Fermoselle tendría que celebrar estos días las fiestas de San Agustín. Tras la suspensión por seguridad y salud, el alcalde de Fermoselle, José Manuel Pilo, explica que el sentimiento es contradictorio. Por un lado, es un sentimiento de pesar, más después del éxito de las fiestas del año pasado, pero también de tranquilidad y satisfacción porque a día de hoy, el municipio, que ha visto triplicada su población desde principios de verano, no registra ningún contagio.

La última medida de prevención adoptada por el Ayuntamiento es la prohibición de las concentraciones de más de diez personas y los botellones, con el objetivo de que el municipio continúe así, libre de contagios.

–¿Cómo han vivido la crisis sanitaria?

–Inmediatamente vislumbramos que esto no iba a ser algo de un día. El mismo día en el que se declaró el estado de alarma publicamos un bando por megafonía diciendo que no vinieran los fermosellanos que estuvieran fuera ni otras personas que quisieran visitar el pueblo porque no era el momento. Enseguida empezamos a desinfectar los sitios más frecuentados e hicimos un especial hincapié en la residencia de ancianos. Desde el Ayuntamiento se formó un comité de urgencia con la Guardia Civil y Cruz Roja para atención a la población y para cubrir las necesidades de los vecinos. Se prestó una atención constante a los alumnos del colegio para que tuvieran ordenador y medios telemáticos para poder seguir el curso desde casa y se facilitaron ordenadores de los que disponíamos en la Casa de Cultura. Las puertas del Ayuntamiento permanecieron abiertas en todo momento y los empleados municipales atendían a los vecinos a través de una ventanilla, por teléfono o a través de la sede electrónica.

–En este verano tan atípico, ¿han vuelto los mismos visitantes que otros años?

–A partir del sábado 27 de junio, la afluencia de turistas ha sido muy grande porque volvieron a reabrir las rutas guiadas a las bodegas, que se están haciendo con todas las medidas de prevención y con grupos más reducidos. Rápidamente se empezó a notar mucha afluencia. Un barómetro en el que vemos cuál es la población de Fermoselle es el consumo de agua diario. A mediados de julio, el consumo era ya semejante a mediados de agosto de 2019. Esa ha sido la tónica general durante todo el mes de julio y lo sigue siendo ahora. La gente está viniendo igualmente a visitar a sus familiares y amigos, y a disfrutar del pueblo, de la naturaleza y de los paisajes de Fermoselle y su entorno.

–Uno de los proyectos más importantes es el plan de desarrollo turístico Fermoselle 2022, ¿en qué consiste?

–Este proyecto se venía trabajando desde finales del año pasado. El objetivo es dinamizar y potenciar el sector turístico. Se va a apoyar en cuatro pilares: la naturaleza, porque estamos enclavados en el Parque Natural de Arribes del Duero; el patrimonio, tanto arquitectónico como histórico, y el enoturismo, ya que Fermoselle siempre ha sido un pueblo muy ligado al cultivo del viñedo, a la elaboración de vino y por algo se le conoce como el pueblo de las mil bodegas. Estas bodegas centenarias se están recuperando y poniendo en valor porque en Fermoselle hay dos pueblos, uno sobre el suelo y otro bajo el pueblo. El cuarto pilar es la gastronomía y los establecimientos hoteleros, con un turismo de calidad en cuanto a platos típicos y una atención de excelencia. Todo esto además se enmarca en que estamos en una zona fronteriza, lo que forma un aliciente perfecto para poder desarrollar muchas actividades en la naturaleza y deportivas, con rutas que se van a generar entre los dos países en la zona fronteriza. Con la colaboración de todo el sector de la hostelería, vamos a tratar de conseguir financiación para realizar diferentes proyectos y que Fermoselle tenga vida durante todo el año. Lo que se pretende es un turismo sostenible durante todo el año.

–2021 será un año especial para Fermoselle...

–El año que viene tenemos dos conmemoraciones muy importantes que van ligadas a nuestra historia, el 800 aniversario de la concesión a la villa de Fermoselle y sus aldeas de los fueros por parte de Alfonso IX en el año 1221 y el 500 aniversario de la revuelta comunera contra Carlos I, un acontecimiento en el que Fermoselle tuvo un papel muy importante con su bastión, con su fortaleza y su castillo, en el que se hizo fuerte el obispo Acuña.

–¿Qué otros proyectos tiene el Ayuntamiento?

–Desde enero se ha estado realizando un proyecto de limpieza y desinfección en el Valle del Palomar y se ha recuperado la fuente que estaba contaminada porque había una escombrera incontrolada. Otro proyecto es que la fibra óptica va a ser una realidad en el mes de septiembre, lo que va a suponer un antes y un después clarísimo en las comunicaciones de Fermoselle porque cualquier empresa va a poder asentarse teniendo una conectividad igual que la que puede tener en cualquier ciudad de España. Una de nuestras demandas es la depuración de las aguas residuales, que creemos que tiene que ser prioritario y estamos proponiendo tanto a la Junta como a la Confederación Hidrográfica del Duero que hay que resolverlo sin demora. Hemos trabajado también en eficiencia energética a través de un programa que hemos realizado junto con la Asociación Ibérica de Municipios Ribereños del Duero y se ha renovado la instalación y las luminarias de todos los edificios municipales, con lo que estamos reduciendo el consumo sustancialmente. Ha sido un proyecto piloto y lo queremos ampliar a toda la red de alumbrado público porque va a suponer un ahorro muy considerable.

–¿Tienen alguna demanda en cuanto a sanidad?

–La demanda principal es llegar a conseguir el centro de salud con atención permanente todas las horas del día todos los días del año. Ahora somos conscientes de que hay una pandemia y ya hemos conseguido que haya asistencia desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche todos los días hasta el 30 de septiembre. Una cosa que hemos hecho por la pandemia es remodelar el consultorio para habilitar los dos itinerarios, el de posibles casos de covid y el resto de pacientes. Esta obra la hicimos en un fin de semana. Además, el presupuesto de las fiestas se va a destinar a realizar las obras necesarias en las antiguas escuelas de infantil para trasladar ahora el consultorio médico y luego las instalaciones propias del centro de salud.