La brigada de limpieza entró a realizar su trabajo en el regato de La Setera, de Fornillos de Fermoselle, “y se dio el piro” porque el olor nauseabundo y los mosquitos hacían imposible respirar o permanecer en tan infesto lugar. Hoy la ribera es un escenario rehuido por la gente e intransitable, a pesar de que hay interés por visitar y conocer un antiguo molino emplazado en el lugar. Un enclave donde había un cadozo (remanso de agua) que servía como lavadero de lana para colchones y anfibios, presenta un agua insalubre e indecente.

Veinte años después de la declaración del Parque Natural de Arribes del Duero las poblaciones del espacio protegido vierten sus aguas residuales a la naturaleza sin depurar, y las cargas son tan abundantes por el incremento de población que, en verano, los pagos por donde discurren apestan. Para colmo, los ayuntamientos pagan importantes cuantías de multa por este desaguisado. Todo a pesar de los grandes pronunciamientos de valores naturales y reclamos turísticos realizados en ferias y foros para que los visitantes acudan para disfruten de paisajes, olores, colores y encantos.

“El problema del mundo rural es que los programas están vacíos de contenido” afirma el alcalde de Fariza, Manuel Ramos, con seis localidades en su municipio, y que recuerda planes de depuración “vendidos a bombo y platillo” para una zona que es Parque Natural y Reserva de la Biosfera, “que significan salud, vegetación, riqueza y fauna pero que, sin tratamiento de aguas residuales, es un foco de infección”.

La capital de Arribes, Fermoselle, clama por disponer de un sistema de depuración desde prácticamente la catalogación del espacio como Parque Natural, y la Administración es consciente de la importancia de resolver este problema como lo demuestran los estudios realizados para todos y cada uno de los municipios y, en particular, para la gran villa. Los detalles de vertidos, los sistemas de depuración, las inversiones y las cuantías económicas están especificados en los papeles que anidan en los cajones, como las promesas políticas incumplidas sin mayor responsabilidad.

El río Duero es el gran receptor de la contaminación residual.

“En el año 2011 todos los pueblos tendrán depuración” dijo la consejera de Medio Ambiente entonces María Jesús Ruiz, en Badilla, en pleno parque. Ocho años después la depuración es una asignatura dejada de la mano. En el Plan Nacional de Calidad del Agua consta un presupuesto de 2.380.000 euros para resolver la depuración, pero el Gobierno central también anuncia y olvida.

La Alcaldía de Fermoselle considera que el sistema de depuración deber ser ecológico, y así lo ha hecho saber ante los organismos. “Cuando los aires soplan hacia las poblaciones canta de narices” por decirlo con expresión de los que respiran estas brisas. “Donde salen los desagües hay un olor infernal. He tenido que salir zumbando porque, además, te comen vivo los mosquitos” expresaba ayer una persona que tuvo el valor de acercarse a los infestos efluvios en Fornillos. En Fermoselle los colectores de la mierda confluyen en El Piélago y los aportes en el Duero. ”Es algo tremendo y escandaloso” dicen en la villa. En Fornillos de Fermoselle lo hacen en el regato de La Setera.

Otros pueblos de menor entidad como Cozcurrita, Pinilla o Badilla tienen la suerte de que “somos pocos”, los vertidos son menores y la tierra se traga las aguas residuales y amortigua así olores, contaminaciones y lodazales. Mámoles se salva porque, apunta el regidor Ramos, “la Confederación Hidrográfica instaló un sistema experimental y funciona”. El resto de las poblaciones ensucian o riberas o regatos que son una de las zonas que, bien atendidas, gusta de recorrer a todo naturalista.

Zona de Fermoselle que más sufre los olores de los desagües.

“Está claro. Sacan la Ley para los demás, y para sacarnos pasta con multas, pero para ellos -la Administración- no existe. El agua aparece de todos los colores” expresan en Fornillos, quien puso en duda que la cuadrilla que se dispuso a limpiar la ribera aguantara en el lugar. “No sé si pararán” advirtió al técnico que quiso dejar el escenario digno del reputado Parque Natural hispanoluso.

El otro día vinieron los de la Confederación Hidrográfica del Duero a recoger muestras en los colectores de Fermoselle. Vienen a ver si siguen los vertidos ilegales. No quiero que vuelvan a ver este tipo de vertidos” expresa el alcalde de Fermoselle, José Manuel Pilo. Un Ayuntamiento que todos los años destina 12.000 euros a pagar el desaguisado de los vertidos indepurados. Tiene pendiente una reunión con la presidenta del organismo de cuenca, y hará lo propio con la Diputación provincial de Zamora y la Junta de Castilla y León porque “es un asunto que colea y colea, y la depuración forma parte del Medio Ambiente y afecta a la salud de la zona”. ¡Esto no puede seguir. No pueden seguir paseando turistas y cualquiera por el paseo de la Ronda y decir: ¡qué mal huele! No es hacer una crítica a nadie, pero ya es hora de que se ponga remedio a la situación”.

Torregamones es otro municipio que ve los nocivos efectos de las aguas residuales que saltan al campo cuando abandonan fosas sépticas que decantan los sólidos, como mucho, y que se limpian cuando se limpian. “La de Fariza se limpia cuando llega el agua de la ribera con fuerza y las barre” dice el alcalde, que todos los años paga más de 2.000 euros por vertidos contaminantes a una Confederación Hidrográfica que pasa el canon sin poner un duro por dar una solución.

El mantenimiento de la depuración tiene su coste. Pero los alcaldes piden, de momento, paisaje limpio.