El cierre perimetral de la Comunidad de Castilla y León afecta a los residentes en Portugal que se desplazan por las zonas fronterizas de la comarca de Sanabria y Carballeda. La prohibición impide la entrada de no residentes en la provincia salvo por motivos justificados como trabajar o desplazarse por el territorio para dirigirse a otra comunidad.

La frontera de Calabor es uno de los puntos de control que estos días es objeto de vigilancia por parte de la Guardia Civil. Agentes del puesto de Puebla de Puebla de Sanabria y la patrulla de Policía Fiscal y de Frontera (PFYF), al mando de un sargento comandante de puesto, realizaron ayer a lo largo de la mañana un control en el acceso de la N-925 a la altura del kilómetro 22, que marca la delimitación de la frontera española.

Los agentes de la Benemérita en la carretera de Calabor parando a un vehículo luso. | A. S.

El número de vehículos que cruzaron de un país a otro fue bajo y el número de actas de sanción levantadas también fueron contadas. El conductor de un camión de mercancías y un residente luso que se dirigía a Vigo –en la comunidad de Galicia- cruzaron tras el preceptivo control de documentación de los agentes.

El único acta de propuesta de sanción fue a un matrimonio que cruzó la frontera para recoger unas pocas castañas en fincas de la zona de Calabor. El matrimonio, dos personas mayores, no estaba informado de la prohibición. El veterano conductor, por eso de la proximidad entre aldeas, no portaba su carta de identidad aunque sí dio sus datos de filiación.

Control a los conductores en el paso fronterizo. | A. S.

El cierre perimetral de Castilla y León, decretado por el aumento de los contagios de la pandemia del coronavirus, ha repercutido en un descenso importante del tráfico de turismos por la carretera N-925, aunque la prohibición no afecta al paso de mercancías con destino a otras regiones fuera de la comunidad, como tampoco la venta ambulante en los pueblos de la zona.

En el pueblo de Calabor la tienda de comestibles está abierta, aunque no se puede hacer uso de la zona del bar situado en el mismo comercio. El trasiego de vehículos es reducido en el pueblo, aunque la actividad está entre los cientos de castaños que hay en las fincas del pueblo, donde sus propietarios se afanan por recoger las castañas, atentos al escaso paso de vehículos por la vía.

Y entre los usuarios de la carretera fronteriza no falta algún ciclista habituado a hacer el recorrido de curvas hasta hacer meta entre los dos países.