Zamora es la provincia de España donde más lobos mueren atropellados, según se desprende de un informe publicado por el Observatorio de Sostenibilidad y la asociación conservacionista Lobo Marley, que ha registrado el atropello de 39 ejemplares en las carreteras de la provincia en los últimos años. El informe detalla cuáles son los 50 tramos de carretera de la península donde han aparecido ejemplares arrollados o hay riesgo de que aparezcan debido a que atraviesan zonas con una alta densidad de lobos, 25 de los cuales se encuentran en la provincia de Zamora.

El corredor entre Benavente y Orense por Sanabria (N-525 y A-52), la N-630 entre Benavente y Montamarta, la N-631 entre Montamarta y Rionegro del Puente, y la N-122 entre Zamora y Portugal por Aliste están entre los “puntos negros” para los lobos en la provincia de Zamora, aunque también hay varias carreteras secundarias donde se han dado casos de atropellos al depredador ibérico por excelencia.

Aunque Zamora acumula la mitad de los tramos peligrosos según este estudio, hay otros lugares del noroeste peninsular donde se han detectado atropellos de lobos como la provincia de Orense en el corredor Benavente-Orense, la provincia de Lugo en el corredor Ponferrada-Lugo, la zona de Pajares en Asturias y la sierra de Guadarrama, entre Segovia, Ávila y Madrid. Puntualmente se han encontrado lobos atropellados en las provincias de Burgos y Cantabria.

Ecoducto sobre la autovía A-66 en Asturias. | Cedida

El informe ha sido elaborado por las dos asociaciones conservacionistas a partir de un análisis bibliográfico, estudios de diferentes investigadores, trabajos de campo inéditos e información publicada en la prensa y en redes sociales, y tienen como objetivo recopilar los tramos de carretera donde se han recogido evidencias de lobos atropellados o que debido a su trazado y a que se encuentran en zonas con una densidad significativa de esta especie existe un elevado riesgo de atropello. También pretendían hacer este mapa de acceso público para que otros conservacionistas, investigadores y ciudadanos puedan seguir aportando información. Asimismo, proponen una serie de soluciones para evitar los atropellos al lobo ibérico en todas estas carreteras.

En el caso del corredor Benavente-Orense en la provincia de Zamora, el informe señala como tramos más peligrosos el que pasa por el término municipal de Lubián –se han encontrado tres lobos–, el tramo de más de 38 kilómetros entre Requejo y Robleda-Cervantes –cinco lobos–, el de Palacios de Sanabria, el de Rionegro del Puente, la ZA-125 entre Asturianos y Rosinos de la Requejada, las carreteras secundarias ZA-P-2436, ZA-P-2639 y ZA-P-2640 en los términos de Manzanal de Arriba, Cernadilla y Asturianos, así como un tramo de 29 kilómetros de la N-631 entre Otero de Bodas, Ferreras de Abajo y Tábara, o la conjunción entre la A-52 y la A-6 y N-VI entre Villabrázaro y la Torre del Valle.

En la N-630 el peligro va desde Benavente hasta Manganeses de la Lampreana, con dos atropellos entre Castrogonzalo y Fuentes de Ropel, uno en Villanueva de Azoague, uno en Barcial del Barco, uno en Villaveza del Agua, dos en Santovenia y ya en la comarca de Tierra de Campos uno entre Manganeses de la Lampreana y Granja de Moreruela. En las comarca benaventana hay peligro también en las carreteras de la zona de Fuente Encalada, Ayoó y Santibáñez de Vidriales, concretamente la ZA-P-2554 y la ZA-110.

Tampoco se libra la autovía A-6, con dos casos registrados en el tramo entre Castrogonzalo y San Esteban del Molar y uno entre Villalpando y Cerecinos de Campos.

En el corredor Zamora-Braganza los atropellos se han registrado en la carretera N-122, principalmente en el tramo entre Trabazos y Alcañices por Sejas de Aliste (2), en el tramo de 32 kilómetros que atraviesa los municipios de Fonfría y Pino del Oro (1) y el tramo de 23 kilómetros que une Zamora y Muelas del Pan (3).

Cerca de la capital se ha detectado riesgo de atropello en la zona de La Hiniesta, Roales y Valcabado, donde ya ha aparecido un lobo muerto, así como en la zona entre Valcabado, Molacillos y Monfarracinos, con otro atropello.

Al sur del Duero los tramos de mayor riesgo están en la carretera de Venialbo (ZA-610) entre Arcenillas y Sanzoles, en la propia autovía Ruta de la Plata A-66 entre Corrales del Vino y El Cubo de la Tierra del Vino, y en La Guareña en la carretera ZA-602 entre Vadillo, Fuentelapeña y Fuentesaúco.

Entre las recomendaciones propuestas por el Observatorio de Sostenibilidad y Lobo Marley está, como una primera aproximación al problema, la identificación de estos 50 tramos de carreteras con señales de tráfico de peligro con la silueta de un lobo para advertir al conductor que está atravesando una zona con elevada densidad de la especie. “Es comparable con las que ya existen en otros países con especies tales como los erizos, tortugas, anfibios, ánades u otras especies”, argumentan. En el sur de España también se han señalizado las zonas con abundancia de linces.

Pero para estos conservacionistas la solución debe pasar por la construcción de “ecoductos” o pasos para la fauna sobre las autovías y algunas carretera. Los pasos deben tener un tamaño suficiente para que puedan ser practicables por los grandes vertebrados. Señalan la importancia de estas infraestructuras “para que no se fragmenten las poblaciones de especies tan emblemáticas como el lobo, el oso o el lince ibérico”. Países como Holanda o Canadá son un ejemplo a seguir en este sentido.

Por otro lado, los conservacionistas creen que un análisis científico debería determinar la distribución de la especie, su estado y sus factores limitantes, así como las zonas potenciales para su distribución con el fin de posibilitar su dispersión a esas zonas.

Además, proponen establecer “sistemas de compensación de daños por posibles efectos del lobo de una forma coordinada y rápida y con base científica en todo el territorio nacional” para que pueda convivir el lobo con la ganadería extensiva. “Actualmente la ganadería extensiva se encuentra en grave crisis y se está produciendo una desaparición desde hace décadas de las explotaciones, que se deben potenciar para que sean compatibles con la protección de la biodiversidad que exige la sociedad en pleno siglo XXI”, concluye el informe.

Todo ello debe de ir acompañado, a juicio de los conservacionistas, de unos criterios de gestión comunes en toda España, ya que actualmente existe una gran diferencia entre las Comunidades Autónomas, un modelo que califican como “penoso, sin ningún tipo de información fiable ni continua de la situación de la especie, con falta de enfoque científico”.

Por último, solicitan aumentar la educación en todos los sectores de la sociedad para explicar el valor del lobo y su papel clave en los ecosistemas, y “proteger de una vez por todas el lobo ibérico en España”, incluyéndolo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre).