VERGÜENZA. Es una indignidad como se están gestionando los datos de las víctimas del coronavirus. De repente Sanidad "resucita" a casi 2.000 personas, que ya no aparecen en la estadística relacionada con el COVID-19; se han evaporado por un cambio de método en la recogida de datos. El exceso de política, precisamente cuando se está vendiendo falazmente la garantía de la ciencia, hace que las series históricas pierdan credibilidad y todo sea más difícil. Los muertos y los enfermos no son números, se merecen un respeto. Y sus familiares y los ciudadanos en general que necesitan transparencia para perder el miedo. El virus está manchando las estadísticas particulares de las comunidades autónomas. Nos dijeron que había un mando único, y es mentira. Lo que hay es un interés único, el de cada uno de los territorios autonómicos y del Gobierno. Al final habrá que ir al Registro Civil a ver los muertos del año pasado en marzo, abril y mayo y cotejarlos con los meses correspondientes de 2020. Solo así vamos a salir de dudas. Castilla y León ya lo ha hecho por mandamiento de la Justicia.

Vergonzoso es también el cese del coronel López Cobos, jefe de la Guardia Civil de Madrid, que, al parecer, lo único que ha hecho es defender la independencia de los informes judiciales. La ponzoña política se empieza a ver más allá de los Pirineos y los errores son tantos que ya están haciendo sangre.

ESPERANZA. Acierto parece salvar del naufragio la Feria del Ajo de Zamora. El acuerdo en el último minuto de sindicatos agrarios, Caja Rural, Ayuntamiento y Diputación de llevar, con todas las garantías sanitarias por supuesto, el certamen a Ifeza la primera semana de julio supone un ejemplo de remar en la misma dirección en tiempos de tormenta. Es todo un símbolo de la senda que debe seguir la provincia: apostar hasta la obsesión por el campo y la agroalimentación como pilares esenciales de la recuperación económica y social. Todo será más fácil si las instituciones empujan a una para lograr el reconocimiento de nuestras producciones. Nada está perdido si hay voluntad de caminar juntos.