Un segundo caso positivo en COOVID 19 en la base aérea de Rosinos de la Requejada, un piloto de helicóptero, ha generado varias bajas de trabajadores de las cuadrillas por miedo al contagio. A este segundo positivo se suma un trabajador con “síntomas” compatibles con COVID-19. Algunos de los trabajadores y bomberos forestales se han hecho la prueba por su cuenta ante la falta de información por parte de la Junta, cuyos responsables trasladaron inicialmente la negativa a hacer los controles. A parte de las pruebas al piloto y el mecánico, tras el primer positivo de un copiloto, no consta entre los trabajadores que se hayan efectuado pruebas PCR.

La primera medida ordenada dentro del operativo ha sido la prohibición de que los trabajadores y bomberos de la ELIF vuelen en el helicóptero. Los traslados efectuados a los últimos incendios se han hecho por tierra.

“En la base convivimos todos y todos estamos en contacto. Lo normal es que se hagan pruebas a todos y el que dé positivo que sea apartado para evitar contagios”, así se expresaba uno de los componentes del operativo, porque “se pone en riesgo a todos los trabajadores”.

El operativo de lucha contra incendios rondará las 150 personas en la zona de Sanabria y Carballeda. En este operativo se incluyen los pilotos y los bomberos de la ELIF, las cuadrillas “Romeo”, los trabajadores de las carrocetas “Charli”, además de agentes Medioambientales. En un incendio y en las guardias la interactuación de todas las personas es continuada, además de que “dentro de la base conviven todos”. Esa convivencia conlleva las horas no solo de vuelo, sino las prácticas y entrenamientos.

La situación “nos preocupa” porque en estos momentos comienza una de las etapas con más incendios a lo largo de la campaña de verano, a partir de septiembre.