Nudo de cables negros y caja de registro en la calle Rúa de Puebla. | A. S.

Cables bajo escudo heráldico. |

“La chapuza más grande que he visto”, así calificaba un vecino y comerciante del Conjunto Histórico de Puebla de Sanabria, la instalación del cableado de fibra óptica por las fachadas de las casas protegidas en el conjunto declarado Bien de Interés Cultural de la villa.

Una “chapuza” a la que se ha sumado una capa de pintura que trata de disimular el impacto estético de los gruesos cordones negros de cable que recorren las piedras. La pintura aplicada tiene hasta tres tonalidades -negro, gris y blanco- sin salir de un mismo edificio, vivienda o comercio. La nueva tecnología, muy esperada, ha afeado la estética por no seguir la opción de soterrar el cableado.

Los vecinos creen que “tendrá autorización de Patrimonio –por la Consejería de Cultura- y el Ayuntamiento” porque el despropósito es mayúsculo, cuando los comerciantes y propietarios de viviendas sufren una legislación estricta a la hora de hacer cualquier actuación, desde sustituir una ventana, cambiar un balcón, o hasta instalar un letrero comercial. Hasta cuatro años ha tardado algún contribuyente en obtener licencia, previo informe de todas las administraciones, incluida la Comisión de Patrimonio, para poder empezar a construir una vivienda.

La ruta turística del cableado guía la vista desde la plaza del Arrabal hasta la plaza de Armas, agujereando incluso las fachadas blasonadas de la calle la Cárcel y corrigiendo el defecto visual con unas manos de blanco. En corredores y balcones de madera se han instalado cajas de registro “sin pedir permiso al dueño” se queja una de las residentes.

De algunas fachadas se descuelgan, de lado a lado de la calle, nutridos ramos de cables de todo tipo, luz teléfono, ADSL y ahora fibra.