Los vecinos de Ricobayo de Alba, abandonados frente a las plantas solares

Hace unos meses la Junta de Castilla y León informó sobre un proyecto de energía renovable con seis plantas solares en los alrededores del Municipio de Muelas del Pan. Ante esta situación, los vecinos de Ricobayo han mostrado su preocupación y rechazo, ya que creen que estos proyectos son desmesurados, al igual que el impacto ambiental que podrían generar si consiguen las licencias. Tras varias reuniones con diferentes representantes políticos, desde alcaldes hasta un diputado del Congreso, pasando por la Delegada Territorial o el Subdelegado del Gobierno, los vecinos se sienten desamparados, ya que nadie les ofrece una solución efectiva. Y es que nadie puede hacer nada. O eso dicen.

Ricobayo de Alba está situado en la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica, declarada por la UNESCO en 2015, con un convenio internacional con el país vecino, por lo que tiene, por ley, la categoría de área protegida internacionalmente. Además de los graves perjuicios para varios agricultores y ganaderos, la plataforma ciudadana integrada por 231 personas ha elaborado una larga lista de alegaciones que justifica su radical oposición al proyecto. Según esta Plataforma no se tienen en cuenta varias especies faunísticas protegidas, ni la cercanía del proyecto a Zonas de Especial Protección para las Aves, ni a Lugares de Importancia Comunitaria, ni se establecen medidas de protección a los humedales afectados, ni tampoco la afectación real a un Hábitat Natural Prioritario existente en la zona; todos ellos protegidos por la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

El proyecto, además, no presenta las obligatorias alternativas al trazado de la línea de alta tensión, encargada de evacuar la energía producida en la planta. La Plataforma alega que existe una estrategia conocida en el ámbito judicial como “fragmentación de proyecto” para eludir el cumplimiento de la normativa ambiental. Esta táctica, ilegal, consiste en minimizar el impacto generado por un proyecto, tanto de forma unitaria, como en su conjunto mediante la individualización de los proyectos (cabe recordar que en total son 6 plantas solares). En el caso de la Planta Solar Muelas se evita evaluar el impacto generado por varios componentes del proyecto, como son la subestación (de 4000m2 y a 20 metros del casco urbano) y una línea de conexión soterrada, imprescindibles para la instalación fotovoltaica, y a dónde podrían ir a parar un número indeterminado de nuevas líneas de alta tensión.

Además, el proyecto pretende expropiar 87 fincas mediante declaración de utilidad pública, que habría que añadir a la histórica lista de expropiaciones desde la construcción de la presa en 1929, con la excusa del interés general común, algo que irrita a los vecinos del pueblo, que pagan la factura de la luz a un precio casi el doble que en Madrid o en Bilbao.

Por último, el impacto asociado a este tipo de instalaciones se considera significativo y dañino para la salud. Está demostrado científicamente que las líneas de alta tensión, así como los centros de transformación y subestaciones eléctricas generan campos electromagnéticos que están directamente relacionados con enfermedades graves.