Habituados a patear el campo para tasar sobre el terreno los daños en cultivos, la pandemia del COVID 19 también ha trastocado el trabajo de los peritos tasadores agropecuarios. Estos profesionales no han parado. Su vinculación al sector primario, considerado estratégico y esencial durante el estado de alarma, no ha afectado a las peritaciones, aunque evitando, en la medida de lo posible, contactos y desplazamientos.

Para eso están las nuevas tecnologías a través la teleperitación, una técnica novedosa que funciona con de aplicación que conecta al agricultor con el técnico por una videocámara. "Ha sido una experiencia buena, todos hemos puesto de nuestra parte y se ha podido hacer el trabajo" explica David Sanabria, presidente de la Asociación Profesional de Peritos Tasadores Agropecuarios (APPTA).

El móvil del agricultor, a pie de parcela, se ha convertido en los ojos por los que el perito observaba las zonas afectadas desde la pantalla de su ordenador. Un sistema con el que han trabajado por primera vez estos profesionales. "Al principio es una experiencia extraña porque los asegurados están acostumbrados a verte y a que vayas al campo, pero todo el mundo ha entendido las circunstancias excepcionales" explica María del Rosario García de la Torre, perito que opera en la provincia de Zamora. "Ha habido algunos inconvenientes por la mala cobertura en algunas zonas, se cortaba la emisión, pero en general se ha podido trabajar bien".

Como sus compañeros García de la Torre ha alternado el trabajo en casa con el de campo, en este último caso con la protección adecuada y guardando las distancias con los agricultores. Además Agroseguro ha expedido un certificado a cada trabajador en el caso de que la Guardia Civil diera el alto cuando; "nos han parado bastantes veces pero no ha habido ningún problema", precisa el presidente de APPTA.

Estamos ante profesionales muy de campo, pegados a la tierra, por eso muchos han preferido, en la medida de lo posible, desplazarse hasta las parcelas, aunque el estado de alarma ha impedido hacer las cosas como siempre. "Antes de ir avisamos al asegurado a través de un mensaje y cada uno va en su coche. No hay saludos, no hay interacción y, salvo alguna circunstancia, generalmente hay avenencia. Así evitamos la firma grafiada, ponemos de mutuo acuerdo y se acepta la peritación" explica David Sanabria.

Otra cuestión ha sido la organización de los peritos, cuando se desplazan lejos y tiene que buscar alojamiento. El estado de alarma les ha obligado a buscarse la vida en cuanto a hospedaje y comidas. El zamorano David Sanabria, residente en Salamanca pero con el campo de acción en León y Galicia, suele encontrar acomodo en hoteles y restaurante ya conocidos que le pillan en su ruta de trabajo. Este año, con todo cerrado, se ha arreglado buscando apartamento y haciendo la compra para comer. "Así nos hemos ido apañando, a mí no me ha importado porque este año el campo lo compensa todo, está espectacular".

El previsible cosechón, si no hay sustos hasta que entren las cosechadoras en las tierras, hace que sea un año "más tranquilo" para los peritos tasadores. Pero en ningún caso están parados. Si otros años a estas alturas estaban tasando siniestros de sequía, esta primavera el trabajo en la provincia de Zamora se concentra en los puntuales pedriscos registrados en zonas de Faramontanos de Tábara, Toro y Villabuena del Puente o algunos daños por las últimas lluvias. Pero lo especialmente significativo son los provocados por la fauna.

El confinamiento humano parece haber estimulado la relajación de los animales salvajes, como han constatado en las proximidades de los cascos urbanos, donde se ha visto merodeando a ungulados, jabalíes o zorros. A ello se suma una falta de control por la suspensión de la caza durante el estado de alarma. "Los daños del conejo han aumentado bastante en la zona de Toro, Morales de ToroTambién los siniestros provocados por corzo, ciervo o jabalí, especialmente en zona de Tábara.

Los peritos han tasado daños en cebadas, trigos y centenos también en parcelas del alfoz de Zamora, donde se empieza es llamativa la presencia del jabalí. "Se van acercando a la capital; por la zona del polígono de Los Llanos este año he tasado daños de jabalí que nunca se habían visto y por Carrascal o el área de Moraleja del Vino seguramente también se verán daños. La fauna se está moviendo mucho y sin caza seguramente haya más siniestros" precisa García de la Torre.