Acta de constitución de la Cofradía del Carmen de Tábara en 1948. | Ch. S.

Nuestra Señora la Virgen del Carmen se quedaba ayer en su morada terrenal de la histórica iglesia de La Asunción de la Plaza Mayor –templo del antiguo Marquesado de Tábara–, para tristeza de sus cientos de devotos. La crisis sanitaria global y la pandemia del coronavirus obligaron a suspender el desfile procesional más importante de la villa tabaresa, la salud es lo primero.

La cuna del ilustre poeta León Felipe y morada de los ilustres copistas medievales Magius, Sennior, Ende, Monnius y Emeterius, segunda población más importate a nivel poblacional de la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba cuenta con la particularidad de ser el único pueblo de la zona que no cuenta con un desfile procesional en el “Día Grande” de sus fiestas patronales del 15 de agosto en honor a Nuestra Señora la Virgen de la Asunción, pero sí saca el tercer domingo de septiembre a su Virgen del Carmen. Menos este año.

Vista la situación actual la cofradía de la Virgen del Carmen suspendió todas las funciones del mayordomo que pasará a ejercer el mismo cargo en 2021, no se cobrará a los cofrades la cuota de 2020 y tampoco habrá reunión extraordinaria de la hermandad ni lotería de Navidad. Sí hubo misa y novena pero ateniéndose a las restricciones de aforo y distanciamiento social vigentes. En cuanto a los hermanos o hermanas fallecidos se acordará con las familias la fecha y hora de la celebración de la misa en su honor.

Aparte de la Semana Santa, en Tábara, la de la Virgen del Carmen es desde hace 72 años la procesión que atrae a más fieles y devotos.

El día 1 de octubre de 1948 la Villa de Tábara, bajo la presencia del entonces cura párroco Timoteo Aparicio Alonso, acogía una reunión con la participación de 122 personas (83 tabaresas y 39 hombres) donde por unanimidad se decidió la fundación de la cofradía en honor a la Virgen del Carmen. Quizás ni los participantes podían imaginarse que allí nacía la hermandad mixta actual con más devotos y devotas.

La relación de fundadores del manuscrito lo habría un varón, Manuel Casas Jorge, el cual era nombrado allí mismo “presidente de honor por su méritos de la donación de la imagen” (como agradecimiento a un “milagro” sobre su persona) y lo cerraba una mujer, Modesta Alonso.

La historia del porqué de la Virgen del Carmen en Tábara parte del vecino Manuel Casas Jorge “Robrico”, que había de someterse a una complicada operación quirúrgica de laringe para los adelantos de aquellos años de posguerra, y el cirujano llegado de Madrid, José Luis Gómez Maroto lo operó en Zamora y le salvó la vida. Ante tal delicada situación su esposa quiso donar a la parroquia de Tábara la imagen de la Virgen del Carmen.

El segundo paso fue la elección y nombramiento de la que sería su primera Junta Directiva con Jesús Morán López (presidente), Manuel Casas Jorge (vicepresidente), Manuel Sierra de Castro (secretario) José Andrés Román (tesorero), Lorenzo Fresno Andrés y Matías Fresno Casas (vocales).

Los devotos y devotas le encargaron como su primer cometido a los primeros directivos la elaboración de las ordenanzas y cumplieron con creces su cometido, compuestas por 11 capítulos y 30 artículos, fueron aprobadas sólo siete días después por la primera asamblea general.

“La entrada” a la cofradía de la Virgen del Carmen se fijó en tres pesetas, a lo que se sumaba una cuota anual de dos. No hacer frente a ellas, –o a las multas que por alguna circunstancia pudieran imponérsele– suponía perder la condición de cofrade. Únicamente estaba libre de pagar la cuota el mozo tabarés que se incorporaba a filas pudiendo seguir como miembro de la hermandad al regresar de la mili sin tener que pagar de nuevo la cuta de entrada.

Una las asambleas generales más importantes tenía lugar el día 20 de noviembre de 1966, pues en ella se acordó que la renovación de la Junta Directiva pasara hacerse cada tres años (desde sus inicios se había hecho anualmente). Por su parte la cuota anual pasaba de 2 a 6 pesetas. En cuanto al cargo de mayordomo, aquel que le tocara ser y renunciara sin una causa debidamente justificada, habría de pagará una “multa” de 100 pesetas, lo cual suponía el cuádruple de las 25 que pagaban los mayordomos en 1948. Fue en esa fecha cuando se tomó la decisión de hacer los escapularios.

Cuando fallece uno de sus hermanos o hermanas se aplica una misa en sufragio de su alma.

Eugenio Rosado Garrido es una de las de las personas, quizás la que más y mejor conocen la historia de Tábara y en concreto la de la hermandad y su fiesta, porque ha trabajado con dedicación y esmero entre los viejos manuscritos, para darla a conocer. En una de sus siempre interesantes ponencias sentenciaba con toda la razón: “La religiosidad popular que desde 1948 ha estado presente en los cofrades y simpatizantes de la Cofradía de la Virgen del Carmen, que son multitud, gracias a lo cual ha pervivido y se ha superado año tras año, en modo alguno puede verse alterado por nadie. El hecho religioso y el popular tiene que seguir unidos, como siempre ha sido, ya que la religión popular es la vez fe y memoria, no siendo posible determinar donde termina el hecho religiosos y donde comienza el hecho popular”.

Convivencia, hermandad y solidaridad son algunos de los emblemas de la cofradía de la Virgen del Carmen, presidida por José María Vara Monteso, que integra a alrededor de 670 cofrades y este año en tiempos de pandemia y crisis se ha realizado una colecta de alimentos no perecederos tales como legumbres, aceite,cereales, conservas y pasta para entregárselos a Cáritas y que la organización diocesana los distribuya entre familias necesitadas.

Sesnández

La cofradía de Nuestra Señora la Virgen del Carmen más antigua de la “Tierra de Tábara” es la establecida en la localidad de Sesnández el día 16 de septiembre de 1934, tras ser aprobada ese mismo año por el obispo de Astorga el 28 de julio e incardinada en la Archicofradía Primaria de Roma el 5 de agosto.

La Virgen del Carmen es una festividad inmemorial para Sesnández y en sus orígenes se celebraba coincidiendo con las faenas de la cosecha veraniega. Hace 86 años los vecinos y las autoridades civiles y religiosas de Sesnández decidieron retrasar su celebración y así lo solicitaron a la Diócesis de Astorga, su Obispo dio luz verde y sería el papa Pío XI el que diera su aprobación definitiva el 5 de se septiembre de 1934. De esta manera se fijaba en el tercer domingo de septiembre y el primer cambio tenia lugar 16 de septiembre de 1934.