Con el título “El cole de mi pueblo” la estudiante María Colino Boyano ha realizado un trabajo de fin de Grado de Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid centrado en la escuela unitaria rural. La educación en el medio rural “ya no es un tema de evolución, es un tema de igualdad de oportunidades con respecto a las grandes urbes”, refleja a modo de conclusión esta estudiante. El cierre de la escuela rural por COVID-19 ha dejado en evidencia graves deficiencias tecnológicas en el medio rural, que será objeto de ampliación del estudio realizado por esta estudiante, con ascendencia carballesa.

España pasó en la década de los setenta de 35,5 millones de habitantes, 2,6 millones en Castilla y León, a los 46,9 millones actuales, 2,4 en esta comunidad. La población ha aumentado un 36% en los últimos 50 años -según datos del INE- pero en el medio rural se acentúa la despoblación, como refleja María Colino. De las 5.226 escuelas unitarias que había en los años 70 en Castilla y León, solo quedan 193, de acuerdo a los datos que ha recopilados.

El cierre de estas escuelas buscaba ahorro y una mayor eficiencia de los recursos disponibles. Si en los primeros días de septiembre la escuela no llega a cuatro estudiantes se ve obligada a cerrar. Este problema está ligado a la despoblación. La comisionada del Gobierno para el Reto Demográfico apunta que el 53% de España corre este riesgo.

María Colino afirma que cada vez son menos los niños que juegan por la Castilla de “Machado”, al reducirse el número de las familias que residen o migran a pequeños municipios. Debido a la revolución industrial y económica del siglo XX “nuestros abuelos y abuelas tuvieron que abandonar el campo e instalarse en las zonas urbanas provocando múltiples consecuencias, tanto en los núcleos despoblados como en los espacios urbanos”.

La evolución -involución, más bien- de la población de Castilla y León va en declive en provincias como Zamora, Ávila y León, que son las que más habitantes han perdido en dos décadas. Colino refleja estudios que, desde 1981, denunciaron el cierre de escuelas a finales del siglo XX, y el deterioro de las condiciones de vida rurales sin mejorar la calidad educativa. Los centros que sobrevivieron afrontaron problemas de deterioro de infraestructuras y materiales escolares, y la desorganización interna de transporte y comedor escolar entre otros, pues el modelo empleado era para grandes urbes. Por fortuna, estos problemas se han ido paliando.

En el noroeste de la provincia hay once centros educativos convencionales: Ayoó de Vidriales se dedica exclusivamente a la educación primaria; seis a la educación infantil y primaria ubicados en Camarzana de Tera, El Puente, Lubián, Puebla, San Pedro de Ceque y Santibánez de Vidriales; dos son institutos de educación secundaria: Camarzana de Tera y Puebla, con escuela hogar centro de educación de personas adultas. En la provincia hay 22 Centros Rurales Agrupados (C.R.A), dos están en Sanabria-Carballeda (Lubián y Palacios), y un tercero en Ferreras de Abajo que abarca Villardeciervos, Ferreras de Arriba y Ferreras de Abajo.

En su estudio recoge testimonios de la comunidad escolar. La diferencia entre escuela rural y un centro convencional “es solamente el método”. El colegio consta de una unidad con alumnos “desde tres años hasta sexto de Primaria. En toda la escuela tenemos seis estudiantes, una de tres años, otro de cuatro, uno de primero de Primaria, otro de segundo, otro quinto y otro de sexto. Hace diez años, teníamos tres unidades, con un total de 30 alumnos y alumnas”, explica una profesora.

Cuando los estudiantes llegan al aula tienen encima de su mesa las actividades del día, ampliación o repaso. Infantil comienzan con juegos simbólicos en el ‘Rincón de la Casita” mientras la profesora explica al resto individualmente la materia -cada día en orden distinto para que haya igualdad-. Las actividades se corrigen en común o de forma particularizada. Es la única profesora del aula, excepto cuando van los ‘especialistas’ de Educación Física, Inglés, Música y Religión. La clase se desdobla y la profesora troncal trabaja actividades de cuentacuentos o marionetas con los pequeños. Al estar como en familia, las dudas se resuelven rápidamente. “Entre todos tiene un grado de confianza altísimo” y se ayudan y colaboran. Aprenden a trabajar de forma más independiente y a relacionarse mejor ya que si no juegan entre ellos lo tienen que hacer solos.

Haniel, alumna de segundo de Bachillerato en Camarzana, es de Fresno de la Carballeda, un pueblo de 22 vecinos que cerró la escuela en 1972. Es, junto con su hermana Celia, la segunda persona más joven del pueblo, la más mayor tiene 103 años. “Vivir en un pueblo da tranquilidad cuando salen a la calle a jugar”, añade la profesora y madre de una adolescente que estudia en Camarzana.

La educación llega a ser incluso de mejor calidad que en las urbes. En la clase de Haniel son entre 13 y 16 personas, y los docentes pueden dedicar más tiempo a pararse en las explicaciones.

Con los años la libertad de juegos infantiles va quedando atrás. Haniel necesita desplazarse para ver a sus amigos, comprar material escolar o consumir ocio, un problema común que sufren la mayoría de niños de la zona. Tarda 50 minutos, en transporte escolar, en llegar al centro, el doble de lo que tarda en coche y, como consecuencia, tiene dificultades para acudir a actividades extraescolares. Todo está lejos y pierde mucho tiempo en trayectos. En casa, han hecho grandes esfuerzos para que aprenda guitarra, natación o gimnasia rítmica. Haniel dejará el territorio rural -dos de cada tres jóvenes menores de 25 años tienen pensada esta decisión- para estudiar Medicina en Madrid.

“EL EFECTO DE HUIDA DEL MEDIO RURAL ACENTÚA LA DESPOBLACIÓN”

El sistema educativo sufrió recortes en 2008 por la crisis, pese a ello, los informes PISA de 2012 a 2018 sitúan el sistema educativo de Castilla y León entre los primeros de Europa. Los políticos empiezan a abrir los ojos.

En febrero de 2019 se celebró en León el Foro Autonómico de Educación donde el presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, propuso flexibilizar la ratio mínima incluso con tres estudiantes para mantener abiertas ciertas escuelas. El transporte gratuito para estudiantes de Bachillerato y Formación Profesional, el fomento de la educación bilingüe e invertir en banda ancha, una de las grandes brechas del territorio, son las propuestas.

Poco a poco problemas como la conectividad de banda ancha, van atenuándose. Casi un centenar los centros educativos de Zamora participan del proyecto Escuelas Conectadas. El aula del C.R.A no se queda atrás en la digitalización, para seis estudiantes dispone de ordenador portátil en primaria, pizarra digital y tres ordenadores de mesa con la Estrategia Red XXI. Las tecnologías en las aulas lidian con la “oscuridad” de cobertura que sufren numerosas poblaciones por su orografía, apunta Ramiro Silva, diputado comarcal. La falta de banda ancha frena el despegue de la actividad económica, como el comercio “online”. Silva asegura que la Junta y el Gobierno están dando pasos para eliminar las zonas de sombra, pero “el camino es largo y dista mucho de acabar totalmente con el problema”.Castilla y León tiene mucho potencial territorial y humano pero pocas oportunidades laborales y culturales para los jóvenes. El efecto de huida del medio rural acentúa la despoblación.

Disponer de un centro educativo cerca influye a la hora de afincarse. Jorge y María, son arqueólogos, y se asentaron en Dornillas. Se incorporaron con una explotación apícola a la empresa agraria. Ganaron una nueva vida “era como si tuviéramos más vida o, más exactamente, como si tuviéramos una doble vida, en el mejor de los sentidos, pues nuestros horizontes se ampliaron en proyectos e ilusiones”. La pareja se asentó en Valladolid por la distancia a su trabajo y por la escolarización de sus hijos, aunque “no de forma exclusiva”.