Salvo por las mascarillas, los habitantes de Rihonor de Castilla y Rio de Onor de Portugal vuelven a su propia normalidad en la aldea europea. Vuelven a transitar, desde el primero de julio, por la calle que une los dos países. La retirada del bloque que cerraba la carretera normalizó el tránsito y el tráfico turístico por la frontera. Entre los visitantes de ese primer día, un motorista de Figueira da Foz que se para entre las señales de los dos países para hacer fotografías. Pregunta por la dirección a Puebla "de la montaña".

El tarraconense Pedro Flores, de Salou, cruza su moto en el límite internacional y comienza a hacer fotografías. Se dedica a hacer reportajes de sus viajes para revistas del mundo del motor. Este año, con el cierre de fronteras, cambió su recorrido por Europa por la frontera y el norte de España. Un viaje que inició los días previos a la apertura de la frontera, de hecho pasó de Salamanca a Zamora, y ahí se enteró de que la frontera iba a quedar abierta. Entró al país vecino por la autovía de Braganza. El buen estado de la carretera le llamó la atención, como también le llamó la atención que "no hay nadie. He atravesado cientos y cientos de kilómetros en total soledad".

Y no era un día de soledad precisamente lo que encontró en Rihonor. Era el día de la apertura de la carretera, que atrajo a los vecinos hasta el puesto fronterizo. A las 10 de la mañana, hora española, los vecinos contemplaron las operaciones para excarcelar la carretera por parte de los operarios. Ximena Acuña y sus hijos Nahuel y María Sánchez Acuña presencian la operación, Nahuel cámara en mano ha inmortalizado el momento en que se retiró la viga que durante más de tres meses ha dividido el pueblo en dos.

Desde hace año y medio un equipo de cine graba la vida diaria en la aldea, y como no podía ser de otra manera, las dos profesionales -cámara y sonido- han dado cuenta de la situación de Rio de Onora durante la pandemia y el confinamiento. También dan cuenta de los visitantes.

El secreto mejor guardado ha sido que los vecinos se han saltado el confinamiento para ir a comprar al barrio de al lado "los servicios venían del lado de Portugal". "No teníamos opción porque de España no venía servicio ninguno. Solo venían a quitar la basura. Pan, fruta y todo de Portugal". De España no llega nada "y menos durante la cuarentena", como se quejaba una de las vecinas.

El furgón del vendedor ambulante de fruta y comestibles recalaba en el barrio portugués y allí se reencontraron las vecinas del barrio de Arriba con las del barrio de Abajo. Nahuel va volando con su bicicleta hasta casa para coger las mascarillas para acompañar a su madre. Las bicis circulan libremente por la calle.

El paso a la playa tampoco se cortó durante la pandemia, por el barrio de Abajo, con lo cual también transitaron los ciudadanos portugueses, residentes y visitantes.

La normalidad llega hasta tal punto que en el primer día de apertura del tráfico entre los dos países, un camión se llevó por delante el corredor de una vivienda en la travesía española. El accidente ocurrió a las siete de la mañana porque al llegar a Calabor la frontera aún estaba cortada y decidió entrar por la estrechez de Rihonor.

Los operarios de la Consejería de Fomento retiraban las señales en la frontera de Calabor, entrada la mañana, pendientes de que Portugal retirara los bloques de hormigón y evitar precisamente reconducir la circulación a la frontera y que los vehículos quedaran atrapados. Faltó algo de coordinación entre las administraciones de ambos países para dejar despejado el tránsito. Trabajadores, ciclistas y turistas han comenzado a circular con normalidad.

Marina Castro y Xosé Castro , vecinos de Braganza, pidieron un día para poder "experimentar" el primer día de apertura de la frontera. "Esta frontera tiene 800 años de antigüedad". El dato lo remarcaba Xosé Castro, vecino de Braganza que para unos minutos en la explanada de Portelo para hablar por teléfono y preguntar si se puede pasar a España. Conoció esta frontera y la de Quintanilla cuando "se cerraba a las doce de la noche y se abría a las ocho de la mañana", antes de que los dos países entraran en la UE. "Tenemos mucha relación con uno y otro lado", con Zamora y la zona del Lago. La relación es tan estrecha que el Monasterio de Castro de Avelás perteneció a los dominios de San Martín de Castañeda, hasta su venta en el siglo XVIII.

Marina traslada sus "saudades" del Lago y la pregunta es si pueden entrar y si habrá mucha gente, para un miércoles. El día de permiso se convertirá para ellos en un primer día de playa lacustre. Los ciclistas que han hecho el recorrido hasta Puebla, ya están de vuelta.