Las cosechadoras, en plena campaña de siega, y los rayos, especialmente en los últimos días de intensa actividad tormentosa, acaparan la causa de la mayor parte de los incendios registrados este mes de julio en la provincia. Son excepcionales, por tanto, los fuegos de origen intencionado, a pesar de que, por normal general, las estadísticas sitúan la mano del hombre y las negligencias en el origen de un 80% de los siniestros.

En tiempo de cosecha las máquinas avanzan con intensidad por las parcelas de cereal y no han sido pocos los "sustos" que se han llevado maquinistas y agricultores a lo largo de este mes de julio, debido a los incendios provocados accidentalmente por las máquinas. Generalmente el fuego se queda en conato, con escasa superficie agrícola quemada gracias a la rápida reacción, tanto de los medios de extinción como de vecinos y tractores de la zona que se apresuran a abrir cortafuegos para evitar la expansión de las llamas.

Santibáñez de Tera, Ferreras de Abajo, Valdefinjas, Villavendimio, Toro o San Martín de Valderaduey son algunos de los pueblos afectados por este tipo de incendios durante la cosecha del cereal, hasta ahora fundamentalmente cebada y en adelante el trigo y centeno. "Estamos en el momento fuerte" explica José Roales, cerealista de Tierra de Campos. "Claro que nos preocupan los incendios, se va con cuidado y hacemos todo lo posible por minimizar el riesgo, pero es fácil el rozamiento con una piedra o un rodamiento y se puede preparar el fuego rápidamente" admite este agricultor.

La Junta de Castilla y León tiene una normativa clara sobre condiciones de uso de las cosechadoras, y en general la maquinaria agrícola, a través de un plan de vigilancia y la obligación de disponer de medios de extinción para controlar el posible conato. "Los primeros interesados en que no pase nada somos nosotros" defiende José Roales. Pero este año, a las altas temperaturas y el viento como factores de riesgo se suma la abundancia de paja y la maleza en las cunetas, después de una primavera muy lluviosa.

Tierra de Campos y Pan, Toro y en general el sur del Duero son las zonas más expuestas a este tipo de incendios. Se trata de comarcas cerealistas, con mucha actividad de maquinaria agrícola, especialmente en las tres primeras semanas de julio, aunque este año el inicio de la cosecha se ha adelantado. Según el censo de maquinaria agrícola de 2019, del Ministerio de Agricultura, el parque estimado de cosechadoras en activo en la provincia ronda el medio millar. La "ventaja" de estas comarcas es que son por lo genera extensiones llanas, con buenos accesos y caminos limpios que favorecen la rapidez en la actuación a la hora del ataque del fuego.

La Junta de Castilla y León ha lanzado una reedición actualizada del tríptico " Cómo evitar el riesgo de incendios forestales por cosechadora" . En el mismo se recogen las condiciones de uso de la maquinaria tipo cosechadora, las obligaciones de los agricultores cuando utilizan esta maquinaria y otras recomendaciones útiles para cosechar y evitar los incendios que se pudieran ocasionar. El ámbito de aplicación son los montes y los terrenos a menos de 400 m de monte.

Además de la maquinaria agrícola, los rayos completan el origen de la mayor parte de los fuegos registrados durante la primera quincena del mes. La actividad de tormentas eléctricas de los últimos días ha provocado incendios totalmente fortuitos, que en algunos casos no se generan de forma inmediata a la caída del rayo sino que permanecen latentes en el subsuelo y se encienden cuando suben a la superficie, a las 24 ó 48 horas.