"Zamora tiene un potencial enorme en la comercialización de carne de caza" expresa convencido el presidente de la Asociación Zamorana para la Defensa de la Caza y de la Pesca (Azadecap), Antonio de José Prada. Repara en los recursos cinegéticos que dispensa una provincial de abundante caza mayor y menor, con carnes ofrecidas y más que aceptadas en los salones gastronómicos, y cada vez más integradas en los menús de la hostelería o de la restauración.

Mamíferos como liebres, conejos, jabalíes, ciervos, corzos, cabra montesas y aves como el ánade azulón, perdiz roja, la becada, el faisán y paloma torcaz realzan los menús puestos a la boca de los comensales en los más variados manteles. La Junta de Castilla y León lo sabe y en sus mentes estuvo dotar a las Reservas de Caza de una nave de despieces de los animales cazados.

Sin embargo, el montero Alfredo García, sostiene que la comercialización de carne en Zamora, e incluso su degustación, está en pañales "porque no hay cultura y catequesis" en la caza; y apunta que, "salvo algunos que hacen algunos embutidos por decir que tienen caza, la mayor parte se va para Portugal, Extremadura y los países europeos" a través de empresas que hacen los preparativos y el envasado.

Y es que la caza es algo más que asueto, control de especies, negocio, liberación de adrenalina, camaradería y "un recurso renovable". Es buena mesa y siempre se ha considerado una vergüenza matar por matar y tirar la carne a contenedores o abandonarla en el campo para casta de grajos. La imagen de una tropa de cazadores -cada vez menos visible- que llega a un coto dos veces al año para batir los campos con cientos de perros, y arrasar con un tiroteo la población de jabalíes, que luego desprecian, causa rechazo en un medio rural que valora el alimento, que ha visto a padres y abuelos cazar a cuentagotas para disfrutar de lo logrado con familiares, amistades o, en casos, con toda la población.

"Existe una enorme oportunidad para que el manejo sostenible de la vida silvestre a través del aprovechamiento cinegético contribuya a proporcionar alimentos de calidad, frescos y locales en una actividad bien administrada, cultural y económicamente apropiada", expone el gestor de José Prada. Alude a "la importancia de la carne de caza silvestre y a los factores que impulsan el consumo de la misma en un contexto de rápido cambio social y económico, para modelar los patrones de consumo del futuro". De José Prada señala que "el desconocimiento de la sociedad, principalmente en el mundo urbano, y las falsas creencias hacia la carne de caza o la animadversión de una parte de la sociedad hacia la caza propiamente dicha, hacen que sea un producto primario de lenta aceptación social".

Considera que es necesario "desarrollar e implementar sistemas de monitoreo de la recolección de carne silvestre y el comercio (o autoconsumo) basado en la integración de entidades cinegéticas locales y conocimientos científicos", así como "informar y formar al colectivo de cazadores en buenas prácticas para el manejo de la carne de caza que garanticen su buena calidad e inocuidad".

El gestor cinegético pone de manifiesto que "la carne de caza es un producto primario poco conocido y poco valorado", pero apunta que "en los últimos años, la aparición de asociaciones y empresas cárnicas especializadas están ayudando a dar a conocer el producto y a valorarlo correctamente". Unas infraestructuras que todavía se echan en falta en la provincia de Zamora.