El desarrollo de la caza mayor en la provincia de Zamora -como en el resto del país- pasa por uno de los momentos más precarios desde hace años debido a las restricciones y a los temores que acompañan al COVID-19, que se traducen en la suspensión de monterías, en la ausencia de cazadores procedentes de otras comunidades por causa de los confinamientos y de los cierres perimetrales, en la reducida presencia en los puestos de aguardo o espera, en la ausencia de actos que animan las orgánicas como las comidas camperas donde bullen las impresiones y, por si fuera poco, en los bajísimos precios de la carne de caza que, “con la restauración cerrada o a medio gas”, mantienen el comercio de canales paralizado o al mínimo.

El ejercicio de la caza mayor sigue celebrándose en algunos cotos donde los cazadores locales, provinciales o comunitarios tienen un significado protagonismo, y donde la comercialización de las reses abatidas apenas se da porque son aprovechadas para el autoconsumo o, en casos, “regaladas o repartidas entre los cazadores”.

Jabalíes abatidos en una montería organizada en Arribes del Duero Cedida

Las lonjas de carne de caza han vuelto abrir sus puertas, tras varios meses cerradas, pero a unos precios “tirados”, que son de poco más de medio euro para la carne de jabalí y en torno al euro para el ciervo, cuando antes de la pandemia los precios doblaban estos valores y, además, había un comercio vivo de los productos de caza.

En un 50% cifran algunos promotores de monterías y cacerías el movimiento del sector cinegético de la caza mayor en lo que va de año con respecto a la pasada campaña.

El hecho es que la campaña se inició con gran interés por el sector cinegético, que reclamaba su actuación para mantener la actividad cinegética y, con el control de especies, poner freno a la proliferación y amortiguar los daños a la agricultura y a la ganadería.

Alfredo García “Hunters” reconoce el fuerte impacto que tiene la pandemia en el desarrollo de las monterías, aunque sostiene que existe la firme voluntad de seguir adelante “porque si se deja la caza la proliferación de animales y los daños serán inmensos”. Eso sí, recalca que habrá que llevar adelante las modalidades de caza “con las más severas medidas de seguridad en cuanto a número de cazadores, distancias, colocación de puestos, la ejecución de sorteos y el traslado de cazadores, así como las medidas higiénico-sanitarias”.

Ni siquiera hay previsiones que auguren que habrá una solución a corto plazo de tiempo. ¡Cómo comprar ahora carne si no sé si la voy a vender!

Desde la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza (Asiccaza) se pone de manifiesto que “los precios de la carne de caza pasan por una situación nada fácil. Está barata porque está prácticamente paralizada la industria que la compra por el cierre de la restauración en España como en el centro de Europa, donde se exporta el producto. Y ni siquiera hay previsiones que auguren que habrá una solución en corto plazo de tiempo. ¡Cómo comprar ahora si no sé si la voy a vender!”.

“El sector de la restauración está a medio gas o cerrado, y es un sector de previsiones, de organizar con tiempo. Cada mercado tiene su momento y sus clientes, y ahora no se puede hacer una previsión de nada” expresan en la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza, que asegura que “para salvar al sector vamos a intentar poner los huevos en otra cesta, como es dar salida al producto en los supermercados que permanecen abiertos o, de forma on line, en el hogar”. No obstante, se advierte que “no es una labor de hoy para mañana”.

Existe una enorme oportunidad para que el manejo sostenible de la vida silvestre a través del aprovechamiento cinegético contribuya a proporcionar alimentos de calidad, frescos y locales

Antonio de José Prada - Presidente de Azadecap

El presidente de la Asociación Zamorana para la Defensa de la Caza y de la Pesca (Azadecap), Antonio de José Prada, destaca la importancia de la provincia de Zamora en un aspecto como el de la comercialización de carne de caza por el calado que tiene la caza mayor. Resalta que “existe una enorme oportunidad para que el manejo sostenible de la vida silvestre a través del aprovechamiento cinegético contribuya a proporcionar alimentos de calidad, frescos y locales en una actividad bien administrada, cultural y económicamente apropiada”. Es partidario de “potenciar desde el sector la importancia de la carne de caza silvestre y los factores que impulsan el consumo de la misma en un contexto de rápido cambio social y económico, para modelar los patrones de consumo del futuro”. En su criterio, “el desconocimiento de la sociedad, principalmente en el mundo urbano, y las falsas creencias hacia la carne de caza o la animadversión de una parte de la sociedad hacia la caza propiamente dicha, hacen que sea un producto primario de lenta aceptación social”. Indica que “este desconocimiento y los prejuicios sumados a la actual situación socioeconómica provocada por el COVID-19 y a algunas enfermedades de la fauna que amenazan Europa, ya se ve reflejada en hechos como la no cotización de dicho producto en las escasas lonjas del país hasta fechas recientes, y ahora que han abierto a muy bajos precios”.

El jabalí si no se caza es un polvorín para la peste porcina africana que, como entre, se lleva también al sector porcino y hace tambalearse a la economía española, y lo mismo al ovino y al vacuno. Necesitamos salir al campo a cazar. Es un sector estratégico y necesario, regulador, vertebrador y al servicio de la sociedad” expresan fuentes de Asiccaza, que asegura que "la caza somos los grandes olvidados y tenemos el mismo derecho que otros sectores cárnicos". Hace hincapié en que "otros sectores nos ayudan porque la sobreabundancia puede causar un problemón", así como que han transmitido la reclamación de ayudas a todas las instituciones nacionales y autonómicas. Apunta que "la carne de caza donde va triunfa y tiene todas las bendiciones para ser un producto de élite y gourmet. Es un auténtico producto que está cada vez más de moda y la gente quiere carne saludable".