La campaña del espárrago se encuentra a pleno rendimiento en Fuentesaúco. Como en todo el sector primario, la actividad agrícola no para durante el Estado de Alarma y es el momento de uno de los productos emblemáticos de la tierra saucana: el espárrago blanco y verde, apreciado por los mejores paladares y, en condiciones normales, alimento de referencia en la restauración.

Pero no estamos ante un año normal. La COVID-19 ha dado cerrojazo a bares y restaurantes, comprometiendo la salida de muchos productos de la tierra, especialmente los perecederos y algunos tan característicos de la buena mesa con el espárrago. Por eso Ángel Corrales, el mayor cultivador de Fuentesaúco con una producción de 22 hectáreas, no duda en hablar de "una campaña con mucha incertidumbre".

Sin embargo, la actividad en esta explotación es frenética, en el campo y en el almacén; unos trabajadores recolectando y otros seleccionando, limpiando, empaquetando y etiquetando los espárragos para su salida al mercado. "El 90% del producto va a Mercamadrid y de allí sale para toda España y fuera" explica el joven empresario saucano. Este año el cierre de la hostelería se solventa con las exportaciones a Francia, Holanda y Alemania. "A pesar de la crisis sanitaria la venta va bien y el precio se mantiene" precisa Corrales. "El bache fuerte lo hemos tenido en abril, cuando ha habido más colapso, pero confiamos en que todo se vaya normalizando".

Además de Mercamadrid, esta industria ha contratado una agencia para el reparto del producto a domicilio, fundamentalmente en Zamora y Salamanca.

Por fortuna la producción agraria funciona al margen de la crisis sanitaria y este año el campo avanza al ritmo de alta velocidad. En el espárrago también se puede hablar de una producción "extraordinaria y de muy buena calidad" certifica Corrales, desde cuya explotación salen a diario entre 1.500 y 2.000 kilos de espárrago blanco y verde, que se traducirán en unos 130.000 kilos al cierre de la campaña. En Fuentesaúco la recogida del espárrago este año "ha empezado un poco antes dado que febrero fue caluroso". Al margen de la de Corrales sobreviven pequeñas producciones, muy lejos de los años esplendoroso de lo que se llegó a llamar el "oro blanco" en Fuentesaúco.

Diez temporeros llegados de Jódar (Jaén) recogen el espárrago en la tierra en jornadas de noche y mañana. En la explotación de Corrales se aprovecha la noche para evitar la exposición de la planta blanca al sol y que no pierda calidad, mientras que la mañana es para el verde. La llegada de la cuadrilla en vísperas del Estado de Alarma ha salvado una campaña que desde hace años cuenta con los jornaleros andaluces para la recolección. "Vinieron antes a poner el plástico y decidimos que se quedaran ya aquí" explica Ángel Corrales.

"Llegamos tres o cuatro días antes del confinamiento y aquí nos quedamos ya hasta finales de junio" explica Roque Ruiz. Fue él quien hace cuatro años, buscando trabajo por Internet, dio con la oferta del empresario saucano y ya no han fallado temporada tras temporada. Los temporeros, un grupo de hombres y mujeres, se quedan en casas alquiladas en Fuentesaúco, aunque este año el cierre de bares y el confinamiento ha hecho más dura la estancia. "No tienes la misma libertad pero, dentro de lo malo, no ha faltado el trabajo". Tras la campaña del espárrago, los trabajadores vuelven a Jaén hasta septiembre, cuando recalan en Castilla-La Mancha para la vendimia.