El Arciprestazgo de Aliste y Alba, con 84 parroquias donde viven 9.743 personas empadronadas, reabría las puerta de sus iglesias al culto el pasado fin de semana tras 73 días cerradas, con dos atípicas jornadas marcadas claramente por el miedo al COVID-19 en una tierra donde la mayoría de los habitantes son de la tercera edad.

“Vale más prevenir que curar y nadie va a poner en duda ahora nuestra fe y que nos gusta ir a misa los domingos, pero somos conscientes que la salud es lo primero y no queremos correr riesgos innecesarios”, aseveraba un matrimonio de octogenarios mientras seguía la eucaristía por La 2 de TVE sin salir de su casa. El histórico Santuario Mariano Diocesano de Peregrinación de Nuestra Señora la Virgen de la Salud de Alcañices, patrona de Aliste, acostumbrado a multitudinarias celebraciones, vivía el pasado domingo una de las eucaristías más solitarias que ha vivido quizás desde su construcción en 1541. La Villa es el núcleo de población más grande de toda la comarca, con alrededor de un millar de habitantes, y a pesar de ello solo acudieron solo 20 feligreses en un recinto donde hay capacidad para 250 personas sentadas, más de 300 con las que pueden estar de pie y en la “tribuna”, con lo cual aún teniendo encuentra que se podía cubrir el 50% del aforo y podrían haber participado como poco 125 personas, a duras penas se alcazaba un muy reducido 6,6% del aforo total. Todos los asistentes cumplieron con la norma de ir provistos de mascarilla.

Sarracín de Aliste fue el único pueblo donde la misa no se celebró en un templo dado que su iglesia parroquial de San Miguel Arcángel sigue cerrada al culto desde hace más de 13 meses a causa de su grave deterioro y el peligro real de derrumbe de la cubierta, la celebración tenía lugar en el antiguo salón de baile y sólo contó con siete feligreses, entre ellos el alcalde Germán Matellán Fernández. Sarracín es actualmente uno de los pueblos más grandes de Aliste, con 226 empadronados. El caso más llamativo se dio en la parroquia de Santa Eulalia de Mérida, en Valer de Aliste, donde el cura y arcipreste Fernando Lorenzo Martín se vio obligado a suspender la misa que había programado para el sábado a las 11 de la mañana tras trasmitirle sus propios feligreses que dadas las circunstancias actuales nadie pensaba acudir al templo: “Si quiere decir misa que la diga, pero va a ir el solo”.

Bercianos de Aliste es uno de los pueblos con mayor fervor religioso de toda la Diócesis de Zamora y muestra de ello es su Semana Santa y su Santo Entierro declarados actualmente Bien de Interés Cultural.

El templo de San Mamés que tantas veces se ha quedado pequeño, para acoger a los devotos, en esta ocasión se quedaba prácticamente vacío con solo 10 feligreses allí presentes. Dentro de las parroquias alistanas y tabaresas pertenecientes a la Diócesis de Astorga la celebración de comuniones y confirmaciones tan y como se estableció en su momento sigue efectiva las suspensión de la mismas hasta el primer trimestre del proximo curso pastoral 2020-2021. Para Teo Nieto, cura de San Juan: “En Aliste y Alba hemos comenzado a abrir los templos, pero consecuentes de que el templo de Dios que es cada persona, cada familia, nunca ha estado cerrado porque las gentes de estos pueblos han mantenido su fe a pesar de las circunstancias” y reconocía que “en estos pueblos tenemos que ser muy cuidadosos porque estamos en una zona especialmente vulnerable y la poca incidencia que ha tenido de momento la enfermedad puede generarnos una sensación de invulnerabilidad que traerá precisamente el efecto de hacernos más vulnerables”, y por eso “los responsables de la pastoral hemos decidido comenzar poco apoco extremando las precauciones y siguiendo en todo momento lo prescrito por las autoridades sanitarias