El oso ha vuelto a aparecer en el monte de Velilla, en el término de Muelas de los Caballeros, donde desmanteló cinco colmenas en el paraje de Aguas Blancas, pertenecientes a la explotación "Balín". El titular de la explotación descubrió los daños el sábado por la mañana cuando hacia las doce de la mañana se disponía a colocar alzas en las colmenas. Tras avisar a la Guardería Medioambiental los agentes elaboraron el parte de daños haciendo constar la detección de huellas del plantígrado, que por su tamaño debe ser un ejemplar joven. Es la primera vez que esta explotación sufre daños, aunque dentro de la misma familia de apicultores ya se produjeron daños en 2014, la primera vez que atacó el oso y se pudo fotografiar.

En total tienen unos 9 colmenares repartidos por esta sierra de la Cabrera entre los términos de Muelas y Vega del Castillo. En estos momentos los colmenares no estaban protegidos, y algunos están situados en zonas que son difíciles de cercar por la pendiente o la disposición en zonas rocosas.

La temporada es relativamente buena para la cosecha de miel, que comenzó con mucha floración pero seguida de lluvias y descenso de temperatura que ralentizó la actividad de las abejas. El temor del titular de la explotación es que el oso vuelva de forma reiterada a las colmenas "sería una faena que volviera cada 15 días y atacara cinco colmenas más".

La asociación Apis Durii ha pedido que la administración agilice y acorte los plazos para resolver estos expedientes e insistir "en pagar los daños a la mayor brevedad". En estos momentos las colmenas están en plena producción y además de perderse la colmena se pierde la cosecha de todo el año.

"Es relevante para la provincia y para el turismo en Sanabria que exista el oso pero que se paguen las indemnizaciones a la mayor brevedad, una vez que los Agentes Medioambientales han certificado esos daños". Las indemnizaciones "no son ningún chollo. Los daños se valoran de acuerdo a unas tablas. El daño de un oso en las colmenas es como si el lobo te come cinco ovejas o dos terneros" señala la asociación.

La apicultura "pasa por momentos muy complicados. Desde hace 20 años no existen colmenas silvestres, las abejas están vivas porque los apicultores las están cuidando con tratamientos acaricidas para que no mueran". Al enorme trabajo de mantenerlas vivas hay todo un trabajo de suplementación alimentaria antes de comenzar la temporada. Aprovechan esos hidratos para alimentarse ellas, para que cuando lleguen marzo abril estén fuertes y que la colmena pase 7.000 u 8.000 abejas a 50.000 para que estén en pleno apogeo cuando llegue la floración".

Al coste en tratamientos sanitarios y la competencia de los apicultores trashumantes se suma la presencia del oso. Las ordenanzas de apicultura "las tumban todas y los ayuntamientos son los responsables de controlar los asentamientos trashumantes, y que se mantengan las distancias con los apicultores estantes". Este ataque "deja claro que el oso lo tenemos en casa".

La asociación pide que se promuevan campañas de concienciación y charlas informativas en las zonas afectadas y las limítrofes "ya que en estos momentos hemos perdido la cultura osera". El oso no tiene depredador, se está respetando en este territorio y sin necesidad de generar alarma hay que empezar a recuperar la conciencian osera y los apicultores tienen que pensar en poner en pastores eléctricos y estudiar la ubicación para evitar que entre el oso.