De todo el trabajo en la granja a Dani le gusta especialmente el periodo de lactancia de las terneras, sus primeros meses de vida. "Lo más importante de la crianza es el encalostrado, por eso cuando pare una vaca intento darle a la ternera un calostro de calidad lo más rápido posible; procuramos que en la primera toma se beba cuatro litros de calostro. Es básico para el futuro del animal, por algo lo llaman el oro blanco", explica este joven ganadero de Torres del Carrizal.

A sus 27 años Daniel Vicente Rodríguez atesora una rica experiencia labrada desde niño. Nació y creció viendo a sus padres al pie del cañón con las vacas, y aunque en la adolescencia no tenía muy claro por dónde encaminar sus pasos, al final ha terminado garantizando el relevo en esta explotación familiar de vacuno de leche. Oficialmente Daniel se incorporó a los 20 años, después de estudiar una FP de soldadura y calderería que no le convencía y definitivamente inclinó la balanza hacia la ganadería. "Cuando hice las prácticas me di cuenta de que lo que realmente me gustaba era lo que tenía en casa. Decidir sobre trabajo de tu vida es un momento complicado, pero cada día estoy más satisfecho de la decisión que tomé" cuenta el joven ganadero, que también es presidente de la asociación de productores de vaca de raza frisona de Zamora (Afriza).

Nadie como él representa el futuro del vacuno de leche, un sector especialmente joven en Zamora. Con 55 explotaciones y unas 7.000 vacas en la provincia, muchos ganaderos asociados han tomado el relevo de sus padres y garantizan la supervivencia de un sector hoy muy profesionalizado. "Somos un caso raro respecto a otras provincias, quizás la gente se anima más a quedarse porque tenemos Gaza; la cooperativa es un seguro porque nos garantiza una estabilidad en el precio de la leche".

La opción por la ganadería tampoco sería posible o lo haría más difícil sin una pasión por los animales como la que siente Daniel. "Lo bueno es que eres tu jefe, en mi caso estoy haciendo lo que me gusta y estar con los animales para mi es muy gratificante. Es algo que te recompensa con creces, ver nacer a una ternera, la inseminación, cómo crece y trae otra cría, la primera lactación, ves cómo se va haciendo mayor. A mi eso me encanta".

En el otro lado de la balanza las debilidades de un sector que no puede controlar el precio de venta de la leche "y tienes que andar muy fino con los demás parámetros que hay en una granja para obtener una pequeña rentabilidad". La genética es uno de esos factores "super importantes porque condicionas el futuro de las vacas". Pero no lo es todo, precisa este ganadero de Torres del Carrizal; "puedes tener la mejor genética del mundo, pero si al animal no le das los cuidados perfectos desde que nace hasta que la vaca pare pues no desarrollar todo el potencial que tiene. Hay muchísimos factores que influyen en la producción de una vaca".

El mercado es el gran quebradero de cabeza de ganaderos obligados a soportar a "industrias que están forzando a reducir la producción de leche y queriendo bajar los precios" se queja Daniel Vicente. Algo incomprensible cuando, a pesar de la pandemia del Covid 19, los datos reflejan un aumento del consumo en España. "No sabemos si puede ser una jugarreta especuladora para atacar a los de siempre".

El coronavirus, que ha puesto a prueba a toda la sociedad, ha evidenciado también la importancia del sector primario, que ha seguido trabajando de forma "casi" normal. "Se ha demostrado que somos imprescindibles" defiende Daniel. Durante el estado de alarma su padre y él han seguido el mismo ritmo, lecheros y veterinarios también, no tanto los comerciales que "apenas vienen".

El ritmo de producción ha sido el normal en un sector que para este joven ganadero zamorano "tiene futuro porque la leche es un producto de primera necesidad, se va a seguir consumiendo aunque las explotaciones pequeñas lamentablemente tienen un futuro complicado". La viabilidad va por granjas más dimensionadas y profesionalizadas, aunque Daniel huye de los grandes volúmenes y apuesta por una explotación familiar "que me permita vivir bien y controlar lo que tengo".

Y lo está consiguiendo. Daniel, como hicieran sus padres, no renuncia a sus vacaciones, fines de semana, ni su gran afición por las carreras de motos. Tampoco a vivir en su pueblo, Torres del Carrizal. "Yo apuesto por la España rural" dice convencido. ¿Y la sociedad?. "Parece que con el Covid 19 se mira a los pueblos, pero creo que es falso y oportunista; la gente se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Esto pasará, la gente se olvidará como ha pasado con otras pandemias" expresa si miramientos. ¿Y las administraciones?, "ayudan lo justito, los pueblos van decayendo y excepto los de la periferia, los demás lo van a pasar mal". Daniel, como otros jóvenes ganaderos, es un aval de futuro para un sector primario orgulloso de dar de comer a la sociedad.

De haber sido un año normal, en unos días se celebraría el encuentro anual de Afriza, con la entrega de premios a las mejores ganaderías. Como tantas cosas, se pospone hasta nueva orden.