Chany Sebastián

El Castro de la Encarnación de Mellanes de Aliste (municipio de Rabanales), de la Edad del Hierro, se convertía ayer en el gran protagonista de los yacimientos arqueológicos en 2020 con una jornada de puertas abiertas a las excavaciones que se realizan desde 2018 dentro del proyecto “Castrum Zoelarum”. Un plan dirigido por los arqueólogos Oscar Rodríguez Monterrubio y Francisco José González, con Manuel Vázquez de subdirector y el apoyo de los técnicos Jaime de la Vega y Carlos Merino. Ellos participaron como guías junto a Carla Fernándezy Diego Franganillo.

La iniciativa está promovida por la asociación científico cultural Zamora Protohistórica y el Ayuntamiento de Rabanales que preside Santiago Moral Matellán, con el apoyo de la Fundación “Fomento Hispania” y la Diputación de Zamora, cuyo vicepresidente Jesús María Prada Saavedra estuvo presente ayer en el yacimiento.

Tras exitosas campañas con voluntarios de universidades de todo el mundo, este año ha participado un grupo mucho menor debido a las restricciones originadas en materia de excavaciones por la pandemia del coronavirus. Han participado estudiantes de arqueología de Madrid, Burgos y Salamanca. En la jornada estuvieron más de medio centenar de personas en su mayoría de la comarca de Aliste (Alcañices Arcillera, Ceadea, Samir de los Caños y San Vitero) y también de Zamora capital y Madrid.

La jornada se inició a las 10.00 horas con el registro (toma de temperatura, teléfono nombre y apellidos) y la organización de los grupos de visita que comenzaba media hora después: Asentamiento Zoela del “Castro de la Encarnación” y su territorio, la defensa y el hábitat (sondeos primeros, segundo y cuarto); la romanización “sondeo tercero); búsqueda de la emita (sonde quinto) y exposición temporal de materiales hallados.

El 1791 la visita de Manuel Cid y Monroy, del Arzobispado de Compostela, destacaba la existencia en Mellanes de un templo: “Distante del pueblo y en medio de un monte, existe una ermita con el título de la Anunciación de Nuestra Señora y en ella hay fundada una cofradía a la que están concedidas muchas indulgencias. La referida capilla amenaza ruina y necesita de que se repare prontamente”. Por ello se mandó invertir en ella 1.800 reales “y no siendo suficiente se le concede licencia para vender algunos árboles de los muchos que tiene en el terreno propio de dicha ermita”, que luego desapareció sin dejar rastro alguno.

Una de las apuestas de las excavaciones de este verano ha sido el Sondeo 5, a cargo de Jaime Vega, intentando desentrañar si otras estructuras cercanas al actual cementerio de Mellanes (dentro del Castro), vistas con georradar, se corresponden con la Virgen de la Encarnación. No fue así: no es la emita. Excavando por primera vez este año en el sondeo 5 se pensaba que se encontrarían los restos de la antigua ermita de la encarnación, sin embargo se encuentran restos medievales de los siglos XV, XVI y XVI: cerámicas de Talavera, cerámica quesera para hacer quesos (sigilata romana). asimismo una fíbula del siglo IV antes de Cristo (alfiler imperdible con el que los romanos ataban la capa) también llamado “alfiler de Torrecilla” o “caballo”, hecha de bronce.

La ultima parada fue la explicación de los materiales encontrados: cerámicas de diferentes épocas desde las manuales y toscas, hasta la sigilata hecha por los romanos utilizando moldeherramientas, utensilios domésticos y un huso para hilar lana hecho de diorita la peculiar piedra que se explota ahora en la cantera Virginia. Han aparecido relevantes hallazgos que indican una temprana relación de los habitantes de este castro con los habitantes de los castros del Duero.

Aunque los pobladores del Castro de la Encarnación se fueron en el Siglo I después de Cristo al Castrico de Rabanales quedaron algunos pobladores en La Encarnación hasta la Edad Media. Del sondeo tres se enseñaron restos de las últimas ocupaciones como un a placa de hogar y restos de tinajas de almacenamiento. Oscar Rodríguez comentaba que “gracias a que no ha habido expolios este castro se ha conservado perfectamente”. Para el director de “Castrum Zoelarum” lo mas importante hallado este año ha sido la quesera para procesar la leche y hacer quesos. también estaca la alacena encontrada con restos de semillas de trigo: “Es muy importante conservar estos asentamientos.”

El nuso de hilar lana es un objeto que sobrevivio en su uso en Aliste hasta los años ochenta del siglo XX, pero que fue parte imprescindible de los antiguos hilandares alistanos. Se trata de un trozo de madera de fresno o negrillo largo y redondeado que se aguza en sus estremos. En alistano lleva en su parte inferior una la nuez o “volante” que actúa de contrapeso y tope por lo cual era de una madera más pesada: encina o nogal. La nuez” hallada en el Castro la Encarnación, perfectamente pulido, tal que parece metal, no es de madera sino de verde piedra Diorita.

La memoria de prospección arqueológica de Rabanales concluye que “todos los yacimientos y restos arqueológicos identificados nos muestra una importante ocupación humana de esta zona, desde el período Cacodílico, hasta la actualidad, con un mayor incremento, al menos en cuanto al numero de yacimientos, a priori, durante la Edad del Hierro y el período Romano, de los cuales tenemos gran cantidad de evidencias arqueológicas”. La cumbre de “La Aguilera” que separa los ríos Aliste y Cebal cuenta con uno El Castrico de la Edad del Hierro. Parte de sus materiales (piedras) según un cura de Tola fueron reutilizados para las construcción de casas en el pueblo donde se ubica, Fradellos.