Los áridos son uno de los recursos minerales destacados de la provincia de Zamora y el sector espera una explosión de obra pública -también privada- para recobrar el mejor pulso. Debido a su excelente calidad del material -con diferente porcentaje de canto o arena según la zona- el producto zamorano es solicitado por empresarios de León, Asturias y Salamanca, además de Portugal. Las graveras, de mayor o menor actividad y dimensión, forman parte de paisaje y constituyen un motor significativo de la economía de Zamora por el número de explotaciones, de empleados y de millones de toneladas manejadas de un material estratégico e imprescindible.

El sector de los áridos pasa, no obstante, por unos momentos demasiado apacibles, detenidos además durante unas dos semanas a causa del estado de alarma decretado con motivo de la pandemia del coronavirus. El deseo es una pronta reactivación de la economía que agilice la contratación "tanto de obra pública como privada" para elevar los niveles de extracción y de comercialización de arenas, gravas y hormigones, y que puede llegar, entre otras, a través de infraestructuras de comunicación (autovías), de regadío (canales), de construcción de viviendas, naves ganaderas...

El descenso de la demanda lo ha agudizado "la conclusión de grandes intervenciones como el trazado de la línea de Alta Velocidad a su paso por Zamora, la finalización de presas hidroeléctricas como las construidas en los ríos Sabor y Túa (Portugal), "que consumían unos 50 camiones diarios", también de ciertas autovías y la menor ejecución de obras de calado. Las principales empresas que operan en la provincia de Zamora destacan la merma del sector, y cifran la reducción "en un 50%", tanto del número de empresas como en puestos laborales.

Algunas empresas se mantienen "gracias a los prefabricados" de hormigón (bovedilla, bloques, pasos para vías de comunicación, cursos fluviales...) según afirma el geólogo Francisco García Carbonero, con gran conocimiento del sector y ligado, entre otras, a explotaciones de la zona del Duero.

Los principales asentamientos areneros de la provincia de Zamora se reparten por la zona del Duero, entre Fresno de la Ribera y San Román de la Hornija, la zona del Esla y la parte media-baja del Tera. Prácticamente todas las graveras dejan ver sus montañas de áridos próximas a las vías de comunicación debido a que el transporte es clave en un sector estratégico de país. Las cuencas predilectas son la del Duero, con un 80% de arena y un 20% de canto, y la del Esla y Tera, donde predomina el canto.

Antonio Fernández sigue, a sus 62 años, al pie del cañón. "Pertenecemos al sector minero" expresa. "La actividad es rentable si la finca o el monte que aprovechas es tuyo porque si hay que pagar el material, extraerlo, transportarlo y clasificarlo es lo comido por lo servido". Afirma que "alguna planta de hormigón tiene que quedar", pero en la zona de Benavente "de ocho que había quedan tres o cuatro", a las que abastece la explotación de Granja, y en su planta hace unos quince años trabajaban "trece o catorce personas y ahora quedamos dos". Alude a que la despoblación del medio rural tiene su repercusión "porque se hacían viviendas y ahora es algo que acabó. Solo hay alguna construcción de naves ganaderas". Insiste en subrayar que "el sector pasa por un momento crítico" y, en su criterio, la solución pasar "por favorecer el asentamiento de industrias que conlleven puestos de trabajo" que conllevará la reanimación constructiva.

Coincide con otros del sector en las dificultades que encuentra el sector a la hora de conseguir las autorizaciones. "Recuerdo cuando ibas a los despachos y una persona, con un bolígrafo, resolvía las cuestiones. Ahora son cien, con ordenadores, y hay que esperar días. La burocracia no ha cambiado, todo lo contrario. Y si aparece Medio Ambiente o Patrimonio échate a dormir".

"Si quieres montar una empresa de áridos tienes los gastos de dos años y no has empezado a producir una tonelada de arena. Están los permisos, comprar las fincas y hay que pasar por los departamentos de Cultura, Medio Ambiente, Confederación Hidrográfica, Minas..". No obstante, precisa que "dentro de lo malo en Zamora no estamos mal del todo, en comparación con Madrid, porque aquí son dos años, y allí cinco". El sector reconoce que la industria ha experimentado un visible "progreso tecnológico", pero las circunstancias obligan a echar mano de maquinaria de segunda mano "porque nueva es inviable". "Una pala cargadora son 300.000 euros, más IVA, y como hay mucha incertidumbre se va a segunda mano que puede andar por los 90.000 euros".

Los gastos de corriente eléctrica de una planta oscilan entre 20.000 euros mensuales a los que hay que sumar los consumos de combustible de las palas, retros y demás maquinaria, que pude rondar los 400 litros por vehículo.

Aunque hay explotaciones que cuentan con sus propios camiones, lo más normal es que se subcontrate el transporte, que es algo muy ligado pero independiente de la explotación minera. De hecho, el transporte "lo juega todo".

Es un producto necesario pero que mantiene unos precios de hace años, de unos tres euros tonelada de arena y 4,5 la de canto.

La Asociación Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos (ANEFA) hace hincapié en que "bien entrado el siglo XXI, la industria ha experimentado un significativo progreso tecnológico y, al mismo tiempo, las circunstancias normativas y sociales que rodean al sector han cambiado radicalmente", de ahí la importancia de "las nuevas tecnologías, las técnicas emergentes y la digitalización aplicadas, los aspectos ambientales, la responsabilidad social empresarial, la seguridad y salud, la calidad de producción y de producto, la eficiencia energética y la optimización de los procesos productivos" expresa el presidente Ramón Ruberte Auré, que repara en la complejidad "de las tramitaciones administrativas, la creciente dinámica populista contra la aprobación de per¬misos de explotación, la revisión de la normativa de restauración y de residuos y la trasposición de la legisla¬ción europea sobre la Sílice Cristalina Respirable (los trabajadores está acogidos al convenio minero), la competencia des¬leal y la compatibilidad de la actividad con el medio ambiente".