J. A. García

La paz y la tranquilidad que viven los toros bravos que pastan la finca "La Vega", de Fuentelapeña, la quisiera respirar su dueño, el ganadero Juan Carlos Encinas Rodríguez, que atiende a diario a unas reses ajenas por completo a pandemia alguna, a plazas y encierros donde se transforman por completo.

"Que termine esta pandemia pronto y que volvamos a la normalidad porque los pueblos sin fiestas no son pueblos. Estamos todos esperando a que lleguen los festejos y que vengan los vecinos porque un pueblo sin fiestas en un pueblo muerto" expresa Encinas.

No pierde, sin embargo la esperanza. "Veo la situación como todos los ganaderos y taurinos, un poco complicada. Aunque soy optimista y creo que para septiembre puedan darse algunos festejos populares y tradicionales, que son los que más abundan por Zamora, porque en julio y agosto todos los pueblos los tienen prácticamente suspendidos" expresa. Está al corriente de la parálisis, no por boca de los regidores, sino "porque los Ayuntamientos anuncian los bandos. Vadillo, Fuentesaúco, Villaescusa... el rumor está ahí y lo sabemos. Pensamos que para septiembre, que también es buena época, puede haber algún festejo, pero será complicado porque es mucha responsabilidad para los alcaldes y tienen miedo". Hay que adoptar medidas y en un aplaza de toros portátil, que tiene el aforo de 1.600 personas, se pueden controlar a los aficionados, pero en un encierro de campo o de calle la gente va estar como muy junta y es difícil el control".

Pero Juan Carlos Encinas es un ganadero que por la forma de gestionar su explotación, de unas 170 cabezas, no se ha visto obligado a descastar o enviar toros al matadero por no poder destinarlos a los espectáculos taurinos. "Todavía no le he hecho porque normalmente vendo los novillos de dos años para tres debido a que son los animales que se llevan en los festejos populares. Cuando pasan a una edad de cuatro o más años es complicado porque se exige un doble vallado" manifiesta. Apunta, ademas, que "por esta zona" se llevan los utreros. "Por esta razón yo casi los podría aguantar hasta el año que viene, dándoles de comer y con la incertidumbre de que cuanto más edad alcanzan hay más peligro porque se pegan y siempre tienes bajas". Los ganadero de por aquí tenemos novillos para festejos populares. Los animales mayores son más caros y los presupuestos de los ayuntamientos son muy ajustado y es más difícil vender reses con cuatro años. Yo el problema de edad, de momento, no lo tengo" subraya Encinas.

"Son unos toros muy bonitos porque les hay de todos los pelajes y libreas" afirma. En lo tocante al encaste de la ganadería indica que "compramos la ganadería hace 20 años. Teníamos una raza Parladé, de toros altos, grandes, muy buenos y bravos. En 2009 tuvimos que hacer un vacío sanitario y compramos por la línea de Juan Pedro Domecq. Las vacas son puras Juan Pedro Domecq, que tienen bravura y nobleza. Es lo que quieren los toreros. La pena es que en la zona se pierden los festejos de plaza, tanto novilladas como becerradas, y se dedican las reses a encierros, concursos, desenjaules?".

La situación actual supera con creces la vivida hace doce años, con la crisis que vivió el país y cuyos impactos también notó el sector taurino. Según explica, "en la crisis del 2008 los ayuntamientos andaban mal de dinero y hubo que bajar el precios de los novillos, pero económicamente te recuperas. De la que no te recuperas es de una tragedia como ésta. Los novillos se vendían entonces a precios de coste. Había que hacer fiestas porque en un pueblo sin fiestas al alcalde le tiran por el balcón. En esa crisis se vendieron los novillos a precio coste. Ni ganabas ni perdías dinero. Ahora no hay venta alguna".

Lleva tres años sin saber de los lobos y considera que las dehesas con toros bravos no son lugares atractivas para los furtivos, "porque los toros imponen respeto", pero tampoco las considera adecuadas para sacar adelante especies amenazadas, como el lince, porque los toros en su hábitat si entra alguien no se comportan como perros guardianes y se alejan.

Juan Carlos Encinas no ha visto por ahora un apoyo real de las administraciones. Ni el Ministerio de Agricultura ni de Cultura han dicho nada. El presidente de la Junta de Castilla y León dijo que ayudaría pero todavía no he visto nada publicado o para ver de qué forma ayudará. Creo que sería posible con créditos a bajo interés, o unos préstamos a fondo perdido. Cada ganadero tendrá sus problemas y verá la mejor forma". Decir que, tras la entrevista, el ministro de Agricultura Luis Planas y representantes de la Unión de Criadores de Toros de Lidia mantuvieron una reunión telemática donde se trató sobre aforos para celebrar festejos taurinos (a partir del 21 de junio las competencias pasan a la Comunidad Autónoma), sobre la Ley de Bienestar Animal que se está redactando desde la Dirección General de Derechos de los Animales, el valor añadido del toro bravo y su contribución medioambiental, y un IVA reducido como producto cultural).

Hoy los novillos de Encinas pasean su noble figura felices campando por una dehesa primaveral, de unas 40 hectáreas de terreno.