Ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Los vecinos de Corrales del Vino no quieren saber nada del cambio de fase. No se fían. Si el miércoles era que no y el jueves era que tampoco, ¿cómo es posible que el viernes el ministro Illa diga que adelante? El razonamiento es contundente. El miedo al virus, más. Por eso, hay quien no se atreve a descartar que exista una marcha atrás en la declaración de fase uno para esta zona básica de salud que aglutina trece ayuntamientos y casi tres mil vecinos. Entre ellos, el propio alcalde. Aún no ha recibido comunicación de ningún tipo, más allá de la rueda de prensa del titular de Sanidad. Por eso, mantiene la cautela y se la pide a sus vecinos.

Corrales, como tantos otros, ha sido un pueblo fantasma durante la crisis del coronavirus. Lo sigue siendo, en realidad. Resulta complicado encontrar a alguien por la calle. Y lo dice una persona que tiene control absoluto sobre lo que acontece de puertas para afuera. "Por aquí no pasa nadie", zanja José Feliciano desde su mostrador en la gasolinera situada a los pies de la N-630. Reconoce este profesional que solo existe una razón por la que él esté allí mientras sus vecinos aguardan en casa. "A mí, porque me obligan a abrir; si no, aquí iba a estar yo", se le escucha pronunciar tras la mascarilla, esa que lleva puesta aunque no hable con nadie en todo el día.

El cambio de fase de Corrales del Vino no ha estado exento de polémica. Inicialmente, la Junta de Castilla y León había incluido esta zona básica de salud entre las elegidas para aumentar el ritmo de la desescalada y así se lo comunicó al Gobierno. Después, una serie de positivos hicieron dar marcha atrás a la Consejería de Sanidad, pero ya era tarde. El Ministerio de Sanidad dio el visto bueno a la primera propuesta y Corrales entró, "por error", en la fase uno. "Mi pregunta es, ¿dónde están esos positivos que dicen?".

La cuestión la lanza al aire Mario Castaño desde la puerta del corral de su casa. No entiende que su municipio y otros doce ayuntamientos puedan cambiar de criterios de desescalada, en una situación tan delicada, por un fallo administrativo. Por eso, no tiene claro que finalmente este cambio se produzca aunque, oficialmente, a partir de hoy ya se encuentren en fase uno. "Yo creo que van a dar marcha atrás. Y si no lo hacen ellos, tomaremos nosotros las medidas desde el Ayuntamiento", comenta.

San Isidro está a la vuelta de la esquina y en Corrales tienen por tradición ir a comer a un prado situado a pie y medio del núcleo urbano. Pero, este año, no están por la labor de las fiestas. "Yo voy a hacer lo mismo que he hecho desde el principio: un paseo de una hora por la mañana y a casa", reconoce Vicenta. Esta vecina saluda de lejos a Cili, que comparte opinión con el alcalde. "Tengo un primo médico que trabaja en Zamora y ya me ha llamado para decirme que no hagamos nada, porque esto del cambio de fase ha sido un error", describe.

Desde el Ayuntamiento van a recomendar a los vecinos que no acudan al campo a celebrar al patrón. De hecho, se debatirá en la próxima reunión la conveniencia de precintar el bosque para evitar que la gente vaya allí a comer. Eso sí, puede que alguien se monte la fiesta por su cuenta, como así explican dos vecinas que, por razones más que evidentes, prefieren no decir sus nombres. "Aquí, desde el principio, ha habido reuniones en las casas de amigos y familiares", desvela la primera. "Al final, ni cambio de fase ni nada, cada cual hace lo que le da la gana", sentencia la segunda.