Unos pocos euros, ese fue el botín que se llevaron el o los ladrones que entraron a robar en la noche del jueves en la iglesia parroquial de Cobreros. Han sido más los daños y desórdenes en el templo que la cantidad de dinero robado. El párroco Fernando García García encontraba la cerradura de la puerta reventada el viernes hacia las once de la mañana, cuando acudía a Cobreros a preparar el templo para la misa. El sacerdote explicaba que desde la imposición de las medidas sanitarias "suelo ir 45 minutos antes para preparar la desinfección y colocar el hidrogel". Al llegar "ya sabemos cómo es el modus operandi: las cajoneras abiertas, las ropas tiradas y todo desordenado", se lamentaba.

Las propias parroquias tras la oleada de robos en los últimos años no dejan dinero en la iglesia, como medida disuasoria, a parte que en estos momentos y con la situación que se vive, el dinero que se da en el templo es "muy inferior a un verano normal".

La preocupación se extendió a las otras parroquias cercanas por si habían entrado en otras iglesias, y en principio no se ha notificado ningún robo.