Alejandra Araujo es la librera de Fuentesaúco. Alma máter, junto al Instituto, de la Feria del Libro que cada mes de abril inunda de literatura la Plaza Mayor del pueblo. Como tantas cosas, la pandemia del COVID 19 se llevó por delante este notable y distinguido acontecimiento cultural, sin parangón en la Zamora rural.

"Me ha dado mucha pena no poder celebrarla; este año iba a venir a firmar Luis Jambrina, pensábamos preparar un estand con sus libros" lamenta Alejandra. En su afán por promocionar las publicaciones de escritores de la zona, también estaba prevista la presencia de Juan Carlos Santos con su libro "San Miguel de la Ribera: vocablos, expresiones y costumbre" y Antonio Tejedor, de Fuentespreadas, con su "Zamora, un viaje sentimental".

Todo se fue al traste y la librería de Fuentesaúco perdió su mejor oportunidad de promoción y venta de libros, que ese día de abril salen con descuento en consonancia con la gran fiesta de la literatura y para promocionar un hábito tan saludable como la lectura.

Pero Alejandra no desiste. En los 22 años que lleva al frente de la librería -también papelería y tienda de complementos- se ha encontrado con una situación inédita. Y aunque ella no ha cerrado por la venta de prensa y papelería, sí que ha sufrido el descalabro de un parón económico que se acerca ya a los dos meses. "He abierto solo por la mañana y es complicado, pocos periódicos, algo de papelería y he ayudado mucho a las madres que venían con los trabajos de los niños para imprimir; no mucho más, más bien he prestado un servicio más" cuenta la librera tras la pantalla de cristal instalada en el mostrador para evitar el contacto con los clientes.

En medio del túnel resalta un haz de luz maravilloso como es la sorprendente venta de libros y cuentos en este tiempo de confinamiento. "La verdad es que ha funcionado, se ve que la gente al final se ha refugiado en algo a lo que no damos valor cuando tenemos de todo, y al final es lo mejor". Cuenta Alejandra que en este tiempo no ha faltado quien se ha acercado a por un libro, cuentos con pegatinas y sin pegatinas o para pintar o cuadernos de ejercicios. "En ese sentido estoy contenta". Puede que tanto por lo que ha vendido como por ser portadora un hábito tan maravilloso para una gran lectora como lo es esta librera rural.

Más complicada es la venta de complementos, como bolsos o textil; "la campaña se ha ido al garete" lamenta Alejandra.

Tras el encierro llegará la progresiva vuelta a la normalidad, no a partir de mañana como inicialmente estaba previsto porque Fuentesaúco no entra en la Fase 1, pero algún día llegará. Y para eso se prepara este comercio rural. Además de la pantalla en el mostrador, se van a señalizar las rayas de separación y colocarán los hidrogeles a la puerta. "Toda prevención es poca" argumenta Araujo a la vez que destaca el "privilegio" de pasar la pandemia y el Estado de Alarma en el pueblo. "Aquí tenemos el banco, Correos, Notaría, el centro de salud, frutería, supermercado, la librería? Los comerciosno han fallado, han estado ahí, abasteciendo a los vecinos, y eso no se debería olvidar".