La mayoría de los pueblos de la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba “corren un alto riesgo de sucumbir calcinados por las llamas, en el caso de producirse un incendio urbano o forestal, a causa de la abundancia maleza, matorral y arboleda sin control en las fincas abandonadas que hay dentro de los núcleos de población y fuera de ellos”. Así lo denuncian autoridades y vecinos, conscientes de que “solo la actuación conjunta puede evitar una desgracia que cada vez se ve más cerca a causa del abandono de la actividad agroganadera”.

El Ayuntamiento de Vegalatrave ponía en marcha ayer la nueva ordenanza reguladora para la limpieza y el desbroce de fincas y solares, tras aprobarse en pleno y pasar el período de exposición pública sin haber recibido alegaciones.

La normativa regula las “actividades y comportamientos de los administrados relativas al cuidado medioambiental y sanitario para evitar tanto fuegos como problemas de sanidad pública”. Especifica que “la limpieza y adecuado estado de conservación medioambiental y sanitaria de los terrenos, fincas y solares urbanos, tanto de propiedad pública como privada ubicados en el término municipal de Vegalatrave de Alba, corresponde a su propietarios, usufructuarios o titulares de cualquier derecho real de goce y posesión de las referidas fincas”. Para el supuesto de duda o controversia se aplicarán en cuanto a su titularidad los datos obrantes en los registros fiscales o catastros correspondientes.

Vegalatrave incluye todas las fincas del término, “especialmente los incluidos en el interior del casco urbano, los próximos y contiguos a las edificaciones o los que sean susceptibles de producir daños a las cosas o bienes por su inadecuado estado de conservación”. Es obligatorio mantenerlos “limpios y rozados en su totalidad y con la periodicidad que fuere necesaria en orden a evitar la aparición de maleza, matorral u otras especies y de modo que se reduzca el riesgo de aparición o propagación de incendios”. A ello se suma el la desinfección o limpieza de los mismos “para prevenir la aparición de focos epidémicos o infecciosos”.

Una normativa similar, prácticamente la misma, ha puesto en marcha este verano el Ayuntamiento de Gallegos del Río (Domez de Alba, Lober, Tolilla, Flores y Valer de Aliste, Puercas). Ambas normativas ya estaban aprobadas mucho antes del incendio de Lober que arrasó también parte de los términos de Domez y Vegalatrave y donde los grandes perjudicados han sido los ganaderos al quedarse sin la mayor parte de los pastos.

Este tipo de normativas se han convertido en habituales en los municipios y en la mayoría de los casos se quedan en papel mojado, pues ni los vecinos ni los propios ayuntamientos las cumplen y, a pesar de las fuertes sanciones establecidas, las propiedades van de mal en peor cada año que pasa.

Ante tanto desatino los ganaderos de ovino se han convertido en los únicos salvadores de los campos con la practica del pastoreo extensivo: “Hay pueblos donde no queda ya ni una vaca, cabra o burra, la maleza nos invade, los montes llegan ya hasta el casco urbano, esto se una selva y un peligro por eso los ganaderos y ganados se han convertido en parte imprescindible para evitar que la hierba, las zarzas y las jaras inunden los pueblos. Sin ellos los pueblos aún estarían peor. Pero hay que ayudarles: colaborando todos”.

Vegalatrave suma a día de hoy 283 parcelas urbanas (265 edificadas y 18 sin edificar) y en el catastro inmobiliario rústico hay 5.480 fincas con 1.857 hectáreas con un valor de 298.890 euros.

CORPORACIONES Y VECINOS, A FAVOR DE LA DECLARACIÓN DE ZONA CATASTRÓFICA

El municipio de Gallegos del Río (Domez, Valer, Puercas, Tolilla, Lober y Flores) cuenta con una superficie rústica de 7.706 hectáreas, distribuidas en 34.786 parcelas con un valor 1.240.040 euros. A ello hay que sumar a nivel inmobiliario urbano un total de 1.502 parcelas edificadas y 183 sin edificar. El mayor problema y abandono o esta en los minifundios urbanos.

El Ayuntamientos de Trabazos (San Martín, Nuez, Latedo y Villarino tras la Sierra) es el único con normativa que sí la esta cumpliendo a rajatabla incluso en lo que respecta a la limpieza subsidiaria. Es el único que cuenta para hacerlo con un tractor con desbrozadora.

Vegalatrave establece como infracciones leves no proceder a la limpieza y desbroce o incumplir las obligaciones o prohibiciones, pudiendo ir la multa hasta los 100 euros. Graves serán la reincidencia, no desbrozar y no limpiar cuando se aprecien indicios razonables urgentes de riesgos de incendio o impedir la ejecución subsidiaria. En este caso la sanción va de 101 a 300 euros. Malicia, intencionalidad e irreversibilidad del daño causado, será considerado muy grave y la multa iría desde los 301 a los 3.000 euros. En la graduación de las sanciones se tendrá muy “en cuenta el grado de reincidencia, maliciosidad y demás acciones, realizadas u omitidas de carácter atenuante o agravante”.

Los ayuntamientos de Gallegos del Río y Vegalatrave, así como los vecinos de los ocho pueblos, se muestran a favor de la declaración como “zona catastrófica” del área afectada por el incendio de Lober con vistas a que los pueblos, familias, ganaderos y cazadores puedan beneficiarse de las ayudas ante la grave situación generada. Han quedado arrasadas 1.934 hectáreas de tierras de cultivo pastos, monte bajo y matorral imprescindibles tanto para la alimentación del ganado doméstico como de la fauna salvaje en los cotos de caza “El Águila” de Vegalatrave 1.786 hectáreas) y “Guimaraes” Domez (1.462 hectáreas).

Primero lo hicieron los cazadores de Domez y ahora los de Vegalatrave que no solo han repartido alimento (pienso y agua), sino que están trabajando en la protección y recuperación de refugios naturales, con piedras y ramas, para liebres, conejos, perdices y demás, en grave peligro.