El número de altas de pacientes desplazados en el Centro de Salud de Puebla se ha disparado en estas últimas semanas y oscila diariamente entre las 50 y 60 solicitudes procedentes de otras provincias y comunidades.

La población que se estima para estos meses de verano en la demarcación de esta Zona Básica de Salud es de 35.000 repartida en los 65 pueblos donde están suspendidas todas las consultas. La plantilla del centro reclama a la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León personal de refuerzo y medios.

A lo largo del verano se incrementará el cupo en 6.000 tarjetas. La plantilla del centro, tanto médico como de administración y recepción, denuncian que está bajo mínimos y reclaman más efectivos. Solo hay tres médicos para atender a más de 35.000 personas, entre los residentes habituales y los que vienen a veranear a la comarca. Esta situación ya se anunciaba hace meses en pleno estado de confinamiento por la pandemia de COVID-19.

En estos momentos la única auxiliar de administración encargada de recoger las nuevas altas es insuficiente para atender de 12:30 a dos de la tarde las tarjetas para los pacientes desplazados. Los usuarios están rellenando unas fichas que se remiten a Zamora para dar de alta en esta autonomía. En recepción el teléfono suena sin parar porque solo hay un número de teléfono para 14 agendas médicas y solo una persona atendiendo. Por ese motivo no se puede tramitar ningún alta de desplazados y tiene prioridad urgencias y cita para consultas.

Para los 65 pueblos de esta Zona Básica de Salud solo hay un vehículo para atender los avisos domiciliarios o cualquier otra incidencia fuera del centro, sumado a la dispersión de los núcleos urbanos de la zona básica.

A la falta de medios y personal se suma todo el protocolo de prevención de focos de COVID-19 que se sigue en el centro de salud y que se están turnando los periodos de vacaciones y descansos.

Los usuarios por su parte, tras llamar insistentemente al teléfono para pedir cita “me presenté directamente en el centro porque no me cogían el teléfono”.