Altas temperaturas propias de la época estival y abundancia de hierba y maleza en los campos y dentro de los cascos urbanos, -más aún este año debido al confinamiento por el Covid-19-, aventuran un verano caliente donde los fuegos amenazan convertirse en protagonistas del día a día poniendo en peligro a los propios pueblos.

Aliste (comarca Forestal con 114.402 hectáreas y 83 kilómetros de frontera con Portugal) cuenta del 1 de julio al 30 de septiembre, en lo que a la Junta de Castilla y León se refiere, con 53 efectivos humanos para protegerse contra el fuego: 10 agentes, un capataz forestal, 3 cuadrillas diurnas de tierra con 33 operarios (11 cada una), cuadrilla nocturna móvil (7 personas) con rutas permanentes y variables toda la noche, dos carrocetas (una las 24) con 10, cuatro puestos de vigilancia con 10 y y retén de maquinaria 24 horas con maquinista y camionero en Alcañices. Mediante convenio Medio Ambiente & Mancomunidad a ellos se suman los efectivos del parque de bomberos voluntarios y el camión nodriza, que están ubicados en San Vitero.

Las tierras alistanas ha iniciado el verano con tres incendios forestales donde ya han quedado en evidencia dos de los factores que los originan. Unos de los grandes peligros son las "tormentas secas": de hecho un "rayo latente" fue el causante del fuego en "Los Labayos" de Flores 16 horas después de caer. En el "El Castro" de San Vitero fue una cosechadora. El sábado le tocó el turno a San Cristóbal. En todos los casos la actuación rápida y efectiva del operativo, también de los vecinos, evitó que los fuegos terminasen en los pueblos, y se consiguió controlar la expansión y sofocarlos.

La negligencia es el tercer factor a tener en cuenta, aunque el más temido son los pirómanos que, según las estadísticas, comienzan a actuar a partir del 25 de julio. Las autoridades y vecinos piden la colaboración ciudadana y recuerdan que hay una normativa que todos estamos obligados a cumplir para poner en marcha la mejor solución contra el fuego: la prevención.

La Consejería Medio Ambiente de la Junta deja muy claro en su normativa reguladora del uso del fuego, donde se establecen las normas preventivas, que "los incendios forestales constituyen un riesgo tanto para las personas y sus bienes como para los integrantes del operativo de extinción", además de representar "una de las mayores amenazas para el medio natural al causar un importante deterioro en los montes, tanto desde el punto de vista de su riqueza y biodiversidad, como por las repercusiones en las condiciones climatológicas globales y en el desencadenamiento de procesos erosivos".

Ahora mismo estamos en plena época de "Peligro Alto de Incendios" (del 1 de julio al 30 de septiembre) y una de las actividades terminantemente prohibidas es el "empleo de asadores, barbacoas, planchas, hornillos eléctricos y de gas, y cualquier otro elemento que pueda causar fuego en el monte y en los terrenos rústicos" así como "la quema de restos al aire libre en terrenos urbanos o urbanizables dentro de la franja de los 400 metros alrededor del monte".

La excepción será cuando dichos elementos se sitúen en edificaciones que estén cerradas por los cuatro costados y cuenten con techo y chimenea dotada de "matachispas" para evitar la generación de incendios.

El que una persona o familia disponga de un área de recreo propia (urbana o campestre) en una finca de su propiedad (abierta o cerrada) ello no quiere decir que esté libre de prohibiciones y que pueda hacer fuego a su antojo. Quien provoque un incendio por negligencia o con intencionalidad será responsable directo, civil y penal de sus actos, y, aparte de los daños causados, habrá de hacerse cargo de los gastos del operativo aéreos y terrestres que participen en la extinción".