La avispilla del castaño afecta ya zonas de la Baja Sanabria como Cobreros y Robleda –Cervantes y es posible que en poco tiempo también zonas de la Carballeda donde todavía no se ha detectado su presencia, como señalan los técnicos del Servicio Territorial de Medio Ambiente, y corroboran los propietarios de castañas. El pasado en los municipios de Hermisende y Lubián se detectó su presencia y este año se constata en la Sanabria Baja.

Más de centenar de castañicultores, trabajadores forestales y de la Guardería Medioambiental de la comarca participan desde el pasado 15 de octubre en las charlas informativas, con aforo limitado por las normas anticovid, incluidas en el proyecto Fontur Turismo de frontera y desarrolladas por la Oficina del Castaño, implantada en la provincia. Estas jornadas se han desarrollado en la Casa del Parque Natural del Lago de Sanabria y en el Ayuntamiento de Robleda Cervantes. Además del problema incipiente de la avispilla, se han abordado otras enfermedades del castaño: el chancro y la tinta.

Como ponentes participan los técnicos de la Sección de Defensa del Medio Natural, Pedro Luis Ramos Bueno y Rubén Díaz Álvarez, y el capataz Forestal del Servicio Territorial, Pedro Juárez Rodríguez.

La única herramienta que está dando resultado para combatir la avispilla del castaño (dryocosmus kuriphilos), de origen asiático, es la lucha biológica. Y precisamente mediante la suelta de un himenóptero parasitoide, también de origen asiático, “Torymus sinensis”. En 2017 el Centro Superior de Investigaciones Científicas realizó un estudio del impacto que podía tener la suelta de este “torymus” en las especies locales o los problemas de hibridación. En 2019, ante la presión del sector castañicultor, se autorizó su suelta y un año después comenzaron a obtenerse resultados positivos. En 2020 se autorizó la comercialización a través de un reducido número de empresas.

En países como Portugal el uso de estos parasitoides comenzaron mucho antes e incluso de hicieron pruebas en la zona de Sanabria, al margen de la Administración. En estos momentos cualquier particular puede hacer la compra y hacer una suelta de Torymus. Los responsables del Servicios Territorial recomiendan una suelta “controlada” y comunicada con la Guardería Medioambiental de la zona.

La suelta del parasitoide debe realizarse en las épocas adecuadas, sin viento ni lluvia y con temperaturas moderadas, entre abril y mayo, además de marcar con un código cada zona de suelta. En cuanto a las medidas a adoptar para garantizar que la colonia prospere son las contrarias al combate del chancro, no usar insecticidas y no hacer quemas de restos de poda. El crecimiento entre la avispilla y su parásito será equilibrado, si crece la avispilla crece el Torymus. Los tratamientos con Torymus constan de una dosis que son 10 viales, en cada uno de ellos una población de 12 hembras y 7 machos.

La rapidez con que se pedían soluciones para combatir la plaga impidió en un primer momento abarcar aspectos como la presencia de parasitoides autóctonos en las agallas, que se están detectando y falta el estudio para determinar si realmente hay parasitoides autóctonos que se están instalando, además de abrir un amplio campo de investigación todas estas especies, que hasta ahora había sido poco estudiadas.