Este jueves, 9de abril de 2020, pasará a ser una fecha gris en el calendario de los folcloristas y amantes del folclore en la provincia de Zamora. En el día de hoy, a la edad de 93 años, ha fallecido María Méndez Román. Abandona esta tierra una de las figuras más importantes y apreciadas del folclore, siendo la más fiel seguidora y transmisora de la tradición alistana. Permitiendo con su labor que muchas de nuestras tonadas puedan permanecer en el cancionero popular y no caigan en el olvido.

Hija y nieta de alistanos, madre y abuela de alistanos. Consiguió inculcar su pasión a varios miembros de su descendencia que, como ella, han continuado con la preciada labor de la transmisión, haciéndose un hueco en el panorama musical de la provincia. Éstas son su hija Ludivina Domínguez Méndez, creadora de la Agrupación Folclórica "Manteos y Monteras" y actual directora de la Escuela Alistana de Folclore del mismo nombre. Y a sus nietas, Marisol y Diana Pérez Domínguez.

Nacida y criada en Nuez de Aliste, permaneció en dicha localidad, donde crecieron sus hijos. Arraigada a su tierra y tradiciones, asidua de los bailes y verbenas, siempre estuvo dispuesta a cantar una canción a todo aquel que se acercara al cálido tono de su voz. Desde su más tierna infancia la caracterizó una personalidad fuerte y arrolladora que la acompañó durante toda su vida, dejando un vestigio de ella en todo aquel que se deleitase en su presencia. Humilde y trabajadora, siempre hizo de la música un modo de vida que la acompañaba en su cotidianidad.

Consciente de la importancia de la música en su vida, trabajó para encargarse de que ese legado cultural no quedase relegado al olvido, a la vez que darlo a conocer más allá de los límites de su tierra predilecta.

María Méndez Román, nació en Nuez de Aliste el quince de diciembre de 1926. Viuda desde hace más de cincuenta años, ella sola sacó adelante a sus cuatro hijos: Manolo, Candy, Miguel y Ludy Domínguez Méndez. Contaba entonces con 47 años, pero ya su marido Cándido Domínguez, llevaba enfermo varios años, por lo que la pobre María siempre tuvo que encargarse de todo: faenas del campo, del hogar y del cuidado de los hijos, de ahí que María siempre haya sido una mujer de fuerte carácter y curtida a través de los años, ya que su vida no fue nada fácil. Hoy y a sus 93 años, tuvo que ser el maldito virus COVID-19 el que se la llevara por delante.

María Méndez siempre ha sido un referente para todos los grupos de folklore, no sólo de Zamora, si no de Castilla y León y muchos puntos de la Geografía Española. La casa de María siempre estuvo abierta a todo el mundo, en la que sus deliciosas pastas caseras, de variopintas formas, hechas con amor nunca podían faltar, acompañando al rico café palmeira portugués. De valerosa memoria, lo mismo cantaba un largo romance que relataba una poesía. Destacaba de ella también la gran agilidad de su muñeca derecha para tocar la pandereta. Incluso hasta hace pocos días la podíamos ver tocar a una velocidad inimaginable para su edad. El baile tradicional siempre fue lo suyo y siempre reconoció que aprendió a bailar llevando como compañero la sombra de una escoba. La percusión era otro de sus fuertes, pues ya de moza, cuando los domingos hacían el baile en la plaza o en las hilanderas por las calles, con dos palos de jara y golpeando un lato metálico, te hacía todos los ritmos posibles del baile.

Tras su muerte su legado está a buen recaudo, pues tanto su hija Ludy, como sus dos nietas Marisol y Diana Pérez Domínguez, lo llevan en lo más profundo de sus corazones. Lo mismo ocurre con los grupos de música tradicional, pues en sus repertorios siempre sonarán los charros de María o los corridos de Prudencio “el Grillo” y de tantos y tantos personajes de Nuez de Aliste, localidad de Castilla y León donde más folklore se ha recogido. Manteos y Monteras, donde estuvo en sus últimos años, Don Sancho, con quien actuó por media España o en Aulas de Música donde enseñó a tocar la pandereta y a bailar jotas y charros, así como todos los amantes del folklore llevarán en sus memoria a María Méndez Román.