El camping Isla de Puebla abrió sus puertas a mediados de este mes, tras la nueva adjudicación de la concesión. Esta segunda quincena de julio “ha sido algo floja en general y algo más de ocupación durante los fines de semana” para los nuevos gestores de las instalaciones. La confianza está depositada en poder remontar y garantizar mayor porcentaje de ocupación en el mes de agosto que comienza. El recinto de acampada abre con una limitación del aforo del 85% de las 155 parcelas de que dispone y aproximadamente 400 personas de capacidad.

El titular de la concesión, Chema Pérez, reconoce que ha influido “el descenso del turismo de Portugal que es muy importante” y, en general la caída del turismo extranjero. El turismo de caravana se posicionó como alternativa de alojamiento para estas vacaciones, abriendo buenas perspectivas en este ramo que cumple normas estrictas de distanciamiento social y de uso de medidas sanitarias preventivas.

La otra cara de la moneda la representan usuarios de las instalaciones de larga estancia como es el caso de los zamoranos Marta Hernáez y Víctor Roales, vecinos de parcelas de campismo, que disfrutan todo el tiempo que pueden en la comarca. Marta lleva 13 años visitando y acampando en Sanabria y Víctor cinco años, quien reconoce que “en Zamora no sabemos valorar lo que tenemos”.

La más veterana de las visitantes “es la que nos trajo aquí a todos” reconoce Víctor quién reconoce que “esto no lo cambio por la Alberca de Salamanca”. En verano además del mes de vacaciones incluso, tras cumplir con su turno de trabajo de mañana, regresa a pernoctar al camping. A Víctor no le importaría ir y venir todos los días “si la carretera tuviera 30 kilómetros menos, porque esos últimos 20 ó 30 kilómetros, desde Otero de Bodas, se me hacen largos”.

La disponibilidad de cabañas de madera es otra de las opciones para esos usuarios que alargan su estancia más allá de los meses de verano.

En las instalaciones, además del uso permanente de mascarilla se ha aislado la zona de recepción con una mampara y los hidrogeles están ubicados en zonas comunes del recinto, además de todas las normas de uso de las instalaciones comunes.

Como la adjudicación municipal se ha efectuado prácticamente con la temporada de verano encima, Chema Pérez ha intensificado el trabajo para tener a punto las instalaciones y especialmente por adaptarlas a las nuevas normas sanitarias por COVID-19.