Andrés Castaño Fernández, agente medioambiental alistano, acaba de ser nombrado guarda mayor de Zamora por la Consejería de Medio Ambiente. El nuevo cargo, que viene a premiar a una familia alistana de profesionales que cuidan de la naturaleza los 365 días al año, es "un acierto y una garantía de continuidad en el buen hacer de los miembros de este cuerpo de empleados públicos", a juicio de Clara San Damián. La delegada territorial de la Junta reconoce que "me consta el respeto que se ha ganado de todos sus compañeros, lo que sin duda le hace merecedor del puesto".

Alistano de pura cepa, amante y defensor de su tierra y tradiciones, Andrés Castaño Fernández nació en Mahíde en 1968. La sangre medioambiental viene procede de su propio padre Tomás, que fue en su tiempo guarda del antiguo Icona, mientras su madre María trabajaba como empleada de Correos.

Ante la difícil conciliación, los padres internaron a Andrés en el colegio de las monjas del Amor de Dios en Alcañices. Con nueve años regresó a Mahíde para estudiar en el recién estrenado colegio comarcal de Santa María Egipciaca. En plena adolescencia dejaba Aliste para cursar Bachillerato en el instituto de Muga. Con 17 años, entró en la Escuela de Capacitación Agraria de Coca, en la provincia de Segovia. Así, su primera etapa laboral la desarrolló en el verano de 1988 en la base de extinción de Villardeciervos a bordo del único helicóptero de extinción con el que contaba entonces Castilla y León. De ahí que aquella época estival la pasase prácticamente apagando fuegos en tierras leonesas. Tras el obligado paréntesis del servicio militar en Salamanca, regresó al oeste zamorano dos años más como vigilante en la Reserva de caza de la Sierra de la Culebra.

Aprobadas las oposiciones de agente forestal de Castilla y León, estrenó su nuevo oficio en las montañas palentinas de Fuentes Carrionas. Y ya en 1992 regresó a Aliste, donde ha trabajado como agente medioambiental y, más adelante, jefe de la comarca forestal, el más joven de la comunidad.

La integración social de los agentes es uno de los hechos más evidentes. Tanto él como sus compañeros han sido muy bien valorados entre la población alistana, después de años de trabajo resolviendo dudas y echando una mano en el siempre complejo papeleo. Con su labor, los agentes han logrado que se les vea como lo que son, servidores públicos que solo trabajan para prestar un servicio a la sociedad, con la salvaguarda de la naturaleza como objetivo prioritario.

Ellos, los propios agentes, son enamorados de su entorno y de su profesión. Reconoce Andrés Castaño que desempeña "la mejor profesión que hay en el mundo, un trabajo en plena naturaleza en un marco incomparable". Confiesa que no faltan los sustos, "luchando contra las llamas", aunque año tras año "la concienciación ciudadana está consiguiendo que haya menos fuegos".

En paralelo, el nuevo guarda mayor también ha participado en la política. Con solo 18 años se convertía en alcalde pedáneo de San Pedro de las Herrerías, donde se había asentado su familia, el más joven de la recién estrenada democracia. Y a los 25, fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Alcañices. Durante cuatro años fue secretario del grupo de acción local Adata, con el malogrado Germán Cerro como gerente.

También ha tenido tiempo para apoyar la cultura. Durante siete años, Andrés Castaño fue presidente de Aulas de Música de Aliste y Tras os Montes. Y más tarde, estuvo entre las personas que fundaron la agrupación alistana Manteos y Monteras, o la asociación para el estudio y promoción de la Capa Parda Alistana, constituida en 2013.

La comarca forestal de Aliste cuenta en la actualidad con una decena de agentes medioambientales y un capataz del medio natural. En los meses estivales se suman más de 50 trabajadores en la lucha contraincendios, entre conductores de autobombas y vehículos todoterreno, peones forestales, vigilantes y maquinistas. Porque los agentes medioambientales son la cara visible de la Junta sobre el territorio, sobre todo en lo bueno y, en ocasiones, también cuando hay que prohibir, llamar la atención o sancionar por el bien de todos.