Europea.

En cuanto a la ganadería, muchas explotaciones sufrieron los efectos del cierre del canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) por la pandemia, especialmente el ovino, caprino y porcino al no poder vender los lechazos, cabritos y cochinillos a los restaurantes. Según señalan desde COAG, a esto se unió que “algunos compradores con pocos escrúpulos aprovecharon para ofertar precios abusivos y escandalosos para los productores”. Los intermediarios también “enredaron en el mercado de la lana en primavera, ofertaban menos de 5 céntimos por el kilo, que el año pasado se pagaba a 40 céntimos, alegando que pagarían cuando se recuperaran los precios”.

El porcino fue en 2019 el subsector con más peso en la agraria de la Comunidad debido a la mala cosecha de cereal, un dato que no se repetirá en 2020. En la Lonja de Zamora el porcino de cebo cotizaba a 1,36 euros el kilo en febrero, sufrió un fuerte descenso en marzo a 1,19 para recuperarse en abril y mayo y experimentar después una caída sostenida hasta los 1,11 euros de diciembre, por debajo de los costes de producción. Los lechones también están más bajos ahora, en Navidad, que en febrero.

El vacuno de carne tampoco vive su mejor momento, la renta de los ganaderos ha caído más de un 20% en los últimos años debido a los bajos precios. Ahora está a 200 euros los 100 kilos en vivo, muy por debajo de los cerca de 270 que cotizaba.

El vacuno de leche tampoco lo ha pasado bien con la pandemia, con una caída de los precios del 15% a pesar de que el consumo se disparó un 31%. En septiembre COAG denunció el incumplimiento por parte de cinco grandes empresas lácteas de la Ley de Cadena alimentaria que imponen a los ganaderos contratos con precios por debajo de coste. Entre noviembre de 2019 y octubre de 2020 cerró el 5,6% de las explotaciones de Castilla y León.

En el ovino y caprino de leche también se pierden activos, en septiembre había en Castilla y León 37 pastores menos que un año atrás. La región cuenta con el 62% de las granjas nacionales, con 1.878. El precio de la leche entró en continuo descenso en noviembre de 2019 y se aceleró con la pandemia, pero en septiembre experimentó un repunte.