Mientras algunas zonas básicas de salud en la provincia de Zamora echan cuentas para evitar estancarse en la fase inicial -alguna de ellas, con signos de evidente inquietud ante la incidencia del coronavirus, como ocurre en Toro-, siete ya disfrutan desde hace una semana de las escasas prebendas que procura encontrarse en la fase 1, concretamente, la Alta Sanabria, Aliste, Corrales, Villalpando, Carbajales de Alba y Alcañices, con una población cercana a 19.000 habitantes, y a las que se suman ahora las ZBS de Tera, Campos-Lampreana y La Carballeda, lo que supone otras 8.000 tarjetas sanitarias.

Si en las primeras siete zonas no se notaron excesivamente los efectos del cambio de fase, en estas tres, la prudencia a ultranza se ha convertido en el común denominador, como lógica respuesta emocional al aluvión incesante de noticias oficiales, informaciones oficiosas, valoraciones incompletas, juicios de valor, rumores y datos inconexos que bombardean a la población desde todos los frentes.

"Subir de fase siempre es positivo pero ya hubo una semana en la que la gente se confió y me da miedo que no se respeten a rajatabla las normas y corramos el riesgo de llevemos un susto después", reconoce José Luis Uña, alcalde de Camarzana de Tera, municipio localizado 53 kilómetros al noroeste de la capital zamorana. "Tenemos farmacia, supermercados, gasolinera, taller, centro médico, la Guardia Civil€ es una zona con muchos servicios y acude mucha gente. Espero que todo el mundo sea consciente de lo que nos jugamos y sea muy prudente", insiste.

La ZBS de Tera cuenta con algo más de 3.000 tarjetas pero los negocios hosteleros de la zona no las tienen todas consigo y no se sabrá hasta el último momento si alguno de ellos se anima a afrontar una reapertura con tantas cortapisas. "Tenemos dos restaurantes y cuatro bares y ninguno me ha dicho que vaya a abrir aunque un par de ellos tiene abundante espacio y quizá se animen", indica Uña del Amo. "Desde el Ayuntamiento, vamos a dar todas las facilidades que podamos, por si los establecimientos hosteleros necesitan más espacio para terrazas", apuntó.

En cualquier caso, el regidor aseguró que el municipio mantendrá su despliegue a la hora de realizar trabajos de desinfección, "como hemos hecho desde que el inicio de la pandemia" y expresa su anhelo de "seguir adelante, poco a poco, sin hacer más de lo que permite la Ley, para evitar tener que retroceder".

"Pido a todo el mundo mucha precaución para no volver atrás. Es importante dar los pasos hacia delante, aunque sea despacio. Hay que seguir manteniendo la distancia de seguridad, aunque los grupos puedan ser mayores. Si estamos juntos, hay que guardar las distancias, ir provistos de mascarillas, que se han entregado a todos los vecinos del pueblo", rubrica.

En el corazón de Tierra de Campos, 33 kilómetros al norte de Zamora, Villarrín, inserto en Campos-Lampreana, con cerca de 3.000 tarjetas en total en la Zona Básica de Salud, ya acumulaba muchas papeletas para haber pasado en la primera tanda a la fase 1 pero el tránsito se retrasó por la detección de algún caso positivo por coronavirus. "Afrontamos con muchas ganas esta etapa. Hemos estado bastante bien desde el principio y tuvimos un posible caso que no ha mostrado síntomas y que ha dado negativo, aunque estamos a la espera de la confirmación", explica la regidora del municipio, Ainoa Aranguren.

"Estamos contentos. Nuestra zona ha ido siempre bastante bien y podríamos haber pasado antes pero se complicó en las últimas semanas con algún positivo en la Zona Básica de Salud. Lo tenemos todo preparado pero creo que nuestra vida va a cambiar poquito", comenta.

Abren dos bares

Dos de los cuatro establecimientos hosteleros de Villarrín de Campos no se plantean la posibilidad de abrir todavía, con las restricciones de aforo y las nuevas medidas de seguridad, pero los otros dos intentarán aprovechar para reactivar sus negocios gracias a una terraza interior y al espacio que podrá ocupar en la vía pública, con la pertinente autorización municipal.

"Les hemos ofrecido a todos poder poner mesas en la calle pero el resto de la medidas de seguridad conlleva también un esfuerzo. Uno es una terraza interior y el otro no la tiene pero el Ayuntamiento le ha permitido poner mesas en la calle. La gente tiene que sacar adelante sus negocios para poder seguir comiendo. No nos queda otra", sentencia.

Además de dos supermercados, una panadería, farmacia, gasolinera y fábrica de pienso, que ya funcionaban, el Campo de Golf que hizo célebre a la localidad se suma a la reactivación, con las modificaciones obligadas por las circunstancias de la pandemia de Covid-19.

"En vez de cobrar en ventanilla, lo vamos a hacer por Internet; hemos colocado dispositivos para que la bola salga sola del hoyo y no la toquen y el resto de las medidas indicadas por la Federación", enumera, en alusión a la imposibilidad de rastrillar ni tocar la bandera y a la obligación de que los golfistas se hagan cargo de sus propios palos, en vez de guardarlos en las habituales jaulas, hasta nueva orden.

A 90 kilómetros al noroeste de la capital zamorana, el alcalde de Mombuey, Francisco Antón, se muestra esperanzado ante los efectos de pasar a la fase 1 en una ZBS con más de 2.000 tarjetas porque "hay que empezar a trabajar si queremos tener alguna oportunidad de que esto vaya adelante" y apostilla: "Lo veo muy mal y cada vez lo veo peor pero tenemos que hacer algo y ánimo no nos falta. De momento, no parece que vaya a abrir ningún otro establecimiento".

Y es que, a menos que se produzca una sorpresa de última hora, ninguno de los cinco bares de Mombuey parece tener claro que sea rentable abrir a estas alturas del proceso de desconfinamiento. "Es que no es solo abrir. Hay que hacer reformas e inversiones en elementos de seguridad y no le interesa a la gente. El que tiene alquiler, tiene que pagarlo y los gastos son los gastos", explica Antón Rapino.

Las panaderías, carnicerías, peluquerías y comercios permanecen abiertos, a la espera de que todos los servicios puedan alcanzar la velocidad de crucero, no solo por la retirada paulatina de las restricciones, sino también por la llegada del verano, cuando se intensifica el movimiento en la zona. "Estamos en un punto que coge la carretera N-525 y la autovía y esperamos que, cuando empiece a venir gente de verdad y pare en Mombuey a comprar a los establecimientos y a entrar en los bares, de camino a Sanabria, haya prudencia", advierte.

"En los meses de verano hay mucho follón aquí y se forman colas en algunos establecimientos y es el miedo que tenemos en el pueblo: que vengan los de fuera y nos traigan lo que no nos hace falta. Que la gente venga con su mascarilla, guardando las distancias y con toda la prudencia", recalca.