"Es el momento del turismo rural". Es el sentir, y el deseo, de un sector a la expectativa tras la hibernación impuesta por el Covid 19. Aunque tímidamente, casas rurales y actividades de naturaleza empiezan a recibir las primeras señales después de un letargo de tres meses que se ha llevado por delante la temporada de Semana Santa y una primavera prometedora. El inicio de la desescalada en las grandes ciudades despierta el interés por destinos turísticos dispersos, naturales, cercanos y aislados, alejados del bullicio.

Por eso Ana Martínez, gestora de una central de reservas y de casas rurales en Aliste "Antes de la crisis del coronavirus íbamos muy bien y esperamos recuperar ese pulso" confía. De momento ha empezado a sonar el teléfono, especialmente de llamadas de familias en busca de alojamientos situados en entornos naturales y rurales. "Casa rural con piscina es el objetivo más deseado" confirma esta profesional.

Ana Martínez también está atendiendo consultas sobre los cruceros por el Duero-Douro que salen de Miranda, una de las muchas actividades pendientes de la apertura de fronteras. El río internacional genera un dinamismo en la Raya, ahora también perdido. "De momento la gente pregunta, no se concretan reservas porque todavía está todo muy confuso, no hay claridad, pero sí se percibe interés por los destinos rurales. Igual en julio viene todo de golpe".

Beatriz Rodríguez, al frente de una casa rural en Pedrazales, coincide en el hecho de que los potenciales clientes están "tanteando". "Se empieza a mover la gente con mucha timidez" observa esta empresaria. "El cliente tiene ganas, pero a la vez no ve las cosas claras y nosotros estamos igual porque no sabemos lo que va a pasar". No han faltado peticiones de reservas para junio, aunque las primeras que se han cerrado son en julio, después de que el estado de alarma cancelara todas las estancias programadas desde hace meses.

En regiones como Asturias, Galicia o Extremadura, que van por delante de Madrid o Castilla y León en la desescalada, los veraneantes empiezan a mover ficha interesándose por la situación y las condiciones de las casas rurales. Pero cuando abra Madrid o la propia comunidad castellano-leonesa, se espera la verdadera reactivación del sector en Zamora, que recibe muchos turistas de ambos territorios. "Cuando la gente tenga claro que va a poder salir es cuando veremos más movimiento" vaticina Ana Martínez.

Desde Gamones de Sayago, Delfín Martín certifica que "la gente está empezando a preguntar", con un interés especial por las condiciones y las características de las casas rurales. "Puede que los grupos de amigos o profesionales den paso a las solicitudes familiares y eso a nosotros nos facilita la gestión porque juntar gente de distintos lugares, que no ha pasado junta el confinamiento complica las cosas; si la gente es cada una de un lado, obliga a otro tipo de medidas".

Zamora, como punto intermedio entre el norte y Madrid, suele ser del gusto de grupos que optan por el turismo interior si hacer demasiados kilómetros. Pero en tiempos de pandemia esas reuniones hay que cogerlas con pinzas y los alojamientos de turismo rural son conscientes de ello. Por eso, los primeros interesados en no asumir el más mínimo riesgo son los gestores de las casas rurales que se asientan en pueblos donde, por regla general, han estado libres de la pandemia.