¡Imaz enuna entrevista. | L. O. Z.

El mundo del toro está de luto. La noticia del fallecimiento de Pedro Imaz ha consternado no solo a sus vecinos de Fuentesaúco, sino a miles de aficionados taurinos de toda Castilla y León y más allá de las fronteras de la Comunidad, ya que el recortador saucano triunfó en las mejores plazas castellanas, pero también más allá de la meseta norte, en lugares como Valencia, Castellón, municipios de Madrid e incluso recortó en la plaza más importante del mundo, Las Ventas.

Todo ese cariño demostrado en las últimas horas por el “mundillo” taurino hacia Pedro Imaz se queda pequeño comparado con el amor que este saucano sentía por el toro y por la plaza. Imaz era feliz en el ruedo delante de un morlaco, y quizás por eso siempre que se retiraba de los circuitos de recortes acababa volviendo de una u otra forma a la arena. “Cuando salimos a recortar a un astado lo hacemos por necesidad, yo al menos. Es algo muy íntimo, personal. Lo de los aplausos es lo de menos. A veces, nos juntamos un grupo de amigos y alquilamos unas vaquillas. Recortamos en privado, sin nadie que nos aplauda. Y eso, de verdad, también es muy satisfactorio”, confesaba en una entrevista a este diario en julio de 2005, cuando vivía uno de los momentos más dulces de su carrera, tras ganar en San Pedro el concurso “Ciudad de Zamora” y solo unos días antes de viajar a Las Ventas para participar en el Concurso Nacional. Ni siquiera las heridas que a veces le propinaba el toro conseguían quitarle ese gusanillo.

Nacido en 1972, comenzó a ganar fama en Castilla y León como recortador en los años 90. Tras sufrir una cogida en el año 2000 en Argujillo, y otra en 2001 en Villabuena del Puente, Imaz se despedía de los concursos de recortes con un homenaje por todo lo alto que le brindaron en Fuentesaúco.

Pero a los pocos años cofundaba “Sangre brava” junto a otros cortadores de Zamora y Valladolid y volvía a entrenar y a aparecer en algunos pueblos de la zona. Su victoria en la ciudad de Zamora en 2005 supuso el inicio de una segunda etapa en la que ganó concursos en Zamora, en Toro, en Ciudad Rodrigo y durante la cual alcanzó un gran reconocimiento en Madrid y, sobre todo, en la Comunidad Valenciana: “Por lo que más destacó Pedro Imaz fue por sus quiebros, en la zona de Valencia y de Castellón aprecian ese tipo de suerte de forma especial”, recuerda su amigo Óscar de Córdoba, presidente de la Asociación Cultural del Toro y su Tradición. Esta dulce etapa de cuatro temporadas culminaba en la final del Concurso Nacional de Cortes en la plaza de Castellón, donde ganó el primer premio y el entusiasmo de un público más que entregado. Las redes sociales reflotaban ayer un quiebro de esa tarde en el que Pedro recibe de espaldas, mirando al tendido, a un toro de Montes de Oca ante el entusiasmo de una plaza abarrotada.

En 2008 de nuevo se vuelve a despedir, pero durante la siguiente década aún apareció de forma puntual en distintas plazas de Zamora y Valladolid. “Cuando le llamaba el organizador de algún concurso solía decir que no, pero después le daba vueltas y no podía evitar decir que sí. Los toros le llenaban tantísimo que era incapaz de quitarse del todo”, relata el cortador Víctor Holgado, de Vezdemarbán, que compartió con el de Fuentesaúco muchas tardes de competición y muchos kilómetros en coche cada vez que coincidían en algún concurso lejos de Zamora –porque Pedro tenía coche pero no tenía carnet–. “No he conocido a nadie más bueno que él, sus amigos eran lo primero, compartía todo lo que tenía, regalaba hasta los trofeos si se los pedían. Era tan bueno que yo a veces le decía “eres malo para ti”, por lo desprendido que era, a veces demasiado”, describe su compañero, que define el estilo de Imaz como “garra y valor”..

En las fiestas de Zamora de 2018 Holgado e Imaz, junto a Joel Hernández, ofrecieron juntos una exhibición –fuera de concurso y a modo de homenaje– dentro del Certamen Regional en el que competían otras figuras menos veteranas. Fue una de las últimas veces que se pudo ver a Imaz en una plaza, aunque el saucano se quitaba el “gusanillo” en los festejos populares de los pueblos de La Guareña, hasta que ese agosto un toro lo mandó a la UCI con varias cornadas.

Aun así, Pedro siguió participando en la organización de las fiestas de La Visitación, tanto desde la comisión de festejos como ejerciendo de “pastor” en la subida de los toros tras los espantes. Era uno de los vecinos más populares y más queridos de la villa, por su carácter amigable y su bondad. Por eso la Asociación Cultural Espantes de Fuentesaúco también le organizó un homenaje en 2018. “Era de justicia, se lo merecía porque nunca renegó de Fuentesaúco, y a todas las ciudades donde lo llamaban para competir siempre presumía de su pueblo y hablaba con orgullo de los espantes” recuerda Belén Benito, actual presidenta de la asociación.

Tras el prematuro fallecimiento de Pedro Imaz, a sus 48 años, Fuentesaúco es un poco menos torero, pero él seguirá haciendo quiebros donde quiera que esté.