Un ciervo junto a dos hembras en un paraje del término de Puebla de Sanabria. | Carmen Cerviño

Un ciervo en plena actuación esta semana en La Culebra. | Carmen Cerviño

La sierra de La Culebra congregó ayer una nutrida concurrencia de amantes de la naturaleza que llegó atraída por el ciervo y también por el lobo, a los que trataron de contemplar en las primeras horas del día y las últimas de la tarde armados de prismáticos, cámaras y con ojos como águilas.

El gran interés que despierta el ciervo en estos momentos de celo llenó una de las pistas abiertas en el espacio protegido a la observación de la fauna, pero también mueve a los seguidores de este fenómeno a otros muchos puntos de la provincia donde se da la misma escena. Llegan, en buen número, al amparo de los responsables de empresas de turismo de naturaleza asentadas en la zona y que ofrecen un servicio eficiente por su conocimiento del medio natural, aunque luego el avistamiento de ejemplares sea una especie de lotería.

“Se nota incremento del turismo y quizás contribuyan al auge las empresas dedicadas a la observación de fauna” señalan fuentes de la Guardería Medioambiental de La Culebra, que añaden que “la gente se mete por todos los sitios” con el objetivo de conseguir oír y ver a los protagonistas en plena acción. Y es que el ciervo es una especie abundante y suena por todas partes.

La berrea es seguida, pues, con las sensaciones de un espectáculo faunístico de gran plenitud en todo el territorio de la provincia donde el ciervo es una especie que enseñorea su nobleza.

Sanabria, Carballeda, Tábara, Aliste, Alba y Los Valles, con montes y sierras donde este bello animal tiene acomodo, ofrecen en estas fechas septembrinas la audición o la visión de este fenómeno porque son seres que el celo y el instinto de procreación transforman y les lleva a salir de sus clausuras para anunciarse y exponerse con todo su poderío.

Además, el gran ciervo lo hace ofreciendo su máximo rango señorial, una imponente y ramificada cornamenta, convirtiéndose así en una atracción y, al tiempo, en un objetivo de los cazadores, lo que da pie a una colisión más entre el sector cinegético, ecologista y administrativo en lo tocante a la gestión del patrimonio natural.

Miguel Ángel Garijo, responsable de la empresa de observación Aherca, y que tiene en La Culebra el epicentro de su actividad, refiere que “el fenómeno no está en su esplendor todavía, pero con los cambios de presión atmosférica se está activando”. Apunta como un motivo de la presencia de visitantes “el hecho de que los ciervos de La Culebra tienen fama de ser los más grandes de España”, de cuantos vivaquean en libertad. Destaca el gestor “el estado salvaje que presentan en La Culebra, que no es lo mismo que ver la berrea en sitios más concurridos de gente y poblados. Aquí - repara- se sigue por la connotación salvaje y, sobre todo, por el tamaño de los ciervos”. Otro motivo de atracción para la gente, prosigue Garijo, “es que se puede compaginar el ciervo con el avistamiento del lobo”, y asegura que sus seguidores han conseguido “ver dos lobos”.

También desarrolla estas fechas una intensa actividad en La Culebra el responsable de Lobissome Naturaleza, Carlos Soria, que asegura que “la berrea se ha intensificado con lluvia y las bajas temperaturas”. Asegura que La Culebra “es el lugar más adecuado de Europa para el avistamiento del lobo”, y así se lo ha transmitido alguno de sus clientes proveniente de Italia, donde el lobo también es objeto de observación. En su caso, y como todo el sector, sigue reclamando una regulación del turismo de naturaleza y avistamiento de fauna porque “hay un descontrol y la gente anda por todas partes”. Habla de “dejación de funciones”, y considera que, “aunque la Culebra sea un epicentro de turismo de naturaleza, no se puede hablar de gestión”. En su criterio, “debe existir una señalización y una prohibición puntual para no acceder a zona sensible de lobos”. “Bien gestionado este territorio tiene un gran potencial y tendría gran repercusión económica en la zona” dice Soria.

Todos coinciden en que el momento de la berrea es también el elegido por el sector de la caza para abatir los trofeos de venado.

Para Miguel Ángel Garijo “tendría que estar mejor organizado por parte de la Reserva para que no se practique la caza en un lugar de observación”. Afirma que a los turistas “les sorprende el cuadro” cuando se dan estas circunstancias y se muestra “partidario de que no se mate el ciervo en los mismos sitios donde obligan a las empresas a tener miradores”.

Carlos Soria, por su parte, expresa que, tras las denuncias sobre el particular, “ha habido un avance y ahora los cazadores utilizan silenciador”.

Aurelio Monterrubio, vecino de Doney de la Requejada, dicen que “no necesito salir de casa para oír el espectáculo de la berrea porque vivo al lado del monte. Es algo que “me gusta”, y expresa que la gente joven suele ir a ciertos lugares para seguir con mayor detalle y visión el apasionamiento con el que los ciervos se muestran en estas fechas. Una adrenalina que lleva a estos portentosos animales a mostrarse en los claros, en casos, con llamativos harenes.