Inauguración de la oficina del castañicultor en Alcañices. | Ch. S.

Los castaños de la Raya de España y Portugal “están condenados a muerte”. Uno de los arboles emblemáticos de la comarca de Aliste por su frondosidad, fruto y madera noble “desaparecerá, como ya sucediera a finales del siglo XX con nuestros negrillos”. Así lo sentenciaban ayer dos castañicultores alistanos desolados ante su castañares donde el verde se ve teñido de marrón por las hojas de los castaños muertos.

“Llegó la concentración parcelaria y nosotros en 2005 con toda la ilusión del mundo plantamos 165 castaños que ahora quince años después comienzan a dar sus frutos. ¿Alegría? Ni mucho menos. Pesar. Ya se me han secado 85 y solo me quedan 80 que el año pasado me dieron más de mil euros de castañas. Este invierno se me han secado nueve plantas, a este paso en 2029 no me queda ni uno. No aguantamos más, tiramos la toalla porque es un sin vivir plantar arboles que ya sabes que morirán”.

Volusiano Bermúdez Fernández, castañicultor de Sejas y presidente de la Asociación “Amigos del Castaño y de Medio Natural”, valora la situación actual desde la experiencia de los muchos años dedicado a la castañicultura: “El avance del chancro continúa imparable, no así la tinta que avanza más lenta en parte porque se dejaron de realizar plantaciones masivas en zonas húmedas y que eran muy propensas a que se infectaran. La avispilla del castaño llegó hace dos años a Aliste y próximamente se realizarán tratamientos contra esta plaga. En cuanto a la producción parece un año normal, al menos se ven muchos erizos, otra cosa será cómo se desarrollen las castañas”.

La Diputación de Zamora abría ayer la Oficina del Castaño de Aliste en Alcañices, enmarcada dentro del proyecto transfronterizo Frontur, en la cual un técnico asesorará e informará a los castañicultores de todo lo relativo a la producción del castaño en la provincial de Zamora. Se abre los martes de 9 a 14 horas en Alcañices y los jueves en Lubián.

Por otra parte la Diputación de Zamora y la Comunidad Intermunicipal “Terras de Tras os Montes” (Portugal), en colaboración con la Junta de Castilla y León, iniciaron ayer en Rabanales las “Jornadas sobre las principales plagas y enfermedades del castaño en Zamora”, para continuar el día 6 de octubre en el ayuntamiento de Rosinos de la Requejada, el 8 en Sejas de Aliste (centro de mayores) y el 15 en la Casa del Parque del Lago de Sanabria.

Los horarios serán en todos los pueblos de 16.30 a 18.30 horas. Como ponentes estarán Rubén Díaz Álvarez y Pedro Luis Ramos Bueno –técnicos de la Sección de Defensa del Medio Natural de la Junta de Castilla y León– y Pedro Juárez Rodríguez, capataz forestal del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta en Zamora.

Frontur esa un proyecto cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) a través del programa Interreg VA España-Portugal con una inversión económica de 435.117,33 euros de presupuesto, de los cuales se aprobaron 313.900: aportados 235.425 vía Feder (75%) y 78.475 por la Diputación de Zamora (25%).

Castañicultores y castaños alistanos tienen abierto un frente con chancro, tinta y avispilla que augura un futuro incierto y negro y que puede llevar a una catástrofe como la de los negrillos.

La Junta declaró la existencia del chancro en Castilla y León el 2 de noviembre de 2002, estableciendo un programa de control y erradicación de obligatorio cumplimiento que 18 años después parece que no ha dado los resultados esperados.

El castaño ha sido fuente de vida para los alistanos durante veinte siglos tras llegar a la zona con el imperio romano en tiempos de Curunda Caesarea, cuya ubicación algunos expertos ubican en lo que luego paso a ser Rubellus (Rabanales). El castaño es una especie foránea procedente de Oriente Próximo que llegó 500 años antes de Cristo a Grecia, con posterioridad lo cultivaron los romanos, que a su vez lo distribuyeron por toda Europa, llegando a España en el siglo I a lugares como Las Médulas de León. Las castañas eran parte muy importante de la alimentación de los pobladores de los castros.

Su principal valor era el alimenticio y se dice que los zoelas molían las castañas hasta conseguir una harina con la cual elaboraban un pan que aguantaba durante meses. Las castañas se comían y se comen crudas, cocidas o asadas. También servían de alimentación para los animales domésticos. A parte de ellos los castaños han sido y son parte imprescindible para la conservación de la biodiversidad, como en el caso de las setas.

La enfermedad del chancro suele afectar a la parte aérea de la planta y se trasmite muy rápidamente a través del aire a partir de las esporas infectivas. Su micelio resiste al frío y a la desecación y dentro de la planta se desarrolla en el interior de la corteza y del cambium por lo cual termina matando a la rama infectada o a toda la planta si dicha infección afecta a la corteza.

La reproducción se lleva a cabo a través de dos tipos de esporas: conidios sexuados y ascosporas asexuadas. La propagación está condicionada por humedad y temperatura, comienza en primavera con las primeras lluvias, para alcanzar su máximo en verano, comenzar a declinar en otoño y cesar durante los meses fríos de invierno. Actúa como un organismo semi-saprofito ya que puede vivir sobre una materia orgánica en descomposición o sobre plantas vivas.

En noviembre de 2005 Medio Ambiente declaró oficialmente la existencia del chancro en castañares de Trabazos y estableció un programa de control y erradicación que no ha logrado ponerle freno. En aquellas fechas la incidencia del chancro y la tinta en Aliste se cifraba en un 15% de la superficie. Hoy prácticamente están muriendo castaños en todas las zonas de producción de la comarca.

La problemática se veía venir hace 27 años: en 1993 la Consejería de Medio Ambiente encargaba a Manuel Berrocal del Brío (ingeniero de montes de la Universidad de Valladolid) un informe sobre la tinta y el chancro: “Ni en la comarca de Sanabria, ni en Aliste encontramos parásito” y el autor sentenciaba “Universidad, Administración Autonómica y asociaciones particulares, deben aunar esfuerzos para ganar esta batalla. Las generaciones futuras tienen derecho a seguir disfrutando de todos los beneficios que nos proporciona este bello árbol: el castaño”.

En el año2000 ya se daba por hecho que el chancro estaba en Aliste aunque los castañicultores reconocen que a mediados de los años noventa ya se estaban secando muchos castaños alistanos.