El Ayuntamiento de Fermoselle quiere que el extraordinario órgano que reposa como un viejo pero admirado trasto en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción recobre su sonoridad y vuelva a ser el instrumento que fue y que, en manos maestras, deje boquiabierta a la audiencia con sus registros y armonías.

El templo parroquial muestra en su interior un órgano que llama la atención de toda persona porque parece propio de una catedral, y es un largo sueño de la población sacarlo del la mudez que sufre desde hace años y poder escuchar sus armónicos sonidos.

Fue hecho por José Liborna Echevarría, el maestro y afinador de la Real Capilla del Rey Carlos III, en el año 1774, siendo comendador un tal Fernando y deán Antonio de Bargas, según reza una inscripción que ve la luz cuando se retira el tablero situado en la parte inferior de la lengüetería. Apagado desde hace lustros, y aquejado por la falta de cuidado y el desuso que deteriora su musculaje y nervadura, es como un mueble cargado de belleza y de antigüedad que solo admite la contemplación y que revive, en algunas personas que escucharon sus efluvios musicales, recuerdos imborrables.

El Ayuntamiento de Fermoselle tiene en sus manos dos presupuestos de restauradores dispuestos a recuperar toda la expresividad de este soberbio instrumento. Analizadas las deficiencias y deterioros de elementos, requiere una importante y, en el criterio de algunos, urgente tarea restauradora, pero se destaca el hecho de que, al contrario de otros muchos, cuente con la práctica totalidad de las piezas.

“Es una pieza de un valor incalculable, con elementos que parece que no conservan otros órganos de similar estructura”, expresa el alcalde del municipio del José Manuel Pilo, y la concejala de Cultura Escolástica Fidalgo, que resalta la posición del delegado de Patrimonio de la Diócesis de Zamora a favor de esta iniciativa.

Que el órgano sin voz de Fermoselle no pasa desapercibido a nadie que se adentra en la iglesia lo prueba la admiración que despierta en los cientos de visitantes. Sin ir más lejos, en él se reparó el sábado día 17 por parte de quienes ofrecieron el concierto “Sonoridades olvidadas”, en el santuario de Nuestra Señora de la Bandera, en un acto de recuperación de obras de Maestros de Capilla del S. XVIII. “Como se deje, al final se echa a perder porque se terminan por deteriorar las piezas y porque causará más daño la carcoma” decían los profesionales.

La Alcaldía de Fermoselle apuesta por la restauración del órgano porque se convertiría en un recurso apreciado capaz “de estimular la vida cultural de la villa”, un complemento a otros valores a los que se trata de sacar provecho como es el subsuelo de bodegas o el pasado sefardí que la villa muestra en múltiples lugares. El regidor, de la Agrupación Independiente Fermoselle Atrévete, señala que serviría “para dar conciertos, organizar semanas de música” y promover iniciativas esenciales o complementarias que elevarían el interés por Fermoselle.

La restauración del órgano es un sueño que viene de atrás y que ha pasado sin pena ni gloria hasta la fecha. Tomás Marcos Gómez ya dirigió y coordinó un proyecto, que contó con el trabajo del restaurador Joaquín Lois Cabello.

En su estudio pone de manifiesto que «en general, se puede decir que su estado de conservación es bueno, pues no se aprecian reformas importantes y falta muy poca tubería, si bien todos los elementos necesitan de una restauración da fondo para recuperar el uso del instrumento» expresa el estudioso. Precisa que «toda la hechura es de gran calidad como no podía ser menos en San José de Echavarría en un periodo de gran actividad. En 1772 acabó en gran órgano del Evangelio en la catedral de Segovia y se le conoce actividad hasta 1799».

También serían necesarias algunas obras de albañilería y electricidad «para el asentamiento y funcionamiento del órgano».

El organista Vicente Urones Sánchez ha recordado su historia señalando que “fue construido para el convento de San Juan de Jerusalén y, tras ser exclaustradas las monjas y reubicadas en el convento del Corpus Christi junto a las franciscanas, el órgano fue depositado en la también desaparecida iglesia de San Bartolomé, donde funcionó hasta 1881, cuando las Comendadoras de San Juan reclamaron el instrumento”. En su repaso al mundo de los órganos eclesiásticos de la provincia, realizado en un trabajo publicado en este medio de comunicación, alude a que hubo “un pleito entre las monjas y el párroco de San Bartolomé, Eugenio Martín Castellanos” de por medio, y que “las Comendadoras de San Juan ganan el pleito a cambio de pagar los gastos que el órgano había ocasionado durante esos años a la fábrica de San Bartolomé. Sin embargo, permitieron que el órgano continuara en el templo al no tener cabida en el nuevo templo. Fue, en 1894, cuando el párroco de Fermoselle hace una oferta a las monjas para adquirir el órgano y llevárselo a la capital de Arribes.

“Ojalá se recupere”, señaló ayer Vicente Urones, poniendo de relieve que “hay que buscar una viabilidad para ponerlo en marcha, con organistas que lo toquen”, y, añade que “falta mucha cultura musical y litúrgica para que merezca la pena realizar este tipo de obras”.

Tanto el Ayuntamiento de Fermoselle, como algunos vecinos que llevan en sus genes la inquietud de promover actividades, como la Asociación Amigos del Órgano mantienen la esperanza de poner en marcha un ejemplar que con su sonoridad puede llenar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de encantamiento y, al tiempo, la villa de vida. “Castilla y León tiene a dos de los mejores restauradores de España” expresa Urones, y Fermoselle un órgano que pide en silencio recuperar su voz.